EL MUNDO
› SE DESINTEGRO EL TRANSBORDADOR COLUMBIA AL REINGRESAR A LA ATMOSFERA
2003, una tragedia en el espacio
La nave retornaba de una misión de 17 días en órbita. Los siete tripulantes murieron. Entre ellos estaba un piloto israelí. La Casa Blanca negó que haya habido sabotaje o un atentado terrorista. Se investiga una falla técnica detectada en el despegue del Columbia.
@El transbordador espacial estadounidense Columbia estalló en llamas ayer, partiéndose en pleno vuelo, cuando se preparaba para aterrizar en el centro espacial Kennedy, en Florida, con siete astronautas a bordo, entre ellos dos mujeres. Las comunicaciones con la nave se interrumpieron cuando el Columbia se hallaba a 200 kilómetros al sur de Dallas y volaba a 60.000 metros de altura, a una velocidad de 20.000 kilómetros por hora, tras una misión espacial de 16 días. Pocos minutos antes del aterrizaje, previsto para las 9.16 hora de Florida, las tomas de video mostraban un fluido de vapor sobre el cielo de Texas, indicando que la nave se había fragmentado. Enseguida se desestimó la primera alarma: que se tratara de una maniobra terrorista. Un funcionario del gobierno en Washington citado por la cadena norteamericana CNN descartó como “muy improbable” que el transbordador, entre cuyos siete tripulantes se hallaba el primer astronauta israelí, Ilan Ramon, pudiera haber sido objeto de un ataque. La NASA ya comenzó las investigaciones para determinar la causa de la tragedia. En principio informó que a la velocidad que iba, no hubiera podido evitar ese desenlace. También descartó problemas en Tierra.
La nave estaba en plena maniobra de viraje segundos antes de su desintegración en el cielo cuando sobrevolaba el estado de Texas, informó la agencia espacial estadounidense, NASA. El Columbia se trasladaba a una velocidad exacta de 21.252 kilómetros por hora, cuando el “capcom”, el instrumento que permite la comunicación entre Houston y la tripulación, llamó al comandante de a bordo Rick Husband. “Ustedes Columbia, aquí Houston. Recibimos sus últimos mensajes sobre la presión de los neumáticos. No captamos el último mensaje.” Del otro lado, el comandante de a bordo respondía: “Recibido bien...”, pero la comunicación se interrumpió. La NASA admitió posteriormente que poco antes se habían reportado anomalías técnicas en las mediciones de la nave. Poco después de las 9 hora local sobrevino el silencio. Al mismo tiempo, las cadenas de televisión retransmitían el recorrido de la nave y la larga estela blanca que dejaba a su paso en el cielo de Texas. De pronto una luz anaranjada se disparó del Columbia y restos incandescentes se desprendieron.
El Columbia “se ha perdido”, confirmó un portavoz de la agencia espacial estadounidense NASA en Houston (Texas). Los oficiales en la Misión de Control miraban fijamente sus computadoras, en silencio, las imágenes de la nave que se desintegraba. La misión número 28 del Columbia estaba comandada por el norteamericano Rick Husband, y la integraban Willie McCool, Dave Brown, Laurel Clark, Kalpana Chawla, Mike Anderson y el israelí Ilan Ramon. La NASA declaró la nave en estado de emergencia 15 minutos después de vencido el plazo de aterrizaje y ordenó el despegue de equipos de rescate en la zona de Dallas y Fort Worth. Advirtió al mismo tiempo a la población en Texas no tocar fragmento alguno que pudiera proceder del espacio, debido a la toxicidad de los combustibles de la nave. “Todo hallazgo de fragmentos debe ser comunicado a las autoridades”, dijo el portavoz de la NASA, James Hartsfield, aunque sin precisar mayores detalles sobre lo ocurrido con el Columbia.
La NASA afirmó que no había ninguna posibilidad de que la nave Columbia hubiera podido lograr un aterrizaje de emergencia a la altitud en la que se encontraba cuando perdió contacto con las autoridades espaciales: a 60 kilómetros de altitud –y a una velocidad seis veces mayor a la del sonido–. Además, no había evidencia de que el accidente se hubiera debido a un problema en Tierra, según dijo el jefe del organismo, Sean O’Keefe, en una conferencia de prensa en Cabo Cañaveral. “Es un día trágico para la familia de la NASA”, señaló. Agregó que la agencia aeroespacial hará todo lo posible para ayudar a los familiares a superar la “terrible pérdida” en una jornada “que comenzó como un día feliz”. De hecho, ya iniciaron investigaciones para determinar las causas del accidente. Por su parte, el vicedirector del programa espacial tripulado de la NASA, Bill Readdy, dijo que aún es pronto para especular sobre las causas exactas de la catástrofe del Columbia. Los habitantes de la región relataron que escucharon un ruido ensordecedor, presumiblemente cuando la nave atravesaba la barrera del sonido, a una velocidad cercana a los 1100 kilómetros por hora. Los testigos presenciales afirmaban haber visto y oído una explosión a bordo de la nave, que se hallaba en servicio desde 1981 y cuya tripulación había hecho 80 experimentos exitosos. “Parecía que iba a ser un aterrizaje de libro”, relató un testigo en Texas. El cielo era azul brillante, el transbordador se veía desde Tierra como un pequeño punto. De pronto hubo una explosión, un “big bang”, según lo describieron numerosos texanos en los alrededores de St. Augustine. Los familiares de los siete astronautas a bordo del Columbia ya se habían reunido anticipadamente en el exterior del lugar donde iba a aterrizar la nave en Cabo Cañaveral, estado de Florida. Las esposas en estado de shock, maridos, hijos fueron llevados a un edificio cercado en el predio de la NASA. O’Keefe se hizo presente personalmente, también muy golpeado, y trató de consolarlos.
George W. Bush fue informado de lo ocurrido en momentos en que se encontraba rumbo a Camp David, su retiro fuera de Washington. “Este día trajo terribles noticias y una gran tristeza a nuestro país. El Columbia se perdió. No hay sobrevivientes”, dijo Bush antes de leer los nombres de los siete tripulantes –seis estadounidenses, entre ellos una astronauta nacida en India y un israelí– que viajaban en la nave. “Estos astronautas conocían los peligros y los enfrentaron con buena voluntad, sabiendo que tenían un alto y noble propósito en la vida”, añadió el mandatario.
La noticia provocó consternación en Israel. “En esta hora difícil, el Estado de Israel y sus ciudadanos están junto a las familias de los astronautas, a la familia de Ilan Ramon y el pueblo de Estados Unidos”, comunicó la oficina del primer ministro Ariel Sharon.
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