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El primer ministro del gobierno de transición de Túnez, Mohamed Ghanuchi, dimitió al cabo de 48 horas de protestas y violencia en la capital tunecina que dejaron al menos cinco muertos. Ghanuchi estaba muy vinculado al depuesto Zine El Abidine Ben Alí, al punto que los tunecinos lo llamaban “Monsieur Oui Oui” por su marcada obsecuencia con el régimen anterior.

La revuelta en Túnez no acepta que la transición la lidere un hombre heredado de la dictadura. Ghanuchi tiró la toalla. “Decidí renunciar a mi cargo de primer ministro. No seré el primer ministro de la represión”, dijo el saliente funcionario a un mes y medio del derrocamiento de Ben Alí. El presidente interino Fued Mebaza nombró en su reemplazo al ex ministro Beji Caid Esensi.

“La dimisión de Ghanuchi es la consecuencia de la incapacidad del gobierno para poner fin a la violencia”, comentó el secretario general adjunto de la Unión General de los Trabajadores tunecinos (UGTT), Alí ben Romdhan.

Desde su nombramiento como primer jefe de gobierno de la era post Ben Alí, Ghanuchi casi no tuvo ni un solo día de respiro desde la caída y huida del ex presidente el 14 de enero. El primer gabinete que formó, con tres pesos pesados del ex régimen, no duró dos semanas. Al cabo de cinco días de manifestaciones debajo de sus ventanas, el que fue el último primer ministro de Ben Alí durante once años formó un nuevo equipo el 27 de enero sin “benalistas” visibles, y salvó su cabeza en el cargo. Un mes después de formar este nuevo gabinete, Ghanuchi decidió partir tras una manifestación multitudinaria así como por la violencia de los enfrentamientos.

El viernes el gobierno de transición esperó calmar las aguas al anunciar elecciones “a más tardar a mediados de julio”, pero no fue suficiente para aplacar a los manifestantes que inundaron el centro de la ciudad masivamente. En su discurso de partida Ghanuchi insistió con ese calendario.