Las elecciones parlamentarias en Polonia confirmaron los guarismos que las consultoras de opinión pública habían difundido en las últimas horas. Según las primeras cifras provisorias dadas a conocer por la emisora estatal TVN 24, los conservadores del partido liberal Plataforma Cívica (PO), encabezados por el actual primer ministro Donald Tusk, emergieron como primera fuerza alcanzando el 39,6 por ciento de los votos, mientras que los opositores de Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw Kaczynski, obtuvieron el 30,1 por ciento de los sufragios.

El presidente polaco, Bronislaw Komorowski, votó en un local abarrotado de un instituto de Varsovia. El primer ministro Tusk sufragó en el mismo lugar una hora más tarde. Un total de 560 escaños está en disputa, 460 en la Cámara baja y 100 en la Cámara alta, tras una campaña que estuvo centrada en la crisis financiera y la reforma del sistema sanitario. El 47,7 por ciento de la participación registrada por el sondeo de la TVP –esto es, seis puntos por debajo de la cifra alcanzada en las últimas elecciones de 2007– confirma asimismo el creciente desinterés en acudir a las urnas. En estos comicios, 30 millones de polacos estaban llamados a sufragar. Si bien los locales electorales cerraron a las 21 hora local (16 de la Argentina), el escrutinio final recién estará disponible hoy. De confirmarse estos resultados, sería la primera vez que un partido mantiene el poder en dos mandatos seguidos desde la caída del comunismo en 1989.

Ante esta victoria, el primer ministro tiene las puertas abiertas para un segundo mandato en el Parlamento.

En la composición actual de la Legislatura, Tusk ya gobernó en coalición con el Partido Campesino (PSL). Los resultados de las elecciones de ayer indican que probablemente el premier se vea obligado a negociar con un tercer socio si pretende consolidar una mayoría absoluta en el armado parlamentario. Según las encuestas difundidas en el boca de urna por la televisión pública polaca, el tercer partido más votado habría sido el conformado por el frente liberal liderado por Janusz Palikot –un multimillonario hombre de negocios de 47 años, definido como el “Silvio Berlusconi polaco” por la prensa alemana–, que se habría alzado con el 10,1 por ciento de los sufragios, seguido por el Partido Campesino (PSL), con un 8,2 por ciento, y la plataforma de izquierdas SLD, con un 7,7 por ciento. “El tercer puesto del Movimiento es el resultado de una gran esperanza, por lo que no podemos dejar de soñar”, señaló Palikot, quien ve cómo su coalición anticlerical y a favor de la legalización de la marihuana pasó de ser una fuerza desconocida para entrar al Parlamento y aspirar a ser un sector decisivo en el apoyo al futuro Ejecutivo. “No vamos a pactar con un partido que pretende legalizar las drogas”, advirtió días atrás Tusk, que cuenta con el apoyo del Partido Campesino si quiere gobernar en minoría simple.

“Gracias a los polacos, por su confianza, lo que confirma que estos cuatro años han tenido un sentido profundo y son un buen comienzo para una Polonia mejor”, dijo ayer el primer ministro, mientras se declaraba vencedor de los comicios, junto a su esposa, entre los aplausos de sus seguidores. “Respetamos el resultado de las elecciones, pero nuestra tarea durante los próximos cuatro años va a ser la de convencer a millones de polacos de que los cambios son necesarios”, dijo Kaczynski, quien reconoció su derrota y asumió que su performance se encontraba por debajo de lo previsto por su partido, aunque en un nivel similar al registrado en los comicios de 2007.

Atento a la crisis financiera que sacude al Viejo Continente –como la acción de los huracanes en el Caribe–, el discurso de campaña de Tusk buscó llevar tranquilidad a la opinión pública polaca y apeló a su confianza centrándose en la garantización de fondos procedentes de la Unión Europea para modernizar la infraestructura del país. Desde la vereda opuesta, y con un tono de corte nacionalista, Kaczynski abogó por una posición más dura en las relaciones con Alemania y Rusia.

La jornada electoral comenzó con algún sacudón cuando se registraron amenazas de bomba en dos centros de votación. Las denuncias, que finalmente fueron confirmadas como falsas alarmas, demoraron el desarrollo de las votaciones. Una mujer de 70 años fue arrestada en Lublin, en el sudeste del país, tras depositar un paquete considerado sospechoso cerca de la entrada de un local electoral. Los comicios se retrasaron dos horas y media en Gorzow Wielkopolski, ciudad ubicada al oeste de Polonia, después de que la policía advirtiera sobre la existencia de un paquete de dudosa procedencia. Más tarde se confirmó que ambos bultos resultaron no ser peligrosos. Las elecciones fueron observadas por delegaciones de Egipto, Túnez y Libia, quienes adelantaron su intención de introducir procedimientos similares en sus países.