Los delegados de la conferencia internacional por la paz, que se dieron cita en San Sebastián, pidieron ayer al grupo separatista vasco ETA que rechazara definitivamente la violencia, al tiempo que llamaron a los gobiernos español y francés a que abrieran las negociaciones con la organización en el caso de que ETA abandonara definitivamente las armas.

ETA declaró un permanente cese de fuego en septiembre de 2010 y se rumorea que está a punto de ponerle fin a su lucha armada de cuatro décadas, que se ha cobrado más de 850 vidas. Hay grandes esperanzas de que la conferencia de paz, que cuenta con figuras destacadas como el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan; Gerry Adams, del Sinn Fein, y Jonathan Powell, ex jefe del estado mayor de Tony Blair, pueda actuar como catalizadora para que el grupo terrorista anuncie su disolución.

“Creemos que es posible terminar hoy con más de 50 años de violencia y alcanzar una paz justa y duradera”, afirmó el ex ministro de la República de Irlanda Berti Ahern, al leer el comunicado final de la reunión internacional.

El encuentro, impulsado por organizaciones de derechos humanos y dedicadas a la resolución de conflictos, no contó con la participación del gobierno español del socialista José Luis Rodríguez Zapatero ni el regional vasco de Patxi López. A pesar de ello, las personalidades internacionales, acompañadas por dirigentes sociales, de algunos partidos, sindicatos y la patronal vasca, se mostraron esperanzadas y subrayaron que “cuando hay una verdadera oportunidad para alcanzar la paz debe ser aprovechada”.

Bajo esa premisa, el comunicado de cinco puntos leído por Ahern llama a ETA a “hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada y solicitar diálogo con los gobiernos español y francés para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto”.

En su segundo punto, insta a los gobiernos de España y Francia a darle la bienvenida al eventual comunicado de ETA y “aceptar iniciar conversaciones”, también sólo sobre las consecuencias del conflicto, lo que podría referirse a la situación de los presos etarras. Asimismo, pide que se adopten “pasos profundos para avanzar en la reconciliación”, y también “reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas”, y “reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales”.

En base a su experiencia en resolución de conflictos, los expertos sugieren que para lograr una paz duradera “los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas así como relacionadas con el respeto”, con “consulta a la ciudadanía”, lo que podría contribuir a una nueva era sin conflicto.

La cita, que se llevó a cabo en la Casa de la Paz de la capital donostarra –palacio de Aiete–, tuvo lugar en un momento en que muchos ven cerca el final de ETA, que lleva más de dos años sin cometer atentados en suelo español. Debilitada por el acoso policial y la pérdida de apoyo social, la organización separatista armada vasca declaró en enero un alto el fuego “general, indefinido y verificable internacionalmente”, pero el gobierno español lo consideró “insuficiente” y se negó a negociar, al tiempo que exigió su rendición.

ETA busca “una cobertura para justificar ante sí misma el abandono de la violencia”, pero “la democracia la ha derrotado”, dijo ayer el ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui, en referencia a la reunión internacional. Por su parte, el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, cuya formación gobernó el País Vasco durante 30 años, aseguró que “ETA ya no tiene excusas” y que es un “momento de esperanza” para gestionar las consecuencias de todo el sufrimiento generado.

Aunque la declaración de la conferencia de paz pide un “rechazo a la violencia” más que el desbande de ETA, hay amplias expectativas de que ETA responda esta semana declarando por lo menos que la violencia terminó para siempre. El optimismo porque los días de ETA están contados se ha difundido más después de que su brazo político, Ekin, se desbandó el 1º de octubre y en julio ETA emitió una declaración diciendo que estaba preparada para “profundizar el camino” hacia la paz.

El gobierno dio algunas cautelosas respuestas, especialmente a principios de este mes, cuando el dirigente socialista gobernador del País Vasco, Patxi López, dijo que los prisioneros etarras deberían estar más cerca de sus hogares.

Sin embargo, hasta ayer a la noche, ETA no había respondido a los últimos pedidos para desarmarse, y en el pasado ha roto previos “permanentes” ceses de fuego, como el de 2006, que terminó con una bomba explotando en el aeropuerto de Madrid.