Tras los ataques y saqueos a las embajadas de Turquía, Qatar, Francia y Arabia Saudita en Siria, el gobierno de Bashir al Assad pidió una cumbre de urgencia a la Liga Arabe luego de haber sido suspendido del organismo. El régimen de Damasco consideró que fue una decisión sometida a los intereses estadounidenses y que es contraria al tratado firmado por Damasco y el organismo. La organización panárabe adoptó la resolución, que era la principal demanda de la oposición al régimen de Al Assad, en una reunión extraordinaria de los ministros de Exteriores árabes celebrada en su sede de El Cairo. Ayer, decenas de miles de personas que apoyan a Al Assad se manifestaron en contra de la medida.

Por su parte el gobierno de Turquía retiró al personal de la embajada, al tiempo que la ONU aplaudió la decisión de la Liga Arabe. Dieciocho de los 22 miembros se opusieron a los representantes de Siria, Líbano y Yemen, y votaron a favor de la suspensión de la adhesión de Damasco a todas las reuniones de la Liga Arabe a partir del 16 de noviembre. Irak emitió la única abstención. También advirtieron que adoptarán sanciones políticas y económicas si no se aplica el plan árabe de paz. Esta propuesta incluye el fin de la represión gubernamental a las manifestaciones opositoras, la retirada del ejército de las ciudades y la libre circulación de medios de comunicación. Las iniciativas deberían ser seguidas por la apertura del diálogo nacional. La misma medida había adoptado la Liga Arabe contra el régimen libio de Khadafi en febrero pasado.

El ministro de exteriores de Qatar, Hamad bin Yasim, dijo que la cúpula siria no será bienvenida mientras no ponga fin a la sangrienta represión. “Nos vimos obligados a tomar esa determinación”, dijo. Beirut teme una posible represalia de Siria que desate un conflicto interno y el presidente yemení, Alí Abdullah Saleh, podría ser blanco de una decisión de la Liga Arabe similar. Los estados del golfo toman el caso sirio como posibilidad para obtener mayor participación en la búsqueda de soluciones en la región. La mayoría de estos países, conservadores y religiosos, miran con recelo los movimientos pro democráticos.

El sábado por la noche grupos de manifestantes oficialistas armados con palos y cuchillos lanzaron piedras contra la embajada de Arabia Saudita. También en la capital siria se produjeron protestas de partidarios del régimen sirio ante la embajada de Qatar. Los activistas retiraron una bandera del Emirato árabe y la sustituyeron por una siria. Qatar y Arabia Saudita formaron parte de los 18 estados que votaron a favor de sancionar a Siria en la reunión de la Liga Arabe celebrada en El Cairo. También ocurrieron saqueos en los consulados de Francia y Turquía en Latakia.

“Al anochecer, varios manifestantes entraron en la embajada, destruyendo sus ventanas y saqueando lo que había en el interior”, informó la agencia saudita. El gobierno del reino acusó directamente a las fuerzas de seguridad sirias de no impedir la irrupción de manifestantes partidarios en el edificio. Arabia Saudita había retirado a su embajador de Damasco el pasado 7 de agosto en protesta por la represión contra los manifestantes. Ayer, decenas de miles de personas se manifestaron en rechazo a la Liga Arabe en las principales plazas de las ciudades de Aleppo, Latakia, Homs, Hama e Idleb. La agencia estatal Sana dijo que la medida levantó una ola de indignación y rechazo en las calles sirias a lo largo y ancho del país. En un comunicado, el ministro de Exterior de Egipto señaló que la unidad siria es la prioridad de la política de su país.

El gobierno sirio invitó en un comunicado oficial a los países árabes a enviar ministros para observar personalmente la situación y supervisar la aplicación del plan de salida de la crisis propuesta por la Liga Arabe.