Con más del 50 por ciento de los votos, el partido gobernante Rusia Unida (RU) se proclamó vencedor de los comicios de ayer en los que se renovaba la Cámara baja del Parlamento Federal. Con estos resultados difundidos por el Comité Central Electoral de Rusia, el presidente Dimitri Medvedev controlaba dos tercios del Congreso, aunque al cierre de esta edición se desconocía si el oficialismo había conseguido la mayoría absoluta. Mientras tanto, en Moscú y San Petesburgo se produjeron más de cien arrestos a manifestantes opositores.

A pesar de las múltiples acusaciones de fraude electoral, el partido liderado por el premier ruso Vladimir Putin fundado en 2001 vio una merma significativa de apoyo desde su fundación. El premier había llamado a lograr una mayoría absoluta para que la maquinaria política funcione de manera aceitada. Sin embargo, apenas conocidos los primeros resultados de boca de urna, Putin dijo que los votos obtenidos permiten el desarrollo estable de Rusia.

Estas elecciones son consideradas como un test de popularidad de cara a las presidenciales de marzo, momento en que Putin intentará volver al Kremlin tras cuatro años como primer ministro. Con el 61 por ciento del conteo de votos publicados, el opositor Partido Comunista de la Federación Rusa registraba 20,74 puntos, manteniéndose como segunda formación. El nacionalista Liberal Demócrata rondaba los 14 puntos, y Rusia Justa (centroizquierda) obtenía más de 13 puntos. El partido liberal Iabloko no llegaba al cierre de la edición al 7 por ciento necesario para tener representación en la Duma y anunció que impugnará las elecciones.

En el país más grande del mundo en superficie, con nueve husos horarios, 110 millones de personas fueron llamadas a las urnas para elegir los diputados que ocuparán los 450 escaños de la nueva Duma por primera vez para un mandato de cinco años, tras una reforma constitucional.

Todos los boca de urna indicaban que si bien se trató de una clara victoria, el apoyo al partido decayó significativamente. Esto si se toma en cuenta el 64 por ciento que obtuvo en 2007. “Es un desastre para el poder del partido”, se lamentó el analista Stanislav Belkovsky luego de que se anunciara el primer boca de urna. Las acusaciones de juego sucio por parte del partido de Putin fueron moneda corriente durante los últimos días. La única organización independiente de monitoreo de elecciones, Golo, presentó un informe con múltiples denuncias de irregularidad alrededor del país.

Para Tatyana Misharina, de 69 años, su voto fue una manera de agradecer a Putin por hacer las cosas mejor. “Es un hombre honesto que trabaja duro para que Rusia vuelva a ser lo grande que alguna vez fue”, dijo con añoranza. El Partido Comunista denunció fraudes masivos, uniéndose a las acusaciones proferidas por la oposición liberal, defensores de los derechos humanos y medios de comunicación independientes que condenaron una campaña de presiones iniciada mucho antes de los comicios.

Hasta ayer no se podía acceder a varias páginas web de medios de comunicación independientes ni a la de Golos. Según ellos, fueron víctimas de ciberataques. De acuerdo con la televisión pública Rossia, la comisión electoral recibió 68 quejas, pero muchas de ellas tenían carácter anecdótico. En tanto, más de 170 opositores rusos fueron detenidos cuando intentaban participar en manifestaciones no autorizadas en Moscú y en San Petersburgo. Los opositores querían protestar contra la forma en la que transcurrieron las legislativas rusas. “Más de 100 personas fueron detenidas en la plaza Triumfalnaya tras múltiples advertencias sobre el carácter ilegal de la manifestación”, informó la policía moscovita.

Entre ellos figuraba el escritor y opositor Eduard Limonov, que anunció su intención de ser candidato a las presidenciales de 2012. Los manifestantes de Moscú protestaban por el desarrollo de las legislativas celebradas ayer. En San Petersburgo, 70 opositores intentaban organizar una manifestación no autorizada en Gostiny Dvor cuando fueron detenidos, declaró la portavoz oficial, Viatcheslav Stepchenko. “Estas elecciones son una farsa”, gritaban unos 400 manifestantes en la segunda ciudad rusa. “Impugnaremos los resultados de las elecciones”, afirmó Grigori Yavlinski, cabeza de lista de Iabloko en los comicios. Yavlinski aseguró que su partido no está de acuerdo con los resultados que la Comisión Electoral Central (CEC) le concede el escrutinio de un 61,8 por ciento de los votos. El presidente de la formación, Serguei Mitrojin, denunció irregularidades con el depósito masivo de papeletas.