EL MUNDO › 15 MUERTOS EN UN ATENTADO EN EL SUR DE FILIPINAS

El largo brazo de Bin Laden

Una bomba mató ayer a 15 personas y otras 40 resultaron heridas en un muelle de la ciudad de Davao, al sudeste de Filipinas. Es la segunda explosión en un mes allí. El 4 de marzo, 23 personas murieron y más de 100 resultaron heridas cuando estalló una bomba en el aeropuerto de esta ciudad, a 990 kilómetros de Manila. La bomba detonó en la entrada de la terminal de pasajeros del muelle, que en ese momento estaba lleno de gente. El grupo terrorista Abú Sayyaf, vinculado a la red Al Qaida de Osama bin Laden, reivindicó el atentado.
Al momento de la explosión, unas 100 personas estaban en la entrada del muelle de Sasa, cerca de Davao, en la isla filipina de Mindanao. La mayoría había ido a despedir a familiares y amigos que viajaban en ferry a Manila. “Un testigo contó que antes de la explosión vio que un hombre dejó un paquete al lado de un puesto de comidas cerca de la entrada de la terminal de pasajeros y luego se fue rápidamente en un taxi”, explicó el superintendente de la policía filipina, Huberdo Abadia. “Todavía no sabemos qué tipo de explosivos usó”, agregó. Fuentes hospitalarias de Davao señalaron que cinco personas murieron en el acto y que otras fallecieron en el hospital. Según la policía, entre las víctimas mortales hay tres niños. “Tememos que la cifra de muertos siga subiendo porque muchos de los internados en los hospitales están graves”, dijo Abadia.
Abú Sayyaf, uno de los grupos islámicos más radicalizados, reivindicó la autoría del ataque. Sus integrantes, que buscan establecer un Estado islámico, operan en la isla de Jolo, a 930 kilómetros del sur de Manila. Son 1200 hombres armados que se hicieron conocidos cuando en abril de 2000 secuestraron a 21 personas en un centro turístico malayo. Pero las fuerzas filipinas también sospechan del Frente de Liberación Moro Islámico (MILF), el grupo separatista más grande de Filipinas. Hace poco, el gobierno filipino había reiniciado el contacto con el MILF para retomar las conversaciones de paz.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, condenó el atentado y ordenó una investigación policial. “Esto es un siniestro recordatorio de que siempre debemos estar alertas y vigilar a aquellos que quieren hacernos daño”, dijo. También prometió que “los terroristas serán cazados y tendrán que afrontar la fuerza de la ley”. En los últimos dos años, Abú Sayyaf atacó varias veces en zonas civiles y turísticas del sur filipino.

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