ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL AUTOR TEATRAL ALBERTO BORLA

“Me atraen los excluidos”

El dramaturgo reestrena hoy “Confidencial”, un monólogo que escribió durante la dictadura “para no permanecer prisionero del miedo”.

 Por Hilda Cabrera

Los aspectos más recónditos de la personalidad de los seres comunes se constituyen en materia básica para Alberto Borla, uno de los primeros autores teatrales que reflejó en sus obras cuestiones referidas a los desaparecidos por la dictadura militar. Fue en 1979, cuando escribió La casa junto al arroyo, pieza que recién pudo estrenar en 1984. Apenas finalizado el ‘79, supo que algo más faltaba para terminar de expresar a través del arte el terror que lo embargaba: “Me faltaba hablar sobre la gente que en aquella época se identificaba con el discurso fascista”, dice ahora este dramaturgo nacido en Rosario que, aun sabiendo qué ocurría, no abandonó la Argentina. Fue entonces cuando nació Confidencial, el monólogo que sube nuevamente a escena hoy en Liberarte (Av. Corrientes 1551), interpretado por Ricardo Miguélez, dirigido por Silvia Kaureder.
También este trabajo llegó al escenario mucho después de escrito: recién en 1985. Su autor estuvo entre quienes organizaron el ciclo Teatro Abierto 1982. Allí presentó Paredes altas, paredes grises, frase que recita un personaje, Poroto, el que sabe demasiado. El director y maestro de actores Agustín Alezzo y las actrices Alejandra Boero e Inda Ledesma prologaron la edición de sus textos (el compilado que incluye a Confidencial se presentará en Liberarte el día del reestreno). Entre las obras suyas escenificadas figuran Angela después del adiós, Marionetas posibles, Paulina, El Juancho y Perdidos en la vida nueva.
–¿Qué experiencia le dejó escribir durante la dictadura militar sobre asuntos que muchos negaban?
–Entonces era joven y medio inconsciente. El valor que, creo, tiene esa experiencia es el de haber podido reflexionar en caliente y cuando todo a nuestro alrededor nos presionaba para que no pensáramos. Si a mí en este momento me piden que opine sobre la guerra en Irak, mi primera reacción es el insulto. De qué manera pude elaborar lo que sabía es algo que todavía no sé explicar. Todo era muy cercano y yo sentía mucho miedo. El tema central de La casa junto al arroyo es el miedo.
–¿Lo relacionaba con una historia personal?
–Yo sentía que me ahogaba. Dos meses después del golpe militar de 1976, el actor y humorista español Gila vino a Buenos Aires, trayéndome recortes que habían sido publicados en los diarios españoles. Con él tuve una gran amistad. Supe desde el comienzo que había campos de concentración en la Argentina, que había lugares donde se torturaba y mataba. Yo había sido hasta esa época un actor que escribía. Pero, a partir de ese conocimiento, empecé a mirar a mi alrededor con un gran recelo. Me ahogaba, realmente. Debía hacer algo para no quedar prisionero del miedo.
–¿Cuáles son los temas que le interesa tratar?
–Me han dicho que escribo sobre mujeres y para mujeres. Me interesa el mundo femenino por su costado de marginación. La mujer se ha preocupado por crecer; en cambio, los varones nos fuimos quedando. Somos en general menos interesantes como personajes. Me atraen los excluidos del sistema, como la protagonista de La Marilyn del Lido, una desclasada que necesita identificarse con la Marilyn Monroe triunfadora, o la muchacha villera de Carita de asombro que encuentra una salida en el teatro.
–¿Cómo ingresa en sus obras el humor, teniendo en cuenta que trata asuntos tristes?
–Durante bastante tiempo tuve prejuicios respecto del humor. Pensaba que distraía al lector o espectador respecto de aquello que yo quería transmitir. Después supe que no era así. Lo gracioso surge de la visión subjetiva y contradictoria que tiene cada uno. Esto, pienso, es muy característico de los seres humanos. Ahora, por ejemplo, se dicen infinidades de tonterías sobre la guerra en Irak, que más que guerra es un genocidio. Ya vamos a ver a los comecadáveres de siempre juntarse con el ganador. A nosotros nos pasó con los gobiernos militares. Hubo siempremucha complicidad de parte de la población, como la hubo también durante el gobierno de Menem.
–¿Cuál es el tema de su próximo estreno?
–Estoy preparando una comedia con otros autores, con Daniel Pérez Guerrero, Gilberto Rey y Hugo Bas Quintela. Se llama Impresentables, y muestra a una serie de políticos ensayando discursos. Creo que a todos nos va a ayudar a refrescar la memoria.

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Borla fue uno de los primeros en abordar el tema de la represión.
 
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