Jue 02.02.2012

EL MUNDO  › AL MENOS 74 PERSONAS MURIERON EN EL CHOQUE ENTRE HINCHAS EN EGIPTO

El campo de batalla fue en el campo de juego

El fútbol y la política están muy relacionados en ese país. El parlamentario Albadry Farghali culpó a las fuerzas de seguridad, a un mes de levantado el estado de sitio. Los Hermanos Musulmanes acusaron a los simpatizantes de Mubarak.

Por lo menos 74 personas murieron en enfrentamientos entre hinchas rivales después de un partido de fútbol en la ciudad egipcia de Port Said. Las muertes ocurrieron cuando los barrabravas invadieron el campo después del partido entre Al Masry y Al Ahly, dos equipos con una larga historia de rivalidad. Los heridos llegan a 188 según el gobierno egipcio y a 1000 según informó la cadena árabe Al Jazeera, en una de las más horribles situaciones de violencia a gran escala en un estadio de fútbol en los últimos años. Esto sucede un mes y días después de que el estado de sitio fuera levantado tras varias décadas de vigencia.

La policía antimotín y miembros del ejército superados en número parecían inoperantes mientras miles de hinchas de Al Masry salieron al campo después de que su equipo ganara. Luego corrieron a los jugadores e hinchas de Al Ahly hacia un rincón del estadio antes de tirarles con piedras y botellas. Otros fueron golpeados con palos. Hay versiones de que algunos hinchas llevaban cuchillos. La falta de nivel de seguridad en la cancha puede haber contribuido a los enfrentamientos. En Egipto la policía tiene un perfil mucho más bajo desde la caída del dictador Hosni Mubarak hace exactamente un año.

Según el joven Hosam Mohamed Mustafa, los futbolistas más hostigados fueron las principales estrellas del equipo cairota, y entre ellos citó al arquero Sherif Ekramy y al mediocampista Mohamed Abutrika, un auténtico ídolo del fútbol africano. Pese a que el Al Masry ganó 3-1, los hinchas “atacaron como una avalancha a los futbolistas e irrumpieron en la gradas reservadas a los seguidores de Al Ahly”, indicó Mustafa, que no es seguidor de ninguno de los dos equipos. Los disturbios se extendieron por la ciudad donde, según el joven, fueron incendiados vehículos y los hinchas causaron destrozos en negocios privados. Mientras, los jugadores de Al Ahly y sus aficionados se refugiaron en los vestuarios, desde donde pidieron el envío de helicópteros ante el temor a nuevos ataques si regresaban a El Cairo en ómnibus.

Aunque al inicio del partido el ambiente era “bueno”, cada gol de Al Masry fue celebrado con invasiones del terreno de juego y las amenazas contra los rivales estallaron pronto con gritos de “Los vamos a matar” y “No les dejaremos volver a salvo a vuestras casas”. “Dentro del estadio los ultras del Al Masry comenzaron a lanzar bengalas contra sus oponentes y desde el exterior piedras”, señaló este testigo.

Los hinchas egipcios son notoriamente violentos, particularmente los partidarios de Al Ahly, conocidos como los “ultras”. Han estado muy implicados en confrontar con la policía durante las recientes protestas políticas (ver aparte). No queda claro el porqué los hinchas del equipo ganador decidieron lanzar un ataque tan violento, pero hay crecientes teorías que estuvo motivado políticamente. El fútbol y la política están muy relacionados en Egipto, y los hinchas militantes (conocidos como “ultras”) de Al Ahly “jugaron un importante rol en las manifestaciones que el año pasado derrocaron al presidente Hosni Mubarak”.

La mayoría de las muertes fueron causadas por fracturas en el rostro, por hemorragias internas, cortes profundos en la cabeza y asfixia por la estampida, dijo el doctor Hassan al Isnawi, director del hospital central de Port Said. También hubo un gran número de ingresados al hospital por caídas desde las gradas del estadio, donde se enfrentaban el Al Ahly, de El Cairo, y el equipo local, Al Masry.

El jefe de la Junta Militar egipcia, Mohamed Husein Tantaui, ordenó que dos helicópteros del ejército se desplacen a Port Said para evacuar hacia El Cairo al equipo del Al Ahly y a sus aficionados, tras los graves enfrentamientos de ayer. Según la agencia oficial egipcia, Mena, los helicópteros trasladaron también a algunos de los heridos en la batalla campal entre ambas hinchadas.

“Esto no es fútbol. Esto es una guerra y la gente está muriendo frente a nosotros”, dijo Mohamed Abo Treika, un jugador de Al Ahly. Un miembro del Parlamento por Port Said, Albadry Farghali, culpó a las fuerzas de seguridad que “hicieron esto o permitieron que esto sucediera”. “Los hombres de Mubarak todavía están gobernando. La cabeza del régimen ha caído pero todos sus hombres están en sus posiciones”, dijo por televisión. “¿Donde está la seguridad? ¿Donde está el gobierno?”

Por su parte, el Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, acusó ayer a los partidarios del antiguo régimen de Mubarak de los disturbios. “Los acontecimientos de Port Said son orquestados y son un mensaje de los remanentes del antiguo régimen”, denunció el vicepresidente del PLJ, Esam al Arian, en un comunicado difundido en la página web del movimiento islamista.

Tras los choques, el ejército desplegó tropas para impedir otros desmanes. El primer ministro, Kamal al Ganzouri, presidirá hoy una reunión de urgencia para discutir los acontecimientos de Port Said.

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