EL MUNDO • SUBNOTA › EN EGIPTO SIRVE PARA MANIFESTAR EL DESCONTENTO POPULAR GENERALIZADO
El clásico egipcio es la expresión deportiva de las tensiones sociales en la ex colonia británica. Ya tenía antecedentes violentos, por eso se jugaba en cancha neutral y con árbitros extranjeros. Los ingredientes políticos que condimentaron la situación explosiva.
› Por Ariel Greco
“En un país donde las demostraciones populares están fuertemente controladas, el fútbol pasa a ser una forma de canalizar el descontento.” Yolanda Knell, corresponsal de la BBC en El Cairo, escribía eso en 2009, tras un partido de las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010, en el que Egipto le había ganado 1-0 a Argelia y que desató un conflicto diplomático, luego de que los hinchas egipcios coparan las calles, quemaran banderas argelinas e intentaran atacar la embajada. El saldo de la revuelta fue de 35 heridos y, por unos días, el retiro del embajador egipcio de Argel.
Todavía estaba en el poder Hosni Mubarak, que incluso arengó a los rebeldes, según una nota publicada por la revista El Gráfico. “Egipto no tolera a aquellos que hieren la dignidad de sus hijos. No queremos que nos arrastren a reacciones impulsivas, pero estoy agitado yo también”, decía parte del comunicado. No fue la única vez que el dictador utilizó al fútbol. “Los Faraones”, como llaman a la selección, son los más ganadores de la Copa Africana, con siete títulos. Los dos primeros se dieron bajo la presidencia de Gamel Abdek Nasser y la denominación de República Arabe Unida, fusionada con Siria. Los cinco restantes, incluso el de 2010 en Angola, se lograron bajo el mando de Mubarak, que aprovechó cada ocasión para vanagloriarse de los éxitos.
La venganza del fútbol no tardó en llegar. La revuelta que terminó con la dictadura de Mubarak tuvo en uno de sus puntales a los hinchas radicalizados del Al Ahly, uno de los equipos involucrados en la tragedia de ayer. “La revolución egipcia ha nacida en los campos de fútbol del Al Ahly”, relató el filósofo israelí Avishai Margalit en el diario catalán La Vanguardia. El Al Ahly, que significa El Nacional, es el club más popular de Egipto y desde sus orígenes tiene una raíz revolucionaria. En 1907 lo fundó en El Cairo un grupo de estudiantes, que lo utilizaban como lugar de reunión cuando se organizaban en las revueltas anticolonialistas británicas. En ese equipo, el cordobés Oscar Elizondo es el actual ayudante técnico del portugués Manuel de Jesús (ver aparte).
Los clásicos del Al Ahly con el Zamalek, el equipo que representa a las clases altas egipcias y que apoyaba a la dictadura de Mubarak, ya tiene antecedentes violentos. Por eso, para garantizar justicia, se jugaban en cancha neutral y con árbitros extranjeros. Además, se lo conoce como “el equipo del pueblo” contra “el equipo del gobierno”.
Además de Elizondo, otro argentino forma parte del torneo egipcio, que ya fue suspendido por tiempo indeterminado, según comunicó la federación. Se trata del cordobés Javier León, defensor del Al Ittihad, que aquí jugó en el Racing cordobés y Douglas Haig y que arribó en enero luego de jugar en Kazajstán.
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