Martes, 28 de febrero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › HOY HAY PRIMARIAS EN ARIZONA, DONDE SE FUSTIGA A LOS ILEGALES
En el estado de Arizona se implementó una dura ley contra los extranjeros. Es también un lugar de creciente enojo de los latinos. Allí disputan la nominación republicana los precandidatos Mitt Romney y Rick Santorum.
Por David Usborne *
Quien sea el que gane en Arizona esta noche entre los esperanzados presidenciables republicanos –y las encuestas sugieren un triunfo de Mitt Romney–, puede, en el proceso, haberlas perdido también. El estado está a la vanguardia de la batalla sobre la inmigración ilegal, y su retórica sobre el tema puede haber complacido a los conservadores blancos, pero no a la mayoría de los latinos. Predecir que este estado cambiará de rojo a azul para noviembre sería prematuro. Solamente una vez, desde la época de Truman, votó para mandar a un demócrata a la Casa Blanca en la figura de Bill Clinton, en 1996. Este es el territorio del sheriff Joe Arpaio y de la gobernadora Jan Brewer, héroes para los conservadores, cuyas carreras están unidas por su determinación para hacer blanco sobre trabajadores indocumentados. Es el lugar donde nació SB 1070, la infame nueva ley de inmigración aprobada por la Legislatura de Arizona, que es tan draconiana que el Departamento de Justicia está tratando de bloquearla.
Pero en Arizona también hay señales que dan optimismo a los demócratas: los enfurecidos latinos pueden ayudar al presidente Barack Obama no sólo a robarles Arizona a los republicanos en noviembre sino ayudarlo a construir una nueva coalición nacional para devolverle el poder. No son sólo los demócratas los que se preguntan si los candidatos de este año para la nominación republicana no han ido demasiado lejos en esforzarse por superarse uno a otro en predicar la línea más dura sobre inmigración, especialmente en sus debates, con menciones a alambrados, cunetas y deportaciones. Los peces gordos del partido como Karl Rove están alterados también, y es seguramente por eso que Jeb Bush, cuya mujer nació en México, lamentó la semana pasada que todos los candidatos se están corriendo demasiado a la derecha.
El costo para los republicanos puede ser obvio en Arizona, porque es ahí donde la fuerza contra la inmigración antiilegal ha sido más despiadada. Es también sobre la demografía. El estado añadió 600 mil latinos a su población en sólo 10 años, un notable salto del 46 por ciento. Los latinos –también llamados hispanos– representan ahora el 30 por ciento de la población del estado. Más pertinente aún, este año resultará casi uno de cada cinco votantes idóneos.
Daniel Valenzuela, un bombero descendiente de mexicanos, quien en noviembre pasado fue electo para el Consejo de la Ciudad de Phoenix, señala sobre la ola de apoyo de su propia comunidad que los latinos han perdido su paciencia y están haciendo ahora lo que no hicieron antes: presentándose para votar. “Es un movimiento de gente que no permitirá más que un político se postule con una retórica tan diferente a sus propios valores”, dijo en una entrevista. Y él cree que a raíz de haberse despertado la comunidad, Obama ganará en Arizona en noviembre.
Las intenciones del votante hispano no son simples. Sin duda están desilusionados porque las promesas hechas por Obama sobre la reforma inmigratoria no se cumplieron –aunque la Casa Blanca culpa a los republicanos– y con el difundido disgusto que, bajo su administración, las deportaciones han aumentado. Pero si eso ofrecía una apertura para Romney y Rick Santorum, ninguno mostró indicios de aprovecharla.
En cambio, su determinación en hacerle el juego a la derecha fue más evidente que nunca en el debate de la semana pasado en Mesa, al este de Phoenix. Preguntado sobre la SB 1070, que permite a la policía pedir pruebas de residencia legal a casi todos los que piensan que pueden estar ilegalmente en Estados Unidos, Romney directamente dijo que era un “modelo” para el país. También reiteró su oposición al “Dream Act”, ley apoyada por los demócratas que conferiría la ciudadanía a los hijos de ilegales que nacieran en Estados Unidos si servían en el ejército o seguían altos estudios. Es un radicalismo que Obama explotará.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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