EL MUNDO › OBAMA Y DILMA SE REUNIRAN MAÑANA EN EE.UU.
Rousseff llega a Washington tras haber defendido el derecho iraní al desarrollo nuclear con fines civiles. El asunto no figura entre los temas centrales de la agenda bilateral.
La forma en cómo tratar el programa de desarrollo de energía nuclear de Irán es uno de los puntos de divergencia entre Estados Unidos y Brasil, en vista a la reunión que mantendrán en Washington, mañana, los presidentes Dilma Rousseff y Barack Obama. Será el tercer encuentro bilateral en el que destacarán temas como la crisis mundial, la aspiración brasileña a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el comercio bilateral. El portavoz de la Cancillería del país sudamericano, Tovar Nunes, anticipó que también tratarán la cuestión de la cooperación científica y tecnológica.
Sin embargo, la mandataria llegará a Washington diez días después de haber participado en Nueva Delhi de la cumbre de mandatarios de los grandes emergentes, Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en la cual defendió el derecho iraní al desarrollo nuclear con fines civiles y fustigó las sanciones económicas unilaterales a Teherán tomadas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Ningún portavoz del gobierno brasileño colocó el tema iraní dentro de la agenda de la reunión. Rousseff, según analistas, ha dado un freno en la relación con Teherán que había acelerado su antecesor y mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva. De hecho, las relaciones entre Lula y Obama se enfriaron después de mayo de 2010, cuando el entonces mandatario brasileño participó con el premier turco, Tayyip Recep Erdogan, de un acuerdo sobre enriquecimiento de uranio iraní en un encuentro con el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad. Lula explicó que el acuerdo se hizo en base a una carta personal de Obama, pero dos días después de dicho trato Estados Unidos encaminó sanciones, sin atender a esa declaración que dejó desairado al brasileño.
Rousseff, apenas asumió, votó por el envío de un relator especial de derechos humanos de la ONU a Teherán, en un gesto interpretado como más que un enfriamiento en la relación bilateral. Ahmadinejad dio sus propias señales: dejó a Brasil fuera de su gira de 2011 por América latina, en la cual visitó Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Cuba.
En Nueva Delhi, la presidenta calificó de “extremamente peligroso” para la estabilidad mundial el bloqueo de compras de petróleo contra el país persa. “Brasil no está de acuerdo con esos procesos retóricos de elevación del tono de discusión. Es extremamente peligroso este tema del bloqueo de compras a Irán, a pesar de que nosotros no tenemos relaciones comerciales con Irán, otros países necesitan comprarle”, dijo Rousseff. Y convocó a reentablar las negociaciones “para permitir que dentro del Derecho Internacional, y no decisiones de países, se puedan hacer todas las tratativas, buscando prevenir conflictos”, afirmó.
Rousseff se refirió al desarrollo atómico de un modo similar a su antecesor. “Queremos que en lugar de la retórica agresiva se use el derecho de los países a usar energía nuclear con fines pacíficos, así como hacemos en Brasil”, afirmó la ex ministra de Energía durante el gobierno de Lula.
En el mismo tono se pronunció ayer en una columna del diario O Estado de São Paulo el vicepresidente brasileño, Michel Temer, quien participó de la Cumbre de Seguridad Nuclear de Seúl: “Hay preocupación sobre la investigación atómica de Irán y Corea del Norte. Pero debe respetarse la soberanía de esos países desde que tengan el control de organismos oficiales, como la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). La búsqueda de fuentes nucleares de energía no debe servir como pretexto para alimentar discursos belicistas ni acciones que amenacen la tranquilidad geopolítica mundial”.
El diario Folha de São Paulo, por su parte, tituló ayer que el tema iraní deberá ser “lateral” en el encuentro con su par norteamericano, en el cual Rousseff reclamará por la reforma, dentro del G-20, de los organismos multilaterales y por la emisión de liquidez para una devaluación “disfrazada” de las potencias para hacerle frente a la crisis.
“No habrá sorpresas en un eventual diálogo sobre Irán entre Dilma y Obama, no iría más allá de la administración de una divergencia”, dijo Julia Sweig, directora de la Iniciativa Brasil Global del Council on Foreign Affairs y columnista de Folha de São Paulo.
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