EL MUNDO › CHA, CHA, CHA... CHA > ENTREVISTA A CHACHO ALVAREZ, JEFE DE OBSERVADORES DE UNASUR
Para el ex vicepresidente, el principal impacto del triunfo chavista fue demostrar el vigor de la democracia venezolana ante un auditorio internacional entre escéptico y malintencionado. “La elección consolida el proceso democrático regional”, dijo Alvarez.
› Por Mercedes López San Miguel
Durante semanas, la tensión fue la norma. Y la ansiedad llegó a su clímax en el Consejo Nacional Electoral apenas pasadas las diez de la noche del domingo cuando todos contenían la respiración a la espera de que la presidenta del organismo, Tibisay Lucena, develara el misterio. Finalmente la diferencia a favor de Chávez fue más que amplia, los últimos resultados muestran que alcanzó los once puntos, y la oposición aceptó su derrota. Ante el panorama despejado, el jefe de la misión de acompañamiento electoral de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), Carlos “Chacho” Alvarez, enfatizó ante las cámaras que su equipo encontró garantías y confiabilidad en el sistema de votación venezolano. Con la misión cumplida, Alvarez accedió a una entrevista con Página/12 en la que analizó el impacto de estos comicios, se interrogó sobre qué habría pasado con Venezuela y el Mercosur en caso de que ganara la derecha y criticó los métodos de algunos sectores que revelaron bocas de urnas equivocadas.
–El principal impacto es que le demostró a Latinoamérica y sobre todo a la comunidad internacional la fortaleza de la democracia electoral venezolana. Porque a pesar de todas las elecciones que había ganado Chávez, todas las elecciones que se habían dado (que son cerca de 14 procesos en los últimos quince años), había sectores –algunos interesados y otros bienintencionados, pero ingenuos– que tenían una visión de estar frente a una democracia fraudulenta, una democracia donde Chávez ganaba manipulando las elecciones. El impacto es más trascendente por la cantidad de periodismo internacional que hubo en esta elección y porque los ojos de todo el mundo estaban acá. Ya nadie puede dudar de la legitimidad de origen del presidente Chávez en Venezuela. Es un dato muy importante para la Unasur porque está en la línea de consolidar los procesos democráticos en Latinoamérica y Sudamérica. A los opositores les dije que éramos los mejores aliados de ellos en cuanto a la transparencia del proceso, porque Sudamérica no va a convivir ni con ningún tipo de golpismo, sea viejo o nuevo, ni con un gobierno surgido del fraude. Estamos acá para acompañar y también verificar que las condiciones democráticas de Venezuela nos garanticen un gobierno legítimo.
–Yo había advertido en otros procesos electorales, en los que estuve como presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, que siempre se establece una suerte de guerra de posiciones, sobre todo con la influencia de las redes sociales. Ya lo habíamos vivido en elecciones incluso en las que el oficialismo perdió, como la del referéndum constitucional de 2007. Ya estábamos precavidos de que se iban a tratar de dar resultados por distintas vías, por celulares, por la red... y que sectores de otros países que tenían una expectativa fuerte sobre la derrota de Chávez lo iban a tomar e iban a ser parte de esa campaña que estaba preanunciada. Nosotros pusimos mucho énfasis en decir que los únicos resultados válidos eran los del Consejo Nacional Electoral. La idea era que los comicios ocurrieran en paz y con tranquilidad. Cuando llegamos aquí, los escenarios eran todos de catástrofe, de que Chávez no iba a reconocer los resultados, de que había grupos armados que iban a salir antes de las seis de la tarde (cierre de la votación), que había grupos guerrilleros de motos saltando por lugares de votación para provocar a los electores; las leyendas urbanas y los relatos de lo que podía pasar estaban a la orden del día. Por suerte se dio el mejor escenario que habríamos pensado, desde cómo fue el proceso electoral, cómo se dieron los resultados, cómo se aceptó la derrota.
–Era un desafío grande: una prueba piloto en el lugar más caliente, más complejo y más mirado por la comunidad internacional. Significó un doble reto, un debut de Unasur institucional con el consejo electoral y trabajando en una democracia de alto voltaje.
–Es lo más parecido a lo que realmente sucedió. El sistema electoral es confiable y el proceso fue de excelencia, los distintos sectores políticos colaboraron con la misión. Desde que llegamos aquí y después de haber hablado con todos los actores involucrados, llegamos a la conclusión de que Venezuela tenía reaseguros importantes y garantías: un órgano altamente confiable con un conjunto de rectores y su presidenta, que mostraban ser árbitros competentes. Fue importante encontrar una oposición abierta al diálogo y a colaborar con la misión de la Unasur.
–Siempre la he defendido. Venezuela planteó su incorporación desde que yo era presidente de la comisión. El proceso de integración es de los Estados. Que Venezuela tuviera un compromiso con el sur era promisorio. La política exterior de este país siempre había girado alrededor de Estados Unidos, una parte del Caribe y Centroamérica, con Colombia, pero nunca había mirado al sur. Con los recursos energéticos que tiene, con una economía complementaria que puede tener con las economías del sur, el ingreso de Venezuela le da una fortaleza importante al bloque. Siempre defendí integrar a Venezuela como país; yo no sé qué habría pasado si ganaba la oposición, si hubiera aprobado o no la incorporación de Venezuela al Mercosur y la presencia de Unasur acá. Unasur se ha venido mostrando como proyecto muy fuerte más allá de los gobiernos, porque en Chile termina Bachelet y Piñera, un hombre ubicado en el centroderecha, siguió en el organismo. Los gobiernos pasan y los Estados quedan. Y Unasur como Mercosur son proyectos de integración que tienen que ver con los Estados.
–Lo importante es que Unasur tuvo una actitud unánime pese a la diversidad de proyectos ideológicos, tuvo una posición unánime en cuanto a suspender a Paraguay del Mercosur. Es un dato muy relevante, porque imaginate que somos gobiernos con muchas diferencias. Paraguay fue sancionado.
–El caso de Lugo se dio en 24 horas, y dejó poco margen para intervenir. Valoro la posición unitaria de los países. Quiere decir que nuevas o viejas formas de golpismo hoy son condenadas por los gobiernos, independientemente de su signo político.
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