EL MUNDO › LA OPOSICION DEMOCRATA PASA A LA OFENSIVA ANTE LA CRISIS DEL INFORME FALSO
¿Quién podrá parar el aluvión contra Bush?
Los demócratas ya no se limitan a hacer preguntas y empiezan a pedir el fin de la intervención en Irak. También dicen que las mentiras por la invasión a Irak corresponden a George W. Bush y no a George Tenet, el director de la CIA. Y la Casa Blanca está
a la defensiva.
“El problema no es George Tenet, sino George W. Bush”, disparó el senador demócrata Bob Graham refiriéndose al intento de la Casa Blanca por desviar el escándalo sobre las supuestas armas iraquíes responsabilizando al director de la CIA. Después de que el gobierno reconociera que la acusación de que Irak había intentado comprar uranio en Níger era falsa, los demócratas encuentran cada vez más motivos para desacreditar a Bush y pelearle la presidencia en el 2004. Al igual que Graham, el senador John Kerry es uno de los precandidatos demócratas a la presidencia. Los dos apoyaron a Bush cuando éste decidió invadir Irak, pero ahora están dispuestos a crucificarlo. Kerry dijo que Bush sufre un “peligroso vacío de credibilidad e inteligencia”. Y pidió el fin de la ocupación en Irak.
“El Memorial de los veteranos de Vietnam está lleno con los nombres de la gente que murió porque los líderes estaban llenos de soberbia y no tomaron las decisiones correctas.” Mientras, el diario italiano La Repubblica publicó que en el 2001 los servicios secretos italianos compraron a un diplomático de Níger un paquete de cartas que supuestamente demostraba que Saddam había comprado el famoso uranio. La CIA desestimó esta información, pero Bush igual la usó para ir a la guerra.
Tenet se presentó ayer ante el Comité de Inteligencia, un grupo de senadores que tiene la obligación de mantener el secreto sobre la información que se les dé. Tuvo que explicar cómo fue que el informe de inteligencia falso sobre la conexión Irak-Níger fue a parar al discurso sobre el Estado de la Unión que Bush dio en enero pasado. La raíz de la polémica está en una frase de ese discurso: “El gobierno británico ha sabido que Hussein buscó grandes cantidades de uranio en Africa”. Tenet reconoció su responsabilidad por incluir ese dato. Pero según el senador John Edwards, miembro del comité y otro de los precandidatos demócratas a la presidencia, no alcanza con su mea culpa. “Al final, es el presidente quien debe responsabilizarse por lo que dice”, dijo ayer. Mientras, un grupo de ex agentes de inteligencia norteamericanos pidió la renuncia del vicepresidente Dick Cheney, al que culpan de inflar el tema de las supuestas armas de Saddam para ir a la guerra. Según la revista Time, Cheney se había ocupado de que la conexión Irak-Níger apareciera en el discurso en cuestión, a pesar de que la CIA le había dicho que el dato era falso.
La polémica sobre las armas no sólo salpica a Washington. El jefe de la oposición conservadora británica, Iain Duncan Smith, exigió ayer al primer ministro Tony Blair que “eche” a su director de Comunicación Alastair Campbell. “Campbell y usted crearon una cultura del engaño. Hasta que no lo eche, nadie creerá una palabra de lo que dice”, bramó Smith en la Cámara de los Comunes. Según Smith, la polémica entre la BBC y el gobierno es una “venganza personal” contra el periodista del canal, Andrew Gilligan. Este había afirmado que Campbell había “inflado” un informe contra Irak.
Italia tampoco se salva. En cuatro días, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se alojará en el rancho de Bush en Texas. Pero la invitación llega en mal momento. El escándalo sobre la forma en que la Casa Blanca justificó la invasión es un motivo de preocupación para Bush, pero no el único. Confía en ganar la reelección en el 2004, pero la ocupación en Irak se complica cada vez más, mientras que en Estados Unidos el déficit y el desempleo siguen aumentando. Para colmo, el índice de popularidad del presidente sigue bajando. Según una encuesta de Gallup publicada ayer, su imagen, que luego de la guerra alcanzó el 71 por ciento, ahora bajó a 62.
Para Berlusconi tampoco es una visita oportuna. El diario italiano La Repubblica reprodujo ayer cuatro de los seis documentos del servicio secreto italiano, Sismi, que, una vez en manos de la inteligencia británica, permitieron a Londres señalar que Irak “ha intentado comprar uranio en un país africano pese a que no tiene un programa nuclear civil que lo requiera”. Según ese diario, la sede diplomática de Níger en Roma estaba controlada por el Sismi desde 1983. Los agentes habían descubierto un pedido de compra de uranio al entonces embajador Adamou Chekou por parte de su homólogo iraquí ante el Vaticano, Wissam Al Zahawie. Por entonces, la Casa Blanca tenía buenas relaciones con Bagdad. Pero después del 11 de septiembre, el Sismi recibió la llamada de un diplomático africano que por unos pocos miles de dólares ofrece documentación que demostraría el interés de Saddam por comprar 500 kilos de uranio. No está claro si los italianos compraron el paquete de cartas y se lo entregaron al servicio británico, MI6, o si se limitaron a mediar entre el africano y el MI6. Según el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed El Baradei, las cartas son falsas. Lo único creíble es el fax del 1º de febrero de 1999, en el que el embajador de Níger en Roma informa al Ministerio de Exteriores de su país sobre la llegada del embajador iraquí Al Zahawie. El resto de las cartas tiene errores que ningún experto habría pasado por alto. Por ejemplo, una carta con el sello del presidente de Níger confirma el acuerdo de compra de uranio a los iraquíes. No menos trucha es la carta con el acuerdo de compra enviado a la Embajada de Roma por el ministro de Exteriores de Níger, Allele Habibou, que fue ministro pero sólo hasta 1989. De la nota de La Repubblica surgen varios interrogantes. La Embajada de Níger en Roma ¿estaba detrás del engaño? Lo cierto es que la venta del informe sobre el uranio coincidió con una extraño robo en esta sede diplomática. Y al margen del rol del Sismi, lo cierto es que la CIA no se tragó el informe sobre el uranio que sus amigos británicos le dieron. La CIA envió a su ex embajador en Bagdad Joseph Wilson a chequear los datos y a los pocos meses el dossier fue archivado por poco creíble. Así y todo, Bush lo usó para ir a la guerra.
Producción: Milagros Belgrano.