EL MUNDO › SOLDADOS NORTEAMERICANOS, DE LA POSGUERRA A LA GUERRILLA
Un ejército sobreextendido y descontento
La ocupación de Irak y los problemas de EE.UU. para lograr que más países envíen tropas que releven a sus soldados están poniendo en evidencia las dificultades del Pentágono para mantener fuerzas en todo el mundo. Estados Unidos tiene actualmente unos 148.000 soldados en Irak –frente a unos 13.000 de otras naciones– y el Pentágono, que reconoce que la ocupación puede extenderse durante cuatro años, prepara un sistema para que las unidades estén allí un año entero. Se trataría del período de despliegue más largo desde la Guerra de Vietnam.
Fuentes del Pentágono han reconocido en los últimos días que se estudia llamar a más reservistas y miembros de la Guardia Nacional para acelerar los relevos de los soldados desplazados en Irak, muchos de los cuales llevan cerca de un año en ese país. EE.UU. confiaba en acelerar esos relevos con la contribución de otros países, pero pocos han respondido de forma positiva. Varios países, como Rusia, India, Francia y Alemania, han rechazado participar en la misión de pacificación a no ser que sea dentro de un marco de la ONU, lo que tardaría meses, y de todos modos EE.UU. no parece muy entusiasmado por aceptar. Washington esperaba entre 20.000 y 30.000 soldados de otros países para setiembre próximo, pero las cifras reales son mucho menores. Por eso, retrasó la repatriación del grueso de la 3ª División de Infantería, la primera en llegar al Golfo, lo que ha generado una oleada de críticas por parte de los soldados y sus familias.
El general John Abizaid, nuevo jefe del Comando Central, reconoció esta semana que no se han cumplido las “expectativas de seguridad” que permitan el retorno de esa unidad, así como de la 1ª División de Infantería de Marina. Desde que EE.UU. declaró el final de los combates en Irak, el 1º de mayo pasado, han muerto allí 33 soldados estadounidenses, y Abizaid ha sido el primer responsable en admitir que hay una guerra de guerrillas. Además, el sistema de relevos hará que los soldados que pasaron todo o casi todo 2003 en Irak tengan que volver en 2005 por un año.
Para frenar el creciente descontento, el Pentágono analiza varias fórmulas. La de llamar a más reservistas es complicada, ya que precisan tiempo para entrenarse y su partida genera las mismas ansiedades domésticas que las de los soldados regulares. Otra posibilidad que estudia el Pentágono es encargar la vigilancia de unos 2.000 puntos de Irak a guardias de seguridad iraquíes encuadrados en empresas privadas occidentales. Esta idea, revelada anteayer por el diario The New York Times, aumentaría la seguridad de puntos como oleoductos o edificios de Gobierno, y además daría trabajo a miles de ex soldados iraquíes actualmente desempleados. Pero la idea de entregar armas a esa fuerza está generando preocupaciones.
El problema de la ocupación en Irak “es especialmente grave para el ejército” de tierra, según Michael O’Hanlon, analista de Defensa de Brookings Institution. El ejército tiene desplegados en todo el mundo 250.000 soldados, del total de algo más de un millón de miembros que tiene en sus filas. Hay unos 37.000 soldados en Corea del Sur, unos 25.000 en Japón, además de unos 100.000 en Europa Occidental –parte de los cuales están en Irak–, unos 10.000 en Afganistán, otros 5000 en los Balcanes y varias decenas de miles más en Kuwait y otros lugares del Golfo.
La Infantería de Marina, considerada un cuerpo de combate y no de pacificación, ha llevado de vuelta a EE.UU. a buena parte de los soldados que combatieron en Irak y no está tan dispersa como el ejército, por lo que varios analistas predicen que no será raro ver a más “marines” en misiones de paz.