EL MUNDO › EL DIRECTOR DE LA NSA DIJO AL CONGRESO QUE ESPAñA Y FRANCIA RECOLECTARON LOS DATOS

EE.UU. dice que Europa se espía a sí misma

En el ojo de la tormenta por el megaespionaje atribuido a su agencia secreta, el general Keith Alexander se defendió. “Los informes de que la NSA recogió miles de millones de llamadas telefónicas son completamente falsos.”

La información de inteligencia supuestamente recolectada masivamente en los últimos meses en España y Francia fue obtenida en realidad por los servicios secretos españoles y franceses, no por los de Estados Unidos, y ni siquiera fue reunida dentro de esos países, sino en diferentes puntos de conflicto internacional, informó ayer ante el Congreso el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), general Keith Alexander.

“Los informes de que la NSA recogió miles de millones de llamadas telefónicas son completamente falsos. Ni los periodistas ni la persona que robó esa información clasificada saben lo que tienen delante”, declaró el general Alexander durante una comparecencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. “Para ser perfectamente claro: ésta no es información sobre ciudadanos europeos”, aseguró el director de la NSA. Y agregó: “Se trata de información que nosotros y nuestros aliados de la OTAN hemos obtenido conjuntamente para la protección de nuestros países y en apoyo de nuestras operaciones militares”.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, no quiso confirmar ni desmentir específicamente lo que previamente había publicado The Wall Street Journal sobre la tergiversación del espionaje en Europa, y prefirió referirse, en términos generales, a que EE.UU. mantiene “importantes relaciones de cooperación con los servicios de inteligencia de otros países”, con los que comparte de forma constante datos que contribuyen a la seguridad de su país y de otros.

El propio Carney y altos funcionarios de la Administración habían comentado en días anteriores que las noticias publicadas en la prensa europea sobre el espionaje norteamericano contenían múltiples “distorsiones y equivocaciones”. Preguntado ayer en su conferencia de prensa diaria si esta supuesta participación de los propios servicios europeos era una de las “equivocaciones” a las que había aludido anteriormente, Carney optó por insistir en que confía en que “la relación de cooperación que tenemos con otros países se mantenga”.

El tono críptico del portavoz de la Casa Blanca dio aún mayor credibilidad a la información publicada por el Journal –y repetida, según sus propias fuentes, por el corresponsal de la cadena ABC en el Pentágono–, según la cual los documentados obtenidos por el ex agente Edward Snowden y publicados por El Mundo en España y Le Monde en Francia han sido malinterpretados y no se corresponden con la recolección de llamadas entre ciudadanos de esos países.

Según el diario conservador, los expertos de la NSA que han analizado lo publicado por Le Monde están convencidos de que se trata de un programa de obtención de datos en determinadas áreas de conflicto del mundo –no especifican cuáles– que llevaron a cabo los propios servicios de inteligencia franceses y después entregados a la NSA, con la que habitualmente intercambian información de seguridad.

Los expertos de la NSA no han tenido aún oportunidad de analizar los datos publicados por El Mundo sobre España, pero, según The Wall Street Journal, están seguros de que se trata del mismo programa, igualmente conducido por los servicios secretos españoles en distintos lugares y puestos después a disposición de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. Fuentes oficiales citadas por varios medios de comunicación afirman que la administración norteamericana se había abstenido hasta ahora de comentar sobre la actividad de los servicios secretos europeos para no entorpecer la cooperación, lo que hace pensar que si ahora ha decidido hacerlo ha sido con el propósito de contrarrestar el daño de imagen sufrido por el espionaje estadounidense y tratar de poner fin a esta crisis.

Si esa información se confirma, podrían ayudar, en efecto, a aliviar las tensiones surgidas con Europa por el espionaje masivo. Pero esos programas de vigilancia son, en todo caso, independientes de la operación, también revelada por Snowden, sobre el seguimiento de las conversaciones a 35 líderes mundiales, entre ellas la canciller alemana, Angela Merkel, que es la única que ha descubierto el rastreo, o al menos la única que lo ha hecho público.

Sobre ese espionaje directo a los líderes, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, informó en un comunicado en la noche del lunes que había hablado con el presidente Barack Obama y que éste le expresó su voluntad de poner fin a esas actividades. La Casa Blanca no confirmó esa disposición, pero recordó que el presidente había dado orden de revisar los sistema actuales de recolección de información, bajo la premisa de espiar sobre aquello que se necesite, no sobre todo lo que la sofisticada tecnología actual permita.

No hay plazo establecido para el final de esa revisión, pero se percibe que Obama trata de limitar el campo de actuación de sus servicios de espionaje, aunque con la discreción y la cautela que un asunto así exige. En ese sentido, fuentes oficiales informaron también ayer a la agencia Reuters que la Casa Blanca había impartido instrucciones para reducir el volumen de información que se recoge en las Naciones Unidas.

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“Ni los periodistas ni la persona que robó esa información saben lo que tienen delante”, declaró Alexander.
Imagen: AFP
 
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