Miércoles, 30 de octubre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › TESTIMONIOS EN EL CAPITOLIO
Por Rupert Cornwell *
Un padre y sus dos hijos fueron ayer al Capitolio para dar testimonio de primera mano sobre la muerte, heridas y temores que sufrieron civiles inocentes por los ataques de los aviones no tripulados (drones) de la CIA en la remota parte norte de Pakistán. Rafiq ur Rehman, un maestro de escuela primaria en Waziristán del norte, perdió a su madre de 67 años, la partera local, cuando un avión no tripulado embistió un campo cerca de su pueblo la mañana soleada del 24 de octubre de 2012. Dos de sus hijos, Zubair, ahora de 13 años y Nabila (foto), de nueve, fueron heridos en el ataque.
Ayer, los tres contaron su historia. “Nadie jamás me dijo por qué mi madre fue un blanco ese día”, dijo Rehman en una atestada sala de audiencias del Congreso, organizada por el demócrata de Florida Alan Grayson y el grupo de derechos civiles Reprieve, y moderado por Robert Greenwald, director del documental No Tripulado: La Guerra de Aviones no Tripulados de Estados Unidos. “Algunos medios informaron que el ataque fue a un auto, pero no hay camino a lo largo de la casa de mi madre”, dijo Rehman. “Otros informaron que el ataque fue a una casa. Pero los misiles impactaron en un campo cercano, no en una casa. Todos ellos informaron que tres, cuatro, cinco militantes resultaron muertos. Pero la única persona muerta fue Mamana Bibi, una abuela y partera. No un militante, sino mi madre.”
La sesión tuvo lugar apenas una semana después de que otro grupo de derechos civiles, Amnistía Internacional, emitiera un informe diciendo que los ataques de los aviones no tripulados en Pakistán y Yemen podrían ser clasificados como crímenes de guerra. El hecho fue otra señal de cómo crece la inquietud por las matanzas humanas provocadas por aviones no tripulados, así como el daño hecho a la reputación de Estados Unidos. Las autoridades aquí han minimizado todo el tiempo las muertes civiles, pero informes no oficiales sugieren que muchos cientos han muerto solamente en Pakistán, incluyendo hasta 200 niños, desde que se comenzaran a usar los aviones no tripulados en 2004, para atacar a los militantes de Al Qaida y talibán. Desde entonces el programa ha sido muy expandido por la administración Obama.
“Invadir los cielos no es diferente a invadir el terreno”, dijo Grayson, un crítico feroz de las guerras en Irak y Afganistán. “Nunca deberíamos aceptar que los niños y los seres queridos sean considerados un daño colateral.” ¿Hay alguna otra actividad humana –preguntó– donde desde el 10 hasta el 30 por ciento de los muertos son inocentes?
Durante la sesión de 90 minutos, otros seis demócratas también hablaron, incluyendo al veterano congresista John Conyers de Michigan, quien pidió una completa investigación, así como una compensación para las víctimas de los aviones no tripulados. Rehman testificó que él tampoco había recibido nada. “Nadie nos preguntó quién había muerto o resultado herido ese día. Ni Estados Unidos ni mi propio gobierno. Nadie vino a investigar, nadie se hizo responsable. Simplemente, a nadie parece importarle. Estaba pidiendo solamente que los estadounidenses trataran a los paquistaníes como iguales, para asegurarnos de que su gobierno nos dé el mismo status de un humano con derechos básicos, como lo hace con sus propios ciudadanos. Nosotros no matamos al ganado en la forma en que Estados Unidos está matando a humanos en Waziristán”, dijo. “La matanza indiscriminada –declaró– debe terminar y se debe hacer justicia con aquellos que sufrieron”, dijo el maestro Rehman.
El testimonio más impactante fue el de Zubair, quien vio cómo moría su abuela en lo que debía ser un feliz festejo islámico, marcado por el fin del período del Ramadán (ayuno musulmán). “Después de que terminemos nuestras tareas, comenzaremos a festejar”, dijo mi abuela. Escuchamos a los aviones, pero no estaba preocupado, no éramos terroristas. “Luego la tierra se abrió. Corrimos pero el avión disparó nuevamente. Estaba en agonía. Me operaron al día siguiente. Ahora prefiero los días nublados, cuando los aviones no tripulados no vuelan”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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