Viernes, 30 de mayo de 2014 | Hoy
EL MUNDO › MAS DEL 90 POR CIENTO VOTO POR EL EX MILITAR GOLPISTA
El triunfo del hombre que contó con todo el apoyo del gobierno y los medios, presentado además como el único capaz de devolver la estabilidad política y económica al país, quedó deslucido por una participación menor a la esperada.
El ex jefe militar Abdel Fatah Al Sisi superó el 90 por ciento de los votos en los comicios presidenciales en Egipto, informaron autoridades egipcias. La arrolladora victoria tiene lugar a casi un año de haber derrocado al anterior gobierno islamista. El único rival del ex jefe del Ejército, el socialista árabe Hamdin Sabahi, consiguió el 3 por ciento de los votos. Al Sisi fue votado por 23.461.513 egipcios, del total de 25.233.494 que emitieron su voto, mientras que Sabahi recibió el apoyo de 736.268 votantes. Los votos inválidos fueron 1,07 millón, casi 350.000 más que los que obtuvo Sabahi, informaron fuentes oficiales, citadas por la cadena de noticias CNN. El triunfo del hombre que contó con todo el apoyo del gobierno y los medios, presentado además como el único capaz de devolver la estabilidad política y económica al país árabe y musulmán y defender su carácter secular de intentos de islamización, quedó deslucido por una participación menor a la esperada.
Aunque el sufragio en Egipto es obligatorio, casi nunca se multa a los infractores. La baja asistencia a las urnas puede explicarse por un boicot de la ex gobernante Hermandad Musulmana –la victoria de Al Sisi se daba por descontada– y por el agotamiento de los egipcios tras tres años de crisis continua. Fuentes judiciales y del equipo de campaña de Al Sisi, de 59 años, dijeron que el ex mariscal obtuvo el 93 por ciento de los votos, con casi todas las mesas escrutadas, luego de un comicio que terminó anteayer –y que se extendió durante tres días–, al que se agregó una jornada más, luego de la escasa concurrencia en las urnas.
El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, manifestó en un comunicado que la participación fue del 46 por ciento y que la votación estuvo “libre de irregularidades serias”. Mansur, nombrado en el cargo por Al Sisi luego del derrocamiento del ex presidente Mohamed Mursi, dijo que el resultado muestra “un amplio consenso respecto de la hoja de ruta”, para una transición política anunciada por el ejército, tras el golpe de Estado del 3 de julio contra el ex mandatario islamista.
El bajo porcentaje de participación palidece frente al 52 por ciento de concurrencia a las urnas en junio de 2012, en la elección de Mursi, miembro de la Hermandad Musulmana y el primer presidente democráticamente electo de Egipto. Sin embargo, la cifra total de votos que logró Al Sisi, superior a los 23 millones, es significativamente mayor a los 13 millones que sacó Mursi hace dos años. La semana pasada, en su última entrevista televisada para la campaña, el ex jefe militar dijo que aspiraba a que más de 40 millones de votantes, de los casi 54 millones habilitados para sufragar, cumplieran con su derecho y deber para mostrarle al mundo la amplitud de su apoyo popular.
Sabahi reconoció su derrota en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la sede central de su partido, en El Cairo, pero enunció una serie de irregularidades que, dijo, ponen en duda la credibilidad del comicio. Aunque retiró a sus fiscales, por el bien del país, según dijo, no renunció a participar del acto electoral, señaló la página web Ahram Online. Sabahi declaró además, ante periodistas y partidarios, que no aceptará ningún cargo en el futuro gobierno y que llevará a la oposición política los mismos valores y planes de su campaña.
“Llegó el momento de respetar la decisión popular –dijo Sabahi–, y admito mi derrota. Perdimos la elección, pero ganamos en autorrespeto. Perdimos una batalla, pero tenemos fe en el triunfo de los sueños del pueblo: pan, libertad y justicia social al fin de este camino”, agregó. A su vez, aseguró que en muchos centros electorales los votos dirigidos a su persona no fueron contabilizados. “Los resultados que se anunciaron son un insulto a la inteligencia de los egipcios”, señaló, y aseguró, por otra parte, que no se afectó el resultado final, que admitía “pese a sus defectos”.
En un comunicado difundido en las últimas horas, la Hermandad Musulmana advirtió que el 90 por ciento de los egipcios había respondido a su llamado para boicotear la elección, suponiendo, con ello, “una bofetada para el golpe militar y un signo de la caída inminente de los golpistas”. Luego de que se cerraran las mesas, los seguidores de Al Sisi celebraron durante toda la noche, con miles de ellos congregados en la céntrica plaza cairota de Tahrir, centro neurálgico que dio lugar a la revuelta popular que en 2011 derrocó al autocrático ex presidente Hosni Mubarak, luego de treinta años en el cargo.
Los manifestantes ondearon banderas egipcias, mostraron posters de Al Sisi y bailaron. Festejos similares se registraron en la ciudad mediterránea de Alejandría y otras localidades del país. Algunos analistas señalan que la falta de entusiasmo electoral se debió a la apatía entre los votantes de Al Sisi, sabiendo que su triunfo estaba asegurado. Otros sostienen que se trata de un mensaje de descontento hacia el ex mariscal, no sólo entre sus rivales islamistas, sino también en sectores más amplios de la población que creen que no tiene ninguna agenda concreta para Egipto y temen que sea tan autoritario y represivo como Mubarak.
Tanto el gobierno como los medios ensalzaron la figura de Al Sisi durante los últimos diez meses, presentándolo como un héroe, un baluarte contra el terrorismo islamista y el único capaz de combatir el desempleo, la inflación y la inestabilidad.
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