Hombres armados en el este de Ucrania detuvieron a otro grupo de observadores internacionales, informó ayer la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), mientras que la OTAN confirmó que la retirada de tropas rusas de la frontera se cumplió en parte. Los cuatro observadores y su traductor ucraniano fueron detenidos el jueves por hombres armados en Sievierodonetsk, 100 kilómetros al norte de Lugansk, indicó la OSCE. El secuestro lleva a nueve el número de personas relacionadas con la OSCE actualmente en manos de los separatistas. Cuatro observadores de la organización habían desaparecido esta semana en la región vecina de Donetsk. Kiev reiteró su objetivo de liberar a todo el este del país de los separatistas prorrusos. La operación “antiterrorista” para lograrlo sólo concluirá cuando se haya estabilizado la situación, afirmó el ministro interino de Defensa, Mijail Koval. “Seguiremos adelante hasta que la región viva y trabaje de forma normal”, dijo el ministro.

El grupo de observadores de la OSCE secuestrado anteriormente –un danés, un turco, un suizo y un estonio– se encontraba en una patrulla de rutina al este de Donetsk el lunes a la noche, cuando se perdió contacto. El autoproclamado alcalde del bastión separatista de Slaviansk, Viacheslav Ponomariov, declaró que los cuatro fueron detenidos por sus hombres. La OSCE envió a observadores civiles desarmados a Ucrania para llevar a cabo un monitoreo tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en marzo. Miembros de otra misión de la OSCE, de tipo militar, fueron liberados a principios de mayo tras ser retenidos por los rebeldes en Slaviansk durante una semana. Los rebeldes prorrusos, que controlan áreas clave en Lugansk y Donetsk, secuestraron a decenas de civiles, incluyendo a periodistas.

El gobierno ucraniano acusa a Moscú de apoyar a los separatistas alentando a combatientes voluntarios de Rusia a cruzar la frontera. Por otra parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó ayer que el presidente ruso Vladimir Putin cumplió en parte con su promesa previa de retirar las tropas rusas de la frontera con Ucrania. “Quizás alrededor de dos tercios han sido retirados, lo que por supuesto saludamos”, dijo en conferencia de prensa en Vilna, según su oficina. “De todas formas sigue habiendo tropas rusas listas para actuar si se toma una decisión política”, añadió.

Rasmussen también informó que por primera vez desde el enfriamiento de las relaciones entre la OTAN y Rusia, hace tres meses, el lunes se reunirá en Bruselas nuevamente el consejo OTAN-Rusia. La organización atlántica había congelado su relación con Moscú en marzo debido a la situación en Ucrania.

El primer ministro británico, David Cameron, llamó ayer al presidente electo de Ucrania, Petro Poroshenko, para ofrecerle su apoyo y debatir la forma de lidiar con los separatistas prorrusos en el este del país. “Acordaron que hay que continuar enviando un mensaje fuerte a Rusia para que coopere y ayude a poner fin a la violencia, especialmente en asegurar la frontera para terminar con el movimiento de armas”, informó un portavoz del premier.

Mientras, el gobierno ruso se mostró dispuesto a aplicar rebajas en el precio de gas que vende a Ucrania, luego de que la ex república soviética accediera a pagar 786 millones de dólares para saldar parte de la deuda que mantiene con Moscú por la provisión de gas. Así lo informó el presidente del comité parlamentario de energía Ivan Grachyov, consultado sobre la reunión que en Berlín mantienen el comisario europeo de Energía, Gunther Oettinger; el ministro de Energía ruso, Alexandr Novak, y el ucraniano, Yuri Prodan, y representantes de las gasíferas Gazprom y Naftogaz. Rusia, Ucrania y la Unión Europea seguirán negociando la próxima semana en Bruselas el tema del suministro de gas.

El pago para saldar la deuda de los meses de febrero y marzo de 2014 se realizó de acuerdo con un precio de 268 dólares por cada mil metros cúbicos de gas, y no los 485 que Rusia impuso a Ucrania tras el cambio de poder que siguió a la violenta destitución del presidente Viktor Yanukovich, el pasado 22 de febrero. A mediados de diciembre de 2013 –cuando Yanukovich estaba acorralado por manifestaciones opositoras proeuropeas que terminaron dominando los destituyentes antirrusos– Rusia acudió en su auxilio con fondos millonarios y una rebaja del 30 por ciento en el precio del gas. Oettinger aseguró que las partes dieron ayer “un paso adelante”, ya que mostraron su disposición a continuar con las negociaciones, pero reconoció que el contencioso “no se puede dar por cerrado”.

Sin embargo, el malestar y la tensión entre ambos países no ceden terreno. La Justicia rusa abrió ayer una causa penal contra Ucrania, a la que acusa de utilizar métodos de guerra que violan la Convención de Ginebra, durante su ofensiva militar contra las provincias rebeldes de mayoría rusoparlante, en el este del país. La causa fue abierta en el Comité de Instrucción (CI), un órgano judicial dependiente de la Presidencia rusa (antes adscripto a la Fiscalía General) que acostumbra encargarse de los casos más sonados y controvertidos en materia política, penal y criminal dentro y fuera del país.

Según el portavoz del CI, Vladimir Markin, los acusados –efectivos de las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional y la organización de ultraderecha ucraniana Sector de Derecha– “intencionadamente usaron aviación y artillería, algunos de ellos con simbología de la ONU, y otros equipos, para matar civiles pacíficos”. Como resultado, agregó el vocero, “entre la población civil hay muertos y heridos. Además, ha quedado destruida total o parcialmente la infraestructura industrial, energética, de comunicaciones y transporte, edificios de viviendas, incluidos hospitales, guarderías y escuelas”.