Sábado, 31 de mayo de 2014 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Horacio Arreceygor *
Los medios de comunicación occidentales han experimentado múltiples fusiones que reducen la diversidad de las noticias y las opiniones (Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización: Por una globalización justa: Crear oportunidades para todos-Ginebra, OIT, 2004),
Erase que, a lo largo y ancho del país, los trabajadores de la televisión no sabían quiénes eran los dueños de los medios, que la legislación había relajado las obligaciones de registro y que los canales se compraban y vendían a veces varias veces en meses como prenda de cambio de otros negocios, y que los que llegaban a hacerse cargo colgaban su señal propia de otros medios que ya tenían, levantaban los centros de emisión y le echaban la culpa a la tecnología y no a la concentración indebida de la caída de las fuentes de trabajo que solo se sostenían por la lucha sindical. Ese érase no existe más. Desde que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se comenzó a aplicar y las políticas cambiaron. En los últimos años ha crecido la cantidad de producción, se hace ficción en el interior y estamos a las puertas de que la totalidad de los procesos de adecuación sean aprobados y se empiece a desandar un camino que silenció voces mucho tiempo.
Nuestra organización vino reclamando el cambio de la vieja ley de radiodifusión desde antes que el neoliberalismo la empeorara con megacorporaciones. Hoy asistimos a un paso fundamental en el que el principal operador de cable del país ha puesto de modo explícito su voluntad de cumplir la ley. Es un hecho de suma relevancia ver cómo un mandato de todos los relatores de libertad de expresión y del sistema interamericano que reclama reglas antimonopólicas empieza a tomar vigencia.
Es cierto que faltan cosas tanto como institucionalizar otras para evitar retrocesos. Pero es tan cierto como que las reglas de pluralismo y diversidad fortalecen la democracia y solidifican el nacimiento de nuevas voces, y con ello nuevas fuentes de trabajo. La concentración históricamente las opacó, tanto como a las expresiones de la política. En este nuevo tiempo, la aplicación simétrica, universal y simultánea de reglas de adecuación debe promoverlas y estamos expectantes de que así sea. Nos permitimos recordarles a los lectores que hay convenios institucionales que ratifican las reglas de mantenimiento de la cantidad y calidad de aquéllas como condición de las instancias de esta adecuación. Hemos militando mucho por décadas para cambiar una realidad que se achicaba. No vamos a dejar de hacerlo ahora cuando las cosas cambian; estaremos alerta para que siga así y vamos a oponernos con todas nuestras fuerzas si por alguna razón se pretende echar por la borda lo conquistado en el futuro. La memoria y el destino de todos nuestros compañeros nos comprometen.
* Secretario general del Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SAT-SAID).
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