EL MUNDO › SIGUEN LAS BAJAS DE LAS FUERZAS OCUPANTES DE IRAK

La resistencia a fuego lento

Al día siguiente del ataque que dejó herida de gravedad a la miembro del gobierno provisional de Irak, hubo dos nuevos ataques que dejaron tres soldados muertos y 13 resultaron heridos.

Tres soldados estadounidenses murieron ayer en Irak en nuevos ataques, por lo que ya son 165 las bajas norteamericanas desde que Estados Unidos declaró el 1º de mayo el fin de la campaña militar en ese país. De esa cifra, unos 82 corresponden a muertos en combates y atentados en suelo iraquí. Mientras, siguen tejiéndose distintas hipótesis sobre el motivo del atentado del sábado contra la política iraquí Akila El Hashemi, que pertenece al consejo de gobierno provisional. Hashemi, una de las tres mujeres del consejo, fue herida en el estómago, un hombro y un muslo cuando seis hombres con la cara tapada le dispararon desde una camioneta. Al menos uno de los agresores murió, mientras que el hermano de Hashemi, su conductor y su guardaespaldas resultaron heridos. La funcionaria está estable, pero sigue grave. El Consejo acusó a células leales al partido de Saddam Hussein por el intento de asesinato contra Hashemi. Según el diario sensacionalista británico Sunday Mirror, el ex líder iraquí estaría en su ciudad natal al norte de Irak negociando su exilio en Bielorrusia a cambio de información “secreta” sobre armas de destrucción masiva.
Los ataques contra las fuerzas de ocupación parecen no tener fin. Tres soldados estadounidenses murieron ayer en dos ataques en suelo iraquí. En la madrugada de ayer, un ataque con granadas de mortero contra la cárcel de Abu Ghoreib, cerca de Bagdad, dejó un saldo de dos muertos y 13 heridos, todos soldados norteamericanos. Abu Ghoreib funcionaba en tiempos de Saddam Hussein y luego de su derrocamiento las fuerzas anglonorteamericanas la volvieron a utilizar para alojar a miles de prisioneros iraquíes, tanto miembros de la resistencia como los “presos de seguridad”. Además, la cárcel alberga a los miembros de la 800ª Brigada de la Policía Militar norteamericana. Fuentes norteamericanas dijeron que probablemente los atacantes sabían con exactitud dónde están los dormitorios de los soldados y las celdas de los prisioneros, ya que no hubo ningún preso herido. También ayer, un soldado estadounidense murió en Ramadi, a 110 kilómetros de la capital, cuando el vehículo en que viajaba pisó un explosivo.
Mientras, en Irak circulan varias teorías sobre los móviles del ataque contra Hashemi, el primero perpetrado contra los funcionarios iraquíes nombrados por Estados Unidos después de la guerra. Algunos políticos iraquíes creen que antiguos miembros del partido Baas de Saddam eligieron especialmente a esta mujer porque consideran una “terrible traición” que colabore con la administración estadounidense. Antes del derrocamiento de Saddam, Hashimi no sólo era miembro del Baas, sino que tenía un buen puesto en el ministerio de Relaciones Exteriores. Otros creen que el atentado fue obra de extremistas chiítas porque Hashemi, que es chiíta, no pertenece a ningún partido de esa religión ni se tapa la cabeza como el resto de las mujeres chiítas. Por su parte, el presidente del Congreso Nacional Iraquí (CNI), Ahmed Chalabi, que además preside el Consejo, dijo ayer que “estamos firmemente convencidos de que los criminales son remanentes del brutal partido” de Saddam. A pesar de que recibió varias amenazas, Hashimi siguió realizando su “deber patriótico” en el CNI, dijo Chalabi.
A todo esto, el partido kurdo Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) aseguró que Saddam será detenido en un mes, a más tardar. Según Adel Murad, uno de los representantes del jefe del UPK, Yalal Talabani, el Ejército estadounidense recibió hace dos semanas información sobre el lugar donde supuestamente se esconde el ex presidente iraquí, en Mosul, al norte de Irak. “El ejército mandó 22 helicópteros. Pero Saddam pudo huir”, declaró ayer Murad. “Su nos hubieran dejado, lo habríamos capturado con 10 de nuestros combatientes”, aseguró.
Sin embargo, el diario británico Sunday Mirror publicó ayer que, según una “alta fuente iraquí”, Saddam lleva nueve días negociando en secreto en su ciudad natal, Tikrit, con mediadores de las fuerzas de ocupación. Según este diario, Saddam quiere viajar a Bielorrusia a cambio de información “secreta” sobre las armas de destrucción masiva iraquíes.

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Un soldado de la patrulla norteamericana cerca de la zona donde se prendió fuego ayer en Irak.
Tres efectivos estadounidenses murieron en dos hechos y una decena resultaron heridos.
 
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