Vie 08.03.2002

EL MUNDO  › LA DERECHA SE UNIO Y DEJO EN CRISIS A CARDOSO

A todo o nada con Roseana

Roseana Sarney, candidata de la derecha para las elecciones brasileñas, logró ayer el pleno apoyo de su partido, que salió de la coalición de gobierno. Roseana compite en términos parejos con Lula.

La candidata presidencial Roseana Sarney ganó la pulseada y se salió con la suya. El Partido del Frente Liberal (PFL) retiró ayer sus tres ministros del gobierno y está dispuesto a hacer lo mismo con los más de 300 cargos que tiene a nivel federal. Sólo permanecerá el actual vicepresidente de Brasil, Marco Maciel. Estos fueron los efectos prácticos e inmediatos de la decisión de la cúpula partidaria pefelista –tomada ayer– de abandonar la coalición gubernamental, tal como lo había solicitado Sarney al denunciar maniobras del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Fernando Henrique Cardoso para favorecer a su candidato: el ex ministro José Serra. Semejante movida política pone a Cardoso ante la mayor crisis política que haya atravesado su gobierno. Y, de esta manera, el PFL intenta resguardar la figura de Roseana, una vez que no quedan dudas de que tiene grandes posibilidades para octubre.
El PFL quedó en una situación inédita: está fuera del poder por primera vez en sus 18 años de historia. Aunque, especulan, no será por mucho tiempo. La decisión fue tomada por Roseana, a quien las encuestas postulan en un empate técnico con Luiz Inácio Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT). Roseana había dado un ultimatum a su partido tras la decisión de la Policía Federal, avalada por el ministerio de Justicia, de registrar el fin de semana pasado las oficinas de su marido, el empresario Jorge Murad, bajo sospechas de desvíos de fondos de la disuelta Superintendencia de Desarrollo de la Amazonia (Sudam). La policía encontró, además de documentos importantes, el equivalente a 600.000 dólares y la candidata atribuyó la investigación a una maniobra de desprestigio. El martes último, Roseana advirtió que si no contaba con suficiente apoyo político, retiraría su candidatura.
Ayer, tras una reunión de la cúpula partidaria, entregaron su renuncia a Cardoso los ministros de Deportes, Carlos Melles; de Previsión Social, Roberto Brant; y de Minas y Energía, José Jorge, tal como lo había hecho el ministro de Medio Ambiente, José Sarney Filho –hermano de Roseana–, el lunes pasado. Roseana ayer festejó: “No hubo pérdidas, sino ganancias. Yo necesitaba que el PFL marchara a mi lado, y el partido estará conmigo”.
El “divorcio” en el seno de la coalición oficialista fue confirmado ayer a Cardoso por dos de los principales líderes del PFL, el presidente del partido, Jorge Bornhausen, y el actual vicepresidente Marco Antonio Maciel. Un comunicado oficial puntualizó: “Nuestra candidata fue víctima de insólita violencia, con claras consecuencias políticas, para fragilizarla y apartarla de la disputa (presidencial). Ante eso, concluimos que las razones políticas que sustentaban nuestra alianza desaparecieron y que nuestra presencia en el gobierno no se justifica más”. A la vez, se aclaraba que la carta que oficializaba la ruptura no tiene “ofensas personales ni ataques políticos” y promete que el PFL “no votará en contra del Brasil”. Esta aclaración intenta contrarrestar una sospecha: que el PFL se encargaría de vetar sistemáticamente los proyectos parlamentarios del gobierno en su último trecho de mandato. También se rompió otra ilusión: la especulación oficialista de que ante una segunda vuelta electoral, el PFL pudiera aportar sus votos a José Serra, a cambio de que Roseana ocupe la vicepresidencia.
Los comienzos del PFL se remontan a la dictadura; aunque fue creado formalmente recién en 1984 cuando –ante la decadencia del régimen militar– sus fundadores se plegaron a la oposición para asegurar la victoria de la fórmula encabezada por Tancredo Neves en las elecciones indirectas de enero de 1985. Tras la muerte de Tancredo Neves, el PFL se mantuvo en el poder entre 1985 y 1990 apoyando al gobierno de José Sarney. Luego de la derrota del oficialismo en los comicios directos de 1989, el partido trató de acercarse al nuevo presidente, Fernando Collor de Mello, y se mantuvo a su lado hasta que fue obligado a renunciar, en diciembre de 1992. Pero, por entonces, sectores significativos del partido trataron almismo tiempo de colaborar con las fuerzas que se oponían a Collor, y así le abrieron al PFL las puertas del gobierno de Itamar Franco (1992-1995). En 1994, se alió al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y pasó a formar parte de la coalición presidida por Cardoso.
Sin embargo, no todo fue romance. El año pasado, uno de los principales exponentes del PFL, Antonio Carlos Magalhaes, debió renunciar a su escaño en el Senado a raíz de un escándalo de espionaje, y acusó a Cardoso de inhibirse ante escándalos de corrupción por parte de políticos de otro partido aliado, el del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Pero en aquel momento los dirigentes del PFL optaron por darle la espalda a su antiguo líder y mantenerse fieles al gobierno Cardoso. Esta vez, ya no.

Informe: Verónica Gago

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