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› LA ECONOMIA REGISTRO UN GRAN CRECIMIENTO, PERO EL DESEMPLEO NO HA BAJADO
Siete puntos a favor de W. (pero falta más)
El Departamento de Comercio anunció ayer que la economía estadounidense creció un 7,2 por ciento en el tercer trimestre. Es la noticia que George W. Bush esperaba para su reelección, pero la mejora, por el momento, no incluye una baja del desempleo.
Pese a todos los pronósticos, la economía estadounidense creció sorpresivamente un 7,2 por ciento en el tercer trimestre del año. El anuncio fue hecho ayer por el Departamento de Comercio norteamericano, que indicó que después de una suba del 3,3 por ciento en el segundo trimestre, la economía de ese país se aceleró y registró el crecimiento más rápido desde 1984. El gobierno atribuyó estas cifras a la política económica de George W. Bush implementada en julio pasado, que básicamente consiste en la reducción de impuestos para los sectores más ricos y las corporaciones. Según sus detractores, hasta ahora esta política sólo había logrado profundizar el déficit presupuestario del país, que este año alcanzó un record de 374.000 millones de dólares y se prevé que siga aumentando el año que viene. Pero la altísima cifra de crecimiento no alcanzó para que las bolsas cerraran en alza: en Wall Street, el índice Dow Jones subió apenas el 0,12 por ciento. Por otro lado, mientras la economía sube el desempleo sigue sin bajar.
Combinando las reducciones impositivas y las bajas tasas de interés –las más bajas en más de dos décadas–, la administración Bush calculó un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del 7,2 por ciento que superó por lejos las previsiones más optimistas, que habían vaticinado un incremento de entre el cinco y el seis por ciento. Según el Departamento de Comercio norteamericano, en el tercer trimestre el consumo subió en un 7,8 por ciento, la mejor cifra en 25 años, y el ingreso real disponible –lo que queda en el bolsillo de los consumidores después de pagar sus impuestos– aumentó en un 7,2 por ciento en el mismo período. El gasto de los consumidores, que equivale a casi el 70 por ciento del PBI de Estados Unidos, también subió a un ritmo anual del 6,6 por ciento, el mejor en más de cinco años. Por otro lado, según el Departamento de Comercio, este aumento del PBI aceleró la inflación de los precios, que treparon al 1,9 por ciento en el segundo trimestre. Esta suba se debe, en parte, al aumento de los precios de los combustibles. Sorpresivamente, el informe de este departamento no indicó un aumento en los gastos de defensa, que se habían disparado en los primeros cuatro meses del año y habían contribuido significativamente a la tasa de crecimiento con un 3,3 por ciento en el mismo período.
Muchos analistas consideran que el efecto de la reducción impositiva impulsada por Bush va a diluirse con el tiempo y, como resultado, el crecimiento bajará a una tasa anual del cuatro por ciento para el resto de este año y el 2004. En su reunión del 16 de septiembre pasado, la Reserva Federal –el Banco Central de Estados Unidos– sostuvo que para que no haya riesgo de deflación el crecimiento de la economía de ese país tendrá que ser fuerte y duradero. Pero para el gobierno de Bush, las cifras del Departamento de Comercio rebosan optimismo. Según el secretario del Tesoro, John Snow, el crecimiento se debe a las contribuciones de los consumidores y empresarios y al Estado, que multiplicó sus gastos. “Las políticas del presidente tienen un impacto positivo sobre la economía”, afirmó ayer Snow en un comunicado. Y agregó que “el plan para el crecimiento y el empleo puso más dinero en los bolsillos de las familias estadounidenses y ayudó a las empresas a realizar nuevas inversiones”. Por su parte, el secretario de Comercio, Donald Evans, dijo que “la economía está en el buen camino gracias al programa del presidente Bush”.
Pero esta recuperación en la economía norteamericana no incluye la baja en el desempleo, que sigue en el 6,2 por ciento. Según el Departamento de Trabajo, el número de solicitudes de subsidio por desempleo disminuyó en 5000 y se situó en 386.000. Para este organismo, las solicitudes se mantuvieron por debajo de las 400.000 por cuarta semana consecutiva, lo que podría indicar que las empresas dejaron de despedir gente. Pero no está claro que haya aumentado la contratación de trabajadores o si la baja en el pedido de seguros de desempleo se deba a que los desocupados sencillamente dejaron de pedirlos.
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