Tres iraquíes murieron anoche en un ataque contra un convoy norteamericano en Mosul, al norte de Irak. La caravana estaba en un cruce de ruta cuando un grupo de desconocidos le disparó un cohete antitanque. Pero el proyectil alcanzó a un auto que pasaba cerca y mató a sus tres ocupantes civiles. Además, hirió a un soldado estadounidense y una mujer iraquí que estaba en otro auto. También ayer, dos personas fueron heridas en un atentado con explosivos en la sede administrativa de la provincia de Nínive. Y dos mujeres resultaron heridas en un ataque perpetrado en Kirkuk –al norte– contra una ex alta funcionaria del partido Baaz del depuesto Saddam Hussein.
Mientras, en Londres, el primer ministro británico, Tony Blair, dijo que la resistencia iraquí “sabe que ésta es una batalla ideológica en la que nos acusan de haber invadido Irak para robar”. En un discurso en la Cámara de los Comunes, Blair aseguró que Londres y la Casa Blanca sólo persiguen “el bienestar y la prosperidad” de Irak. Y que estos dos gobiernos deben “exponer estas acusaciones propagandísticas que indican que nos queremos quedar con el petróleo”. Pero justo ayer, el diario iraquí Al Nadha informó que el ministro de Petróleo de Irak, Ibrahim Bahr el Ulum, destituyó al director general de la Empresa Estatal de Comercialización de Petróleo (SOMO), Mohamed Yiburi, aparentemente por favorecer a petroleras cercanas a Saddam Hussein. La semana pasada, el Congreso Nacional Iraquí, el partido que dirige Ahmed Chalabi, del Consejo de Gobierno interino, había acusado a Yiburi de favorecer a estas empresas. Su cargo ahora será ocupado por Shamhi Howeit, que estudió en Gran Bretaña y trabajó en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).