Al menos 80 personas murieron ayer en Bagdad y otras 200 resultaron heridas cuando un atacante suicida del grupo jihadista Estado Islámico (EI) detonó un camión bomba. El ataque, que tuvo lugar en un barrio chiíta, fue uno de los estallidos más letales en la capital iraquí en años. Estados Unidos, Francia, Irán y la Liga Arabe reiteraron su apoyo a Irak al condenar el atentado en el mercado de Yamila, uno de los principales de la capital, que estaba abarrotado de gente en el momento de la explosión, ya que los jueves llegan nuevas mercancías y acuden más compradores antes del descanso del viernes.

La policía afirmó que la bomba estaba ubicada en el interior de un camión refrigerado, cuyo conductor llevó hasta el centro de un mercado de abasto en el barrio Sadr City, el más grande de Bagdad. El atacante atrajo a un gran número de personas al vehículo, ya que ofrecía de viva voz productos a un precio exageradamente bajo. El diario británico The Guardian citó a un comerciante de Yamila, que contó su versión de cómo sucedió el ataque. “La explosión ocurrió a la mañana alrededor de las 8.30 dentro del mercado. Era un inmenso camión cargado de tomates, y el conductor estaba gritando en el centro del mercado que tenía el producto muy barato. Así que la gente se acercó masivamente a él y entonces detonó la bomba en su interior. Así fue como el camión voló por los aires”, dijo el testigo, Alí, de 28 años.

El estallido dejó escombros y amasijos de hierro, además de la destrucción de numerosas tiendas y vehículos estacionados en este distrito, en el que viven más de dos millones de personas. Durante la jornada, la policía y fuentes hospitalarias tuvieron que actualizar en numerosas ocasiones las cifras de afectados por el atentado, dado que a lo largo del día llegó cada vez más gente afectada por el ataque. Finalmente las autoridades estimaron en 80 personas muertas y poco más de 200 heridos. Sin embargo, la fuerzas de seguridad afirmaron que aún buscan a 25 personas que se encuentran desaparecidas tras la explosión. Las víctimas eran en su mayoría campesinos que habían acudido al mercado a vender frutas y verduras.

Al reivindicar el ataque, el EI elevó el número a 90 muertos y 200 heridos, y aseguró que eran milicianos chiítas. Un comunicado difundido poco después del ataque en las redes sociales describió el atentado según la versión de los jihadistas. “Los soldados del Estado Islámico detonaron un camión bomba en medio de un grupo de milicianos chiítas en uno de sus feudos en el este de Bagdad”, escribieron. “Esto es para que los chiítas prueben los bombardeos que llevan a cabo contra nuestra gente musulmana”, señalaron los extremistas, en alusión a las operaciones de las milicias de este credo y de las tropas iraquíes contra zonas de mayoría sunnita de Irak controladas por el grupo jihadista.

El gobierno norteamericano condenó, a través del portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, el ataque en Bagdad y reafirmó su apoyo a Irak en su lucha contra el terrorismo. “Estas atrocidades muestran una vez más el desprecio absoluto del EI por las víctimas inocentes, incluidos mujeres y niños”, subrayó. “Seguimos comprometidos a trabajar con el primer ministro (Haidar) Al Abadi, las fuerzas de seguridad iraquíes y nuestros socios de la comunidad internacional para apoyar al gobierno de Irak a derrotar al EI y hacer responsable a esta organización por las atrocidades que ha cometido”, dijo.

En tanto, el presidente francés, François Hollande, sumó su crítica al ataque jihadista. A través de una llamada telefónica, reafirmó a Al Abadi la solidaridad de Francia en la lucha contra el grupo jihadista e instó a que se mantenga e intensifique la movilización internacional.

Por otro lado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Marzie Afjam, expresó la preocupación de su país por el incremento de los actos terroristas en Irak y abogó por una lucha seria, inmediata y efectiva a nivel internacional contra los jihadistas. A través de un comunicado emitido ayer, la diplomática iraní también manifestó su solidaridad con el gobierno iraquí y los familiares de las víctimas, a la vez que reafirmó el apoyo de Teherán a la lucha contra el extremismo.

Por su parte, el secretario general de la Liga Arabe, Nabil al Arabi, condenó la explosión en el mercado. “El atentado es una acción criminal. El EI debe detener sus crímenes y violaciones contra el pueblo iraquí”. Además, hizo hincapié en la necesidad de dar el apoyo suficiente a Bagdad para ayudarlo a detener las acciones terroristas contra su población. “Es un fenómeno peligroso y debe erradicarse del país”, dijo.

Una coalición internacional liderada por Estados Unidos viene bombardeando al grupo islamita en Irak y la vecina Siria desde hace un año. El apoyo aéreo permitió a las fuerzas iraquíes recuperar la norteña Tikrit, la ciudad natal del derrocado ex presidente Saddam Hussein, en abril. Pero desde entonces se estancaron las operaciones para echar a los extremistas de las principales ciudades sunnitas del país.

Con la irrupción del EI en la escena iraquí, se dispararon los casos de violencia sectaria, cometidos tanto por el grupo islamista como por las milicias chiítas pro gubernamentales. Para tratar de luchar contra ese sectarismo, así como contra la corrupción y los privilegios políticos, las autoridades iraquíes se comprometieron esta semana a llevar a cabo una serie de reformas, ante el creciente descontento popular y presiones por parte de la máxima autoridad religiosa chiíta del país. El paquete de medidas, aprobado el martes por el Parlamento y propuesto por Al Abadi, incluye la eliminación de altos cargos y de las cuotas religiosas o de afiliación política.