Mar 18.08.2015

EL MUNDO  › ALEMANIA E ITALIA ABORDARON DOS ASUNTOS CLAVE DE LA UNIóN EUROPEA

Grecia y la crisis migratoria europea

“El derecho de asilo podría ser el próximo proyecto europeo y ahí veremos si estamos realmente en condiciones de actuar juntos”, dijo Merkel de visita en Milán. Acerca de Grecia, su gobierno rechaza aceptar un recorte de la deuda.

› Por Elena Llorente

Página/12 En Italia

Desde Roma

La canciller alemana Angela Merkel y el jefe del gobierno italiano Matteo Renzi se encontraron ayer en Milán para visitar juntos la Expo 2015, la exposición universal actualmente en curso en esa ciudad del norte de Italia, que incluye pabellones expositivos de numerosos países, incluidas Italia y Alemania. Hubo aplausos en la Expo, pero también silbidos y abucheos. Los italianos no tienen mucha simpatía por el gobierno alemán, al que acusan de querer imponer sus normas y sus políticas en toda Europa. Renzi y Merkel –y sus respectivos cónyuges– compartieron luego una cena pero fueron muy reacios a hacer declaraciones, tal vez porque la canciller alemana no quiere irritar aún más a sus colegas del Parlamento, con los que ha mantenido numerosas diferencias sobre las medidas tomadas por la Unión Europea a favor de Grecia. El último tramo de esas medidas, un paquete de ayudas por valor de 86.000 millones de euros que fue aprobado por los ministros de Economía de la Unión Europea el viernes, debería ser aprobado a su vez este miércoles por el Parlamento alemán. Ese mismo día, por otra parte, Merkel tiene programado partir a Brasil con varios de sus ministros, para encontrarse con la presidenta Dilma Rousseff y firmar algunos acuerdos.

Pese a que no hubo declaraciones a la prensa, trascendió que dos temas principales estuvieron sobre la mesa de la cena: Grecia y el tercer plan de ayudas, y la crisis migratoria que está afectando principalmente a Italia y Grecia pero cuyas consecuencias alcanzan a toda Europa. Según la Organización Internacional para las Migraciones, desde enero han llegado a Europa por distintas vías unas 250.000 personas, mientras el año pasado se registraron 219.000 arribos. Y han muerto en el Mediterráneo al menos 2300 personas, las últimas 40 hace dos días, asfixiadas en el sótano de una barca. En una entrevista concedida este fin de semana a la televisión alemana ZDF, Merkel calificó el problema migratorio como “la emergencia más grave”, frase que fue muy bien recibida por el gobierno italiano, que desde hace tiempo pide más ayudas de parte de Europa pero a las que Alemania se ha opuesto demasiado a menudo. Merkel, al parecer, querría una reunión especial de la UE sobre el tema migratorio antes de tomar nuevas decisiones. “Tenemos necesidad de una política europea común en materia de asilo”, dijo en la entrevista con ZDF, aclarando que Alemania ha llegado al límite porque los pedidos de asilo este año podrían superar los 600.000, un record. “El derecho de asilo (sus reglas) podría ser el próximo proyecto europeo y ahí veremos si estamos realmente en condiciones de actuar juntos”, subrayó.

Sobre el tema migratorio no hay unanimidad en Europa. Algunos países se oponen a seguir recibiendo refugiados –como Inglaterra–, mientras otros aceptan aumentar el número previsto precedentemente, aunque limitan las cantidades. Lo cierto es que la UE –que recientemente ha aprobado algunas nuevas ayudas para afrontar la llegada de migrantes– desde la Segunda Guerra Mundial no se había encontrado con una crisis migratoria como la actual. Y según algunos expertos no sabe todavía muy bien qué hacer porque, en realidad, no quiere recibirlos a todos pero no puede decirlo.

Sobre Grecia, Merkel dijo en la entrevista que con este tercer plan de ayudas “no hay certeza pero sí una cierta esperanza” de que se pueda resolver la cuestión griega. Recordó además que muchas medidas que deberá aplicar el gobierno griego serán difíciles y duras para la población “pero necesarias si se quiere ver la luz al final del túnel”. El temido ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, por su parte, que siempre se ha manifestado muy exigente en relación a Atenas, fue todavía más lejos en declaraciones al diario Bild: “Las reformas deben ser implementadas punto por punto y nosotros controlaremos de cerca”. Es más, se dijo convencido de que este tercer plan de rescate “es la cosa justa por hacer” y por eso envió una carta al Bundestag para que el miércoles vote a favor. Pero dejó claro de todas maneras que Alemania, el país con el que Grecia está más endeudado (60.000 millones de euros), no aceptará jamás que esa deuda sea recortada. Aunque sí –vale la pena recordarlo–, hace poco más de un mes, en julio, Alemania redujo la deuda que Austria tiene con ella.

Lo que temen algunos miembros del Bundestag (Parlamento) además es que el FMI no quiera intervenir en este tercer programa de rescate, porque su máxima exponente, Christine Lagarde, ha dicho que el FMI entrará sólo cuando se vea que medidas como la reforma del sistema jubilatorio, entre otras, se están poniendo en práctica. Al menos 65 parlamentarios de la mayoría que apoya al gobierno de Merkel podrían votar en contra de estas nuevas ayudas, por lo cual el voto del miércoles podría transformarse en una verdadera prueba de fuego para la canciller alemana.

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