EL MUNDO › SON EL BLANCO PRINCIPAL DE LOS RECORTES DEL GOBIERNO CONSERVADOR DE CAMERON
Desde el punto de vista tory, los jóvenes, a diferencia de los jubilados, votan poco y mal. El costo de las matrículas estudiantiles se multiplicó mientras recortan la ayuda social para los menores de 25 años. Pura lógica clientelista.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
Los conservadores británicos tienen un nuevo campo de batalla. En la actual maqueta de guerra de la austeridad, los jóvenes forman parte del campo enemigo y cargan con un desproporcionado peso de los recortes fiscales anunciados en los últimos cinco años. Esta diferencia tiene un claro impacto en los ingresos y beneficios sociales que reciben en comparación con jubilados tanto ricos como pobres, único sector que ha escapado de la guadaña fiscal. La disparidad tiene una lógica clientelista. La participación de los jubilados en el cuarto oscuro duplica la de los jóvenes y, a diferencia de ellos, se inclina mayoritariamente por los tories.
La austeridad ha sido el caballo de batalla de los conservadores tanto cuando gobernaban en coalición con los liberal-demócratas (2010-2015) como a partir de la victoria el 7 de mayo pasado que les dio mayoría parlamentaria propia. Uno de los primeros actos de la coalición en 2010 fue el anuncio de un ajuste fiscal equivalente a unos 125 mil millones de dólares anuales, entre los que figuraba la triplicación de las matrículas universitarias y recortes a los beneficios sociales que recibían los más jóvenes.
El presupuesto presentado en julio muestra que la guadaña nuevamente se concentrará de manera desproporcionada en los menores de 25 años con el objetivo de eliminar el déficit fiscal para 2020. El gobierno eliminó la ayuda a estudiantes universitarios más pobres, a la vivienda para los jóvenes de 18 a 21 años y anunció un nuevo salario vital básico (living wage) para todos.... menos para los menores de 25 años. La cofundadora de la ONG Intergenerational Foundation, Liz Emerson, explicó a Página/12 el impacto generacional de todos estos años de austeridad. “Los ingresos de los menores de 25 años decrecieron un 10 por ciento mientras que los jubilados crecieron un 5,1 por ciento y son el único grupo que sigue recibiendo todos sus beneficios sociales, sean pobres, que indudablemente lo necesitan, o millonarios”, señaló Emerson.
La política gubernamental tiene una lógica política. En las elecciones del 7 de mayo la participación de los mayores de 65 años fue del 78 por ciento frente a un 43 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años. Entre los mayores un 47 por ciento se inclinó por los conservadores y un 23 por ciento por los laboristas. Entre los jóvenes la proporción fue la inversa: 43 por ciento por laboristas, 8 por ciento por los Verdes y 27 por ciento por los conservadores.
El tema es indudablemente complejo. Desde que el canciller conservador alemán Otto von Bismarck introdujo el primer sistema jubilatorio del mundo en 1880, la protección de este sector es un pilar de todo Estado de Bienestar. Pero hoy el universo de jubilados en el Reino Unido (y en otros países desarrollados) incluye una considerable proporción de millonarios. Age UK calcula que hay unas 12 millones de personas de más de 60 años. En este universo conviven 1,7 millones que están en situación de pobreza y necesitan subsidios para sobrevivir junto a más de dos millones que son millonarios.
El acceso a la propiedad es la clave. La actual generación de jubilados –las mujeres que se jubilaron a los 60 y los hombres a los 65– crecieron en una época de bajos precios inmobiliarios que fueron creciendo en los últimos 20 años de la mano de distintas burbujas especulativas. Hay más de 14 millones de propietarios en el Reino Unido: una tercera parte tiene más de 65 años.
Los jóvenes, en cambio, forman parte de lo que se ha llamado la generation rent (la generación que alquila). A diferencia de la generación mayor que ingresaba en el mercado inmobiliario poco después de salir de la universidad o dar sus primeros pasos en el mercado laboral, hoy se estima que un 28 por ciento de los que tienen entre 22 y 30 años ni siquiera pueden aspirar a alquilar y viven con sus padres (casi tres millones y medio de jóvenes). Según el banco hipotecario Hallifax, uno de cada tres jóvenes acepta que jamás adquirirá una propiedad y un 52 por ciento cree que en las próximas décadas la norma será alquilar.
Esta disparidad generacional no se limita al tema de la propiedad. El desempleo juvenil es casi el triple del promedio nacional. Con los nuevos valores de las matrículas universitarias (equivalente a unos 15 mil dólares anuales), la mayoría de los estudiantes salen de la universidad con una deuda equivalente a unas 40 mil libras esterlinas de promedio (70 mil dólares) que les dificulta la obtención de préstamos hipotecarios. “Con una perspectiva de empleo precario, salarios a la baja y altos costos de alquiler, los jóvenes no tienen muchas chances de ahorrar o de pensar en el futuro”, señala Emerson.
La generación cool de los Beatles y los Rolling Stones forman parte hoy de la nueva camada de jubilados en un tiempo en que ser joven ya no es tan cool como solía serlo. Los testimonios no sugieren mucha simpatía de este sector con las tribulaciones de los jóvenes. “Cuando éramos jóvenes vivimos lo mismo que estos jóvenes. Yo viví en áticos y trabajé hasta los 70. La vida es lo que uno hace: hay que salir y ganársela. No tener 10 hijos y vivir de los beneficios sociales”, comentó al dominical The Observer Ursula Smith, una jubilada de Christchurch, en el sur del país.
En los ’60 y ’70 novelas como La naranja mecánica especulaban sobre un futuro de virtuales guerras generacionales (en Argentina Diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares trabajó el mismo tema). Con la explosión demográfica (la expectativa de vida en el Reino Unido es de casi 82 años) y en tiempos de escasez económica, esta tensión generacional está marcando la política británica. Una estudiante universitaria Joy Howley reconoció que es un tema de peso. “Si uno pertenece a una familia rica quizás no se nota. Pero si uno no tiene esa ayuda familiar, se nota. Creo que como generación es en parte nuestra responsabilidad porque no nos hemos involucrado políticamente”, comentó Howley al The Observer a principios de julio.
La fecha es relevante porque las cosas han cambiado en estos dos meses. En 2011 hubo un gran movimiento estudiantil de protesta contra la triplicación de las matrículas que pareció evanescerse cuando el Parlamento aprobó la reforma en el financiamiento universitario. Pero la derrota laborista en las últimas elecciones generó un sorprendente fenómeno en la actual búsqueda de un sustituto para el líder partidario Ed Miliband. El principal candidato es hoy Jeremy Corbyn, de 66 años, que ha recibido un fuerte espaldarazo de miles de jóvenes que parecen haber salido del estupor previo y desbordan sus actos políticos. “El último presupuesto estuvo bien para los jubilados y fue muy duro para los estudiantes. Jeremy Corbyn es nuestra esperanza”, señala George Sutton, un estudiante de 16 años.
Esta nueva participación, que recuerda un poco al entusiasmo de La Cámpora o de Podemos en España, puede ser clave en los próximos años, pero la Intergenerational Foundation cree que se necesita comenzar ya con un programa que reequilibre las cosas. “Solo se podrá progresar si aceleramos la construcción de viviendas, reducimos las matrículas universitarias y los intereses de los préstamos, condicionamos los beneficios sociales de los jubilados a sus niveles de ingresos y cambiamos el énfasis fiscal centrándolo más en crecientes cargas impositivas sobre la vivienda y menor carga sobre el salario. Si queremos solucionar temas como la pobreza y la desigualdad, necesitamos tomar en cuenta esta brecha generacional”, señaló a Página/12 Emerson.
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