EL MUNDO
“Los Acuerdos de Ginebra tienen apoyo y pueden cambiar a Sharon”
Durante octubre, negociadores de ambas partes llegaron a unos acuerdos para solucionar definitivamente el litigio palestino-israelí. Esos acuerdos, sin respaldo oficial, serán firmados el 1º de diciembre. Aquí habla Yossi Beilin, el negociador israelí.
Por Ferrán Sales*
Desde Tel Aviv
Yossi Beilin, 55 años, ex ministro de Justicia del gobierno laborista de Ehud Barak, profesor de historia en la universidad, es, junto con el ex ministro de Comunicación palestino Yasser Abed Rabbo, uno de los promotores de los Acuerdos de Ginebra, el proyecto de pacificación más ambicioso en el conflicto israelo-palestino. Este documento no oficial, que empezó a ser distribuido en Israel, será firmado en una cumbre que los pacifistas de ambos lados celebraran en Ginebra el próximo 1º de diciembre.
–¿Cómo se iniciaron los Acuerdos de Ginebra?
–Empezamos las conversaciones inmediatamente después de la derrota electoral de Ehud Barak (febrero del 2001). Fue el resultado de las negociaciones que habíamos tenido antes en Taba y en las que habíamos participado Yasser Abbed Rabo y yo. Los dos pensábamos que en Taba se hubiera podido llegar a un acuerdo si las circunstancias hubieran sido favorables y si hubiéramos tenido más tiempo. Le dije a Rabbo que iba a dimitir de mis cargos en el gobierno y dedicar todo mi tiempo a buscar una solución permanente. El estuvo de acuerdo. Así empezamos el proyecto. Al principio trabajamos con dos colaboradores. A veces nos reuníamos los cuatro, otras incluso éramos cinco, en ocasiones redactando diversos borradores. Con el tiempo los encuentros se hicieron más difíciles; los israelíes no podíamos ir a los territorios palestinos y a los VIP palestinos les anularon sus permisos especiales para entrar en Israel. El cierre de los territorios y los toques de queda nos obligaban a encontrarnos en los puestos de control. Era algo surrealista. Otras veces hablábamos por videoconferencia o nos reuníamos en el extranjero, si los palestinos conseguían un permiso de salida. Por eso hemos tardado tres años. Simplemente no nos podíamos encontrar.
–¿Quién apoya ahora los Acuerdos de Ginebra?
–El apoyo oscila entre el 30 y el 40 por ciento de la población. La división es muy reveladora; nos apoya el 85 por ciento de los militantes de Meretz, el 55 por ciento del Laborismo, el 33 por ciento de Shinui e incluso el 20,6 por ciento del Likud. Tenemos el apoyo de las “palomas”, pero ello no excluye el centro ni la derecha.
–Si los Acuerdos de Oslo fracasaron, ¿qué le hace pensar que los de Ginebra pueden triunfar?
–Oslo fracasó no por que fuera un mal acuerdo, sino por que ambas partes los violaron. Si los que creen en la paz dejaran de intentarlo una y otra vez, nos hallaríamos en una situación terrible. El tiempo no juega a nuestro favor, ni el statu quo es la mejor opción. Hay que continuar. El hecho de que un acuerdo haya sido violado no significa que no se deba volver a intentarlo. Eso es lo que creo. La ventaja de Ginebra es que estamos presentando a ambas sociedades toda la verdad. No escondemos nada. Antes la gente tenía la sensación de que en el último momento la otra parte podría exigir algo inesperado e inaceptable. Hoy no hay sorpresas. La gente puede decir: esto es verdad. Si ésta es la solución y está todo incluido, estoy de acuerdo. Creo que la gente lo aceptará.
–¿Cómo van a poder aplicar estos acuerdos sin estar en el gobierno?
–La opinión pública es muy importante. Si los Acuerdos de Ginebra tienen el apoyo de la opinión publica, podremos cambiar la política del gobierno. No sé si Sharon está preparado para un proyecto de esta índole. Hoy por hoy seguro que no. Pero Sharon cambia de opinión. Está hablando de un Estado palestino o de ocupación. Además si hoy Sharon está construyendo el muro, sólo es por la presión de la opinión pública. Todo ello significa que Ariel Sharon es un “animal político”. Esto es una ventaja. En unademocracia el papel de la gente como yo es cambiar las decisiones del gobierno a través de la opinión pública. Es mi única herramienta.
–¿Cuál es el calendario ideal para aplicar los Acuerdos de Ginebra?
–Treinta meses, desde el momento de la firma, hasta la aplicación completa.
–¿Pero no cree que la construcción del muro condicionará la puesta en marcha del acuerdo?
–Para nada. El muro no nos impedirá pactar una frontera. Llegará un momento que ese muro se destruirá.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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