EL MUNDO › LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS EN RUSIA DEJAN UNA CAMARA BAJA A LA MEDIDA DEL PRESIDENTE
Putin ganó en medio de denuncias de fraude
El oficialista partido Rusia Unida lograba –según sondeos de boca de urna– la mayoría de escaños en la Duma (Cámara baja del Parlamento), En segundo lugar se ubicaba el Partido Comunista, que denunció fraude y le peleaban cerca los ultranacionalistas.
Por Mary Djevsky *
Desde Moscú
Con una mezcla de resignación, apatía y cinismo, los votantes rusos le dieron al presidente Putin la victoria electoral que había soñado para ayer convirtiendo a Rusia Unida en el partido más poderoso, por lejos, del nuevo Parlamento –el presidente en marzo se presentará a la reelección–. De todas formas, dados los esfuerzos que el Kremlin había invertido en la campaña, la performance del partido oficialista desilusionó. Según los resultados preliminares al cierre de esta edición, el oficialismo obtuvo el 36,5 por ciento de los votos. El segundo lugar iba para el Partido Comunista, con el 12, 9 de los votos y en tercer lugar el ultranacionalista Liberal Democrático –lograba el 8,5 por ciento–. , El líder del PC en Moscú, Alexander Kuvaev, dijo que presentará ante la Fiscalía General los datos sobre las “vulneraciones electorales” que se cometieron ayer.
Las nevadas y bajísimas temperaturas que azotaron a Rusia pueden haber reducido la concurrencia de los votantes, que según los observadores fue del 50 por ciento y cercana al 60 según la Comisión Electoral Central. Una cifra similar a la de las elecciones de 1999 y mucho más baja que la registrada en las zonas industriales del norte del país. Después del mediodía, en San Petersburgo y el noroeste de Rusia hubo tormentas de nieve y la asistencia de los votantes cayó vertiginosamente. Pero la abulia de los votantes fue el principal motivo de la baja concurrencia a las urnas. Luego del atentado suicida del viernes contra un tren suburbano del norte del Cáucaso, que según las autoridades rusas fue perpetrado por separatistas chechenos, las estaciones de emisión de votos de Rusia estuvieron muy custodiadas. Según las agencias de noticias locales, en estos comicios se desplegaron más de 26.000 policías y tropas del Ministerio del Interior. En Moscú, la presencia de los efectivos fue evidente: en la entrada de algunas estaciones de votos hubo detectores de metales y otras se llenaron de equipos con perros entrenados para buscar bombas.
La jornada transcurrió pacíficamente y sólo hubo algunos incidentes aislados. Un desconocido le tiró un huevo al primer ministro, Mijail Kasyanov, cuando salía de una estación de votos ubicada en el centro de Moscú. En las afueras de la capital, un votante desplegó una bandera nacionalista mientras gritaba que las elecciones eran “una farsa”. En un pueblito de Siberia, un campesino borracho estrelló su tractor contra una estación de votos, pero no hubo víctimas ni heridos. Con una colorida escenografía heredada de la era soviética, la televisión rusa mostró a Putin y a su esposa mientras votaban en una estación de votos moscovita. Los dos fueron mostrados como ciudadanos comunes, que tuvieron que exhibir sus documentos de identidad antes de entrar al cuarto oscuro.
De todas maneras, diversas encuestas sugirieron que, a pesar de la fuerte inclinación hacia este partido por parte de los medios estatales, el centro –representado por Rusia Unida– en realidad ha perdido apoyo desde 1999, cuando los dos partidos que se aliaron para formar esta fuerza recibieron el 41 por ciento de los votos. El nacionalista Partido Liberal Democrático de Vladimir Zhirinovsky casi duplicó sus votos al ganar más del 11 por ciento, mientras que el bloque Patria, un nuevo partido de izquierda, llegó de la nada para terminar acaparando el 7,6 por ciento de los votos. Su electorado parece haber cambiado sus preferencias por el Partido Comunista, cuyo nivel de apoyo se derrumbó del 24 al 15 por ciento.
A lo largo y a lo ancho de Rusia, todos los votantes recibieron una larga boleta con la lista de los 23 partidos, en la que tenían que elegir a uno marcándolo con una cruz. También recibieron una boleta más chica para votar a los legisladores de cada distrito. La mitad de éstos son elegidos con las listas de los partidos, según la proporción de votos ganados. Y la otra mitad son directamente elegidos por los 225 distritos. Sólo aquellos cuyos partidos lograran más del cinco por ciento de los votos pueden designar legisladores de sus listas partidarias. Los votantes moscovitas también tuvieron una tercera boleta para elegir al alcalde, mientras que a nivel regional hubo elecciones para otros 10 líderes, la mitad de ellos en busca de un segundo mandato.
La más peleada fue la elección del líder de Bashkortistan, una región con una amplia población musulmana en el centro de Rusia. Allí, el actual líder recibió apenas un tibio apoyo de Putin y acusaciones de juego sucio, que incluyeron la falsificación de boletas. Las quejas más escuchadas fueron sobre las complicadas boletas, pero especialmente apuntaron a la calidad de los candidatos. “Mírelos a todos éstos”, dijo una mujer ofuscada por el sistema de votación. “No hay ni uno al que se pueda votar. Si no querés a Luzkhov (el actual alcalde), entonces ¿quién queda? ¿Lebedev? Ese no es una opción”, declaró indignada. Mientras, las personas que la acompañaban describieron a los partidos más importantes como “un montón de bolcheviques viejos”.
Por primera vez, los ciudadanos rusos que viven en el extranjero –se calcula que son un millón– fueron alentados a votar en las elecciones parlamentarias de su país natal. El interés fue más fuerte en las repúblicas que pertenecieron a la Unión Soviética, como Abkhazia, una región de Georgia donde se esperaba que la gran población rusa votara a los nacionalistas.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.