EL MUNDO › CIENTOS DE MILES EN LA CALLE EN CONTRA DE LA FLEXIBILIZACION
Los manifestantes se movilizaron contra la reforma de pensiones prometida por el primer ministro Alexis Tsipras como parte del acuerdo de rescate financiero alcanzado el año pasado entre Grecia y sus acreedores internacionales.
Cientos de miles de griegos hicieron huelga y salieron a las calles para protestar contra las reformas del sistema de pensiones y la suba de impuestos, una medida que prácticamente paralizó a todo el país. La manifestación principal tuvo lugar en Atenas, donde los organizadores aseguraron que 100.000 personas se movilizaron, y terminaron con violentos incidentes entre manifestantes y policías.
El paro fue convocado por los principales sindicatos del país: tanto la Conferderación de Trabajadores (GSEE) como la Confederación de Empleados Públicos (Adedy), mayoritarias en el sector privado y estatal, respectivamente, llamaron a todos los trabajadores a unirse a las manifestaciones que se desarrollaron a lo largo de todo el territorio griego. Por su parte, el Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), de orientación comunista, se sumó al paro y convocó concentraciones y marchas en 76 ciudades. Pero además, tanto la Confederación Helénica de Profesionales, Artesanos y Comerciantes (Gsevee) como la Confederación Nacional de Comercio y Empresas (ESEE) también se movilizaron contra de la reforma de pensiones prometida por el primer ministro Alexis Tsipras como parte del acuerdo de rescate financiero alcanzado el año pasado entre Grecia y sus acreedores internacionales. De hecho, el paro coincide con la presencia en la capital griega de los representantes de los acreedores –Comisión Europea (CE), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)– con la misión de revisar si Grecia cumple con lo pactado. El llamado Cuarteto de acreedores exige un recorte este año del uno por ciento del PIB (1800 millones de euros) en las pensiones, y de su evaluación depende el desembolso de un nuevo tramo del rescate por 86.000 millones de euros en tres años acordado el año pasado, el tercero que recibió el país heleno desde 2010.
Prácticamente todos los grupos profesionales adhirieron a las marchas: comerciantes, marinos mercantes, jubilados, transportistas y sobre todo agricultores se movilizaron contra la reforma de la seguridad social. La radio griega fue categórica a la hora de definir la concurrencia. “Resulta más fácil decir quién no está en la huelga que quién lo está.” El transporte público estuvo paralizado y también se suspendieron viajes en tren y en ferry, lo que dejó incomunicados por mar a las islas. También se cancelaron algunos vuelos a territorios isleños. Los manifestantes se movilizaron al grito de “retiren la reforma de pensiones o váyanse” y “los votamos para salvarnos, no para que acaben con nosotros”. Uno de los manifestantes, Nikos Katzipondis, quien trabaja como corredor de seguros, aseguró que con la subida de las cotizaciones, la clase media y la baja serán las más afectadas. “Los profesionales liberales destinaremos el año próximo del 70 al 80 por ciento de nuestros ingresos a contribuciones sociales. No nos salen las cuentas, y hablo sólo de sobrevivir, no ya de pagar a nuestros empleados.”
El amplio seguimiento se notó en la multitudinaria manifestación que comenzó en de la céntrica plaza Syntagma, en Atenas, en la que se registraron algunos incidentes cuando grupos aislados de manifestantes lanzaron cócteles molotov a la policía, que respondió con gases lacrimógenos y bombas aturdidoras. Durante los enfrentamientos, un periodista fue agredido por algunos de estos manifestantes y tuvo que ser hospitalizado. Los disturbios continuaron después, ya finalizada la marcha, en el barrio de Exarija, de tradición izquierdista, donde los manifestantes incendiaron contenedores de basura y volvieron a lanzar bombas incendiarias. Se estima que unas 500 personas incitaron los disturbios y los enfrentamientos con la policía.
También en la ciudad portuaria de Tesalónica se registraron altercados. Agricultores indignados intentaron ingresar al Ministerio para las provincias de Macedonia y Tracia, en el norte del país.
Los planes del gobierno de Tsipras prevén una reducción promedio del 15 por ciento para las nuevas pensiones, así como fuertes recortes para los agricultores y subas de impuestos para los autónomos. El premier volvió a advertir que si no llevan a cabo las reformas pronto no se podrán pagar las pensiones. Algunos diputados del bloque oficialista fueron amenazados por sus votantes para que no respalden la reforma. El Ejecutivo griego cuenta con una mayoría de apenas tres diputados. Si no se aprueban los recortes, la situación derivaría en una nueva crisis política.
Tsipras, líder del partido izquierdista Syriza, se consolidó en el poder en septiembre pasado tras ganar una segunda elección, sin embargo, también tuvo que iniciar negociaciones con sus acreedores para tratar de manejar una deuda que asciende a más de 300.000 millones de euros.
Dentro del esquema que debe presentar a sus acreedores para que el país heleno continúe siendo confiable, Tsipras anunció un plan para reducir las pensiones que provocó un enorme malestar en la clase trabajadora.
Desde 2010, el FMI, la CE, el órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), y el BCE le extendieron al gobierno griego cerca de 270.000 millones de dólares en fondos de rescate, a cambio un programa de severos ajustes. Las pensiones fueron recortadas once veces desde 2010, con una pérdida del 40 por ciento de su cuantía, sobre todo las llamadas principales.
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