Apenas unas horas después de la captura de Saddam, alrededor de 20 iraquíes murieron y otros 32 resultaron heridos cuando un coche bomba explotó frente a la comisaría de la ciudad de Jalidiya, a 80 kilómetros al oeste de Irak. Según el canal de TV árabe Al Jazeera, el alto número de víctimas –entre las que figuran 16 policías– se debe a que, en el momento de la explosión, en el edificio se celebraba una reunión de policías. El ataque fue confirmado por el ejército estadounidense, que aclaró que entre las víctimas no hay ningún soldado de ese país. La comisaría se encuentra en una importante calle de Jalidiya, la ciudad ubicada entre Faluja y Ramadi, en pleno corazón del “triángulo sunnita”, tal como se conoce a este bastión de la resistencia antinorteamericana. También ayer, otro coche bomba –esta vez un patrullero iraquí– estalló frente al hotel Palestine, donde se aloja la mayoría de los periodistas extranjeros, en Bagdad. No hubo víctimas ni heridos, informó ese canal.
“Aproximadamente a las 8.30 de la mañana, un coche bomba fue detonado en la estación de policía de Jalidiya. Creemos que fue perpetrado por un atacante suicida, pero es demasiado pronto para asegurarlo”, declaró el teniente coronel norteamericano Jeff Swisher. Confirmó que inmediatamente después del ataque una fuerza de “reacción rápida” fue enviada a la zona. Y que ningún efectivo norteamericano resultó herido en el atentado. También explicó que el ataque llegó justo cuando las fuerzas anglonorteamericanas estaban considerando subirles el sueldo a los miembros del nuevo ejército iraquí. La semana pasada, la CNN informó que casi el 50 por ciento de los iraquíes reclutados por esta fuerza renunció por los bajos salarios, las cláusulas de los contratos y las instrucciones de sus superiores, entre otras razones.
Según el policía iraquí Saad Diab, que en el momento de la explosión estaba a casi cuatro cuadras de la comisaría, un desconocido estacionó un auto Volkswagen Passat frente a la estación policial y se alejó caminando rápidamente. Tres minutos después, el auto explotó dejando un cráter de dos metros de profundidad. Los heridos fueron llevados a un hospital de la ciudad de Ramadi mientras que las fuerzas estadounidenses, que tuvieron el apoyo de varios helicópteros, cercaron el área.
Este ataque fue el último de una serie de atentados contra otras comisarías iraquíes que mataron a docenas de efectivos en los últimos meses. El pasado 22 de noviembre, unas 18 personas, de las cuales 13 eran policías iraquíes, murieron cuando dos bombas estallaron al nordeste de Bagdad. Aparentemente, la resistencia antiocupación apunta a la policía y a otras fuerzas de seguridad porque éstas son vistas como colaboradoras de la fuerza anglonorteamericana.
En cuanto a la explosión en el Palestine, diversos testigos indicaron que no se trató de un atentado sino de un proyectil que impactó contra los bidones de nafta que había dentro del patrullero estacionado frente a este hotel de la capital iraquí. Cuando se enteraron de la detención de Saddam, muchos iraquíes dispararon al aire para celebrar la noticia y el proyectil pudo haber sido una bala perdida.