Mar 15.03.2016

EL MUNDO  › EL PEDIDO DE ALIANZA CON LA EXTREMA DERECHA LEVANTó UNA POLéMICA EN EL PARTIDO DE MERKEL

Un triunfo que golpea en los refugiados

El crecimiento de la extrema derecha en las elecciones del domingo en Alemania generó un debate en el partido Unión Cristiano Demócrata. Algunos proponen una alianza, otros se niegan a que la “extrema derecha” diseñe la agenda política.

La oficialista Unión Cristiano Demócrata (CDU), que lidera la canciller Angela Merkel, descartó ayer un acuerdo con la ultraderechista y antiinmigración Alternativa por Alemania (AfD), que logró un destacado triunfo en los comicios regionales del domingo. Pese a ser mencionado como el aspecto central de la derrota electoral, la canciller alemana salió a defender su política de refugiados, pero reconoció que el ascenso del partido de derecha se debió al voto protesta. La viceportavoz del ministerio alemán de Exteriores, Swasan Chlebli, calificó de partido “hostil a la democracia” a la AfD, fuerza que ayer se presentó en Berlín como un partido “conservador, liberal, cívico, patriota y abierto” y rechazó que se la enmarque en la extrema derecha. “Si se observan los contenidos programáticos, no puede haber una cooperación entre la Unión y la AfD”, señaló el secretario General de la CDU, Peter Tauber, en una entrevista con ZDF, la segunda cadena de la televisión Alemana.

“La AfD acepta que gran parte de sus dirigentes se sientan en casa completamente a la derecha y que usen un lenguaje que no es propio de los demócratas”, aseguró Tauber, para quien la “C” en la sigla de la CDU –que recuerda las raíces cristianas de la agrupación– implica que hay un límite en cuanto a cooperaciones hacia la derecha. El secretario General reaccionó a un mensaje en Twitter de Sebastian Fischer, diputado regional de la CDU en el estado federado de Sajonia Anhalt que criticó que se descartase de forma general la posibilidad de una coalición con la AfD, formación que desde sus orígenes es un partido “antiMerkel” y que surgió del rechazo a la política de rescate del euro (que la canciller calificaba como “sin alternativa”) y luego escogió como base electoral clave el rechazo al manejo de la crisis de los refugiados.

En ese proceso, varios fundadores del partido, de origen liberal, dejaron la formación. En una lucha de poder, el ala derecha del partido, liderada por Frauke Petri, derrotó al ala liberal que representaban Bernhard Lücke y HansOlaf Henkel, quienes actualmente describen a AfD como una formación ultraderechista. Otro sector que levantó su voz de alerta fue el que nuclea a la industria alemana, preocupado por el éxito electoral de AfD, y advirtió que esto podría asustar a los inversores. “No se descarta en absoluto que en parte el elevado ascenso de partidos como AfD asuste a los inversores”, advirtió el presidente de la Federación de la Industria Alemana (BDI), Ulrich Grillo.

Esas derrotas fueron analizadas por la Unión Socialcristiana (CSU). “La razón central es la política de refugiados. No tiene sentido disimularlo”, dijo el presidente de la CSU y primer ministro bávaro, Horst Seehofer, durante un acto de su partido, considerado el ala bávara de la CDU. Al ser preguntado si Merkel seguía siendo la canciller adecuada, Seehofer respondió afirmativamente. El político bávaro y principal crítico de la política de refugiados de la canciller dentro de las filas conservadoras señaló que la entrada de AfD en los tres estados federados donde se celebraron elecciones exigen un cambio de curso. “Debemos decirle al pueblo que hemos entendido y sacaremos consecuencias de los resultados. No puede ser que después de un resultado así la respuesta sea que todo seguirá igual”, dijo Seehofer.

“Analizamos el resultado de los comicios regionales. A pesar de las luces y sombras, ayer fue un día difícil para la Unión Cristiano Demócrata”, dijo la mandataria alemana. Merkel reconoció que tras el resultado de las elecciones en Baden-Wörttemberg, Renania Palatinado y Sajonia-Anhalt quedó claro que los alemanes están descontentos con el tema de los refugiados y que eso tuvo un peso seguro en el resultado. Sin embargo, insistió en que está convencida de que se necesita una solución europea, para lo que hace falta tiempo y recordó que las cifras de llegada de refugiados se redujeron, también en Turquía. “El voto de protesta tiene que ver con las cuestiones que quedan por solucionar en torno a los numerosos refugiados, también los miedos en relación a la integración”, afirmó y reconoció que hay preocupación por otras religiones, en especial el Islam, y la cuestión de la seguridad interior.

En una multitudinaria rueda de prensa en la capital, los líderes de AfD, Frauke Petry y Jörg Meuthen, subrayaron su éxito electoral a pesar de la propaganda en contra y de haber sido “increíblemente estigmatizados”, insultados e incluso agredidos. “Alemania ha elegido y creemos que es un buen día para la democracia”, manifestó Petry. Consultada por su posición ante el islam y por la llegada de refugiados musulmanes, bandera esgrimida por su partido para exigir poner freno a la inmigración, recordó que “es un tema que toca emocionalmente a muchos ciudadanos” y defendió la libertad religiosa en Alemania. Su compañero Meuthen subrayó, no obstante, que el islam no pertenece a la nación teutona, lo que no excluye que en el país vivan muchos ciudadanos que profesan esa religión.

El presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Josef Schuster, criticó con dureza a los electores alemanes. “Que un partido populista de derecha hasta la médula y que tolera incluso posiciones de extrema derecha reciba tantos votos muestra un horripilante giro a la derecha de la sociedad”, dijo Schuster en Berlín. “El resentimiento contra los refugiados y el miedo a lo extraño ayudaron a que AfD lograra un éxito electoral que no merece”, evaluó.

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