EL MUNDO › LA HIJA DEL DICTADOR PRESO ES LA FAVORITA HOY EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
Los sondeos pronostican que habrá segunda vuelta y que la rival de Fujimori será o bien la candidata del izquierdista Frente Amplio, Verónika Mendoza, o el ex ministro y economista neoliberal Pedro Pablo Kuzcynski.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Los peruanos concurren hoy a las urnas en una elección donde se juega el posible regreso del fujimorismo al poder y también la opción entre el cambio del modelo económico neoliberal o su continuidad. Son tres candidatos, de los diez en carrera, los que llegan con opción. Todos los sondeos coinciden en que la elección no se definirá hoy y habrá segunda vuelta. Keiko Fujimori, heredera del régimen autoritario de su padre Alberto Fujimori, encarcelado con una sentencia de 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, es fija en el ballottage. Su rival saldrá entre la candidata del izquierdista Frente Amplio, Verónika Mendoza, y el ex ministro y economista neoliberal ligado a los grandes grupos económicos, Pedro Pablo Kuzcynski. Ambos llegan igualados en las encuestas al día de la votación.
Por primera vez en más de un siglo los peruanos concurren a las urnas para elegir por cuarta vez consecutiva un gobierno democrático. Son algo más de 22 millones 900 mil los ciudadanos habilitados para votar, que lo harán entre las 8 de la mañana y las 4 de la tarde. En el Perú el voto es obligatorio. Los peruanos que sufragan en el exterior son 885 mil, aunque el nivel de participación entre ellos suele ser bajo.
Cuando la derecha creía tener controlada la elección con una baraja de candidatos que coinciden en defender el modelo neoliberal, y la posibilidad de un cambio de modelo ni siquiera se debatía, a menos de dos meses de los comicios todo cambió con la aparición en escena de la izquierdista Verónika Mendoza y del socialdemócrata Alfredo Barnechea, hoy cuarto en los sondeos, cuestionando el modelo neoliberal. Hoy Mendoza está muy cerca de pasar a la segunda vuelta, y si eso ocurre tiene buenas posibilidades de ganar la elección. Un dato relevante es que la izquierda, agrupada en el Frente Amplio, tiene en estas elecciones una importante presencia electoral nacional por primera vez en cerca de tres décadas (ver recuadro).
Comenzaron diecinueve candidatos y terminan la carrera diez. Siete se retiraron por falta de apoyo y dos fueron excluidos por las autoridades electorales –uno por irregularidades en las elecciones internas de su partido y otro por entregar dinero en sus actividades proselitistas lo que está prohibido por la ley que lo considera una compra de votos–, algo que sucede por primera vez en más de 60 años. Estas exclusiones, ocurridas a solamente a un mes de los comicios, generaron duras críticas a los organismos electorales y hasta algunas denuncias de fraude.
Se cuestionó la imparcialidad del tribunal electoral porque Keiko Fujimori también fue denunciada, con fotos y videos, por la entrega de dinero a los asistentes a un acto proselitista, pero en su caso el tribunal electoral, con una cuestionada interpretación de la ley, no la sancionó, como sí lo hizo con otro candidato.
Estas controvertidas decisiones llevaron al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha calificar las elecciones peruanas como “semidemocráticas”. Sin embargo, el jefe de la misión de observadores de la OEA, el ex canciller uruguayo Sergio Abreu, declaró este fin de semana a un medio peruano que “sí están dadas las condiciones” para las elecciones.
Entre los siete candidatos que se retiraron por falta de respaldo estuvo el postulante del oficialismo, el general en retiro Daniel Urresti, cuya intención de voto apenas bordeaba el 2 por ciento. Esto deja al gobierno de Ollanta Humala sin candidato, y al oficialista Partido Nacionalista sin representación en el próximo Congreso y hundido en una severa crisis y divisiones internas. Urresti y otros altos dirigentes del partido de gobierno le han dado su apoyo a Kuzcynski, el candidato de la derecha neoliberal.
Estas elecciones no solamente marcarían la debacle del oficialismo, sino también la virtual desaparición electoral de dos figuras centrales de la política peruana de los últimos tiempos: los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo.
García, dos veces presidente (1985-1990 y 2006-2011) ha sido una personalidad protagónica de la política nacional en las últimas tres décadas. En estas elecciones, acosado por cargos de corrupción, como los narcoindultos que firmó en su segundo gobierno a más de tres mil narcotraficantes, su intención de voto, según todos los sondeos, se mueve entre un reducido 5 y 6 por ciento. Una derrota humillante para el hombre que siempre se vanaglorió de ser un candidato prácticamente invencible. Hasta ayer, García, que en estas elecciones puede ver el final de su carrera política, se negaba a reconocer su bajo respaldo y aseguraba que pasará a la segunda vuelta.
Más dramático es el caso de Toledo, el hombre que encarnó el movimiento democrático que el año 2000 terminó con la dictadura de Alberto Fujimori, y que en 2001 se convirtió en presidente en medio de una gran expectativa. Hoy, golpeado por denuncias de corrupción y sus confusas y contradictorias explicaciones a esos cargos, tiene un nivel de respaldo que apenas bordea el 1 por ciento. La carrera política de Toledo no parece tener futuro más allá de las elecciones de hoy.
Ayer, una emboscada en la región central de Junín a efectivos militares que se desplazaban para custodiar un colegio que funcionará como centro de votación dejó tres muertes, dos militares y un civil. Las autoridades atribuyeron el ataque al pequeño grupo remanente que queda del movimiento armado maoísta Sendero Luminoso, aislado en una agreste zona cocalera, donde se produjo la emboscada.
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