EL MUNDO › EN AUSTRIA LA EXTREMA DERECHA SALIó PRIMERA; HABRá BALLOTTAGE
Norbert Hofer, del partido PFÖ euroescéptico y xenófobo, competirá con el ecologista Alexander Van der Bellen. Por primera vez en la historia democrática de Austria, el futuro presidente no será ni socialdemócrata ni democristiano.
Norbert Hofer, candidato del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ), ganó la primera vuelta en las elecciones presidenciales de Austria al obtener el 35,4 por ciento de los votos y se enfrentará en el ballottage con el ecologista Alexander Van der Bellen, ex vocero de Los Verdes, quien cosechó el 21,3 por ciento de los sufragios. La lucha por el segundo lugar fue más ajustada, con la candidata independiente Irmgard Griss, a punto de arrebatarle esa plaza a Van der Bellen, que llegó al 19 por ciento. Según el recuento casi completo de los sufragios y con proyecciones de medio millón de votos por correo, por primera vez en la historia democrática del país alpino, el futuro presidente no será ni socialdemócrata ni democristiano.
El resultado de ayer es el mejor conseguido en casi 70 años de historia del FPÖ, un partido euroescéptico, xenófobo y populista. Desde la campaña electoral, se consideró a estas elecciones como un termómetro que mide el apoyo popular del partido derechista y de las dos formaciones gobernantes, cuya posición en el poder queda debilitada con el resultado del fin de semana. Los dos candidatos de la llamada “gran coalición” de Gobierno sufrieron una histórica derrota electoral en comicios en los que la participación fue del 68 por ciento. El democristiano Andreas Khol, ex presidente del Parlamento, se ubicó en el cuarto lugar, con el 11,2 por ciento de los sufragios, mientras que el socialdemócrata Rudolf Hundstorfer, ministro de Asuntos Sociales hasta su candidatura, arañó el quinto lugar con el 10,9 por ciento.
La clara victoria de Hofer contradice las encuestas difundidas en las últimas semanas, que indicaban que Van der Bellen era el principal favorito para ganar las elecciones. Según estos sondeos, el candidato ecologista tenía una ventaja de tres puntos sobre Hofer en caso de que ambos se enfrentaran en un duelo directo.
En una primera reacción, Hofer señaló en una entrevista concedida a la emisora pública ORF: “La gente está llena de esperanza. En cuatro semanas vamos a ver el cambio de rumbo para Austria –y agregó–. Nadie me tiene que tener miedo, soy una persona amable, pero con principios. Pero si el gobierno no mejora, entonces será difícil para el Ejecutivo”, manifestó sobre la posibilidad de sacar del poder a la coalición de Gobierno en caso de ganar la segunda ronda.
Van der Bellen, por su parte, se mostró confiado de poder remontar la gran diferencia con respecto a Hofer y recordó que es la segunda vuelta la que decide quien será el próximo mandatario, y no la primera. “Es una carrera entre dos personalidades diferentes, pero no será una lucha sucia”, auguró Van der Bellen sobre la campaña que tendrá lugar las próximas cuatro semanas de cara al ballottage.
El actual presidente, el socialdemócrata Heinz Fischer, debe abandonar el cargo en julio tras permanecer en el cargo durante dos mandatos de seis años. Los comicios están marcados por la crisis de los refugiados, que empujó hasta Austria en los últimos meses a decenas de miles de migrantes provenientes de Medio Oriente.
Presionados por las posiciones cada vez más radicales del FPÖ, las dos fuerzas en el poder, el Partidos Socialdemócrata de Austria (SPÖ) y los democristianos del Partido Popular Austríaco (ÖVP), endurecieron –a comienzo de año– su política migratoria, fijando límites máximos de acogida y con la implementación de cierres de frontera con los países vecinos. A pesar del endurecimiento de las medidas, muy criticado en Bruselas y en la vecina Alemania, el descontento social con la situación migratoria y económica parece haber convencido a más votantes a optar por el FPÖ en las urnas.
Es que la situación social de Austria empeoró en los últimos años, con un aumento del desempleo, que pasó en menos de dos años del 4,5 al 6 por ciento, con cerca de medio millón de desocupados, algo de lo que el FPÖ responsabiliza al Gobierno. El SPÖ y el ÖVP, pilares fundamentales de la Segunda República de Austria, nacida tras la Segunda Guerra Mundial, gobernaron juntos durante más de 43 de los últimos 71 años.
Norbert Hofer tiene 45 años de edad y hasta ayer era vicepresidente tercero del Parlamento austríaco. El candidato ultraderechista, que camina con ayuda de un bastón luego de haber sufrido un accidente mientras practicaba parapente, aceptó, a último momento, la propuesta de su formación para presentarse a las presidenciales, opción que había desechado antes por considerarse demasiado joven para el cargo.
Alexander Van der Bellen, que aparece como gran esperanza de progresistas y conservadores para evitar que Hofer sea el nuevo presidente austríaco, es un economista de 72 años que fue líder del partido Los Verdes, entre 1997 y 2008, aunque en estos comicios se presentó formalmente como independiente. Antiguo decano de la facultad de Ciencia Económicas de Viena, desciende de una familia rusa que escapó de la revolución bolchevique de 1917 y siempre ha sido muy valorado en Austria por su honestidad y por hablar de forma clara. Algunos analistas señalan que es el candidato que mejor representaría las funciones de la Presidencia austríaca, un cargo más bien protocolar, sin poderes ejecutivos, que posiciona a quien detenta esa función como representante del país en el exterior. El presidente federal austríaco tiene, sin embargo, poderes concretos como el de disolver el Parlamento, destituir al Gobierno o ser comandante en jefe del Ejército, entre otros roles.
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