EL MUNDO › DESPUéS DE LLEVAR SU DENUNCIA ANTE LA ONU, LA MANDATARIA DE BRASIL SE ENCUENTRA CON SUS BASES SOCIALES
Mientras el gobierno de Rousseff traza lo que define como estrategia de “resistencia al golpe”, la oposición avanza hacia un prácticamente seguro inicio del juicio político en la Cámara alta y el vice Temer no logra armar un gabinete.
› Por Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Dilma Rousseff se reúne hoy con representantes de los movimientos sociales en el Palacio Planalto casi a la misma hora que en el Senado serán anunciados los nombres de los 21 miembros de la Comisión Especial encargados de evaluar si procede abrir un juicio político o “impeachment”, el cual ya recibió un amplio respaldo en la Cámara de Diputados ocho días atrás.
Comienza a tomar forma la nueva fase de la crisis que puede prolongarse hasta por seis meses. Mientras el gobierno traza lo que define como estrategia de “resistencia al golpe” la oposición avanza hacia un prácticamente seguro inicio del “impeachment” en la Cámara alta y el vicepresidente Michel Temer procura, hasta el momento sin éxito, formar un gabinete presidencial de transición (o excepción) con el apoyo del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
Rousseff se reunió ayer con el ministro jefe de la Abogacía General de la Unión José Eduardo Cardoso con quien esbozó la posible judicialización de la batalla por el “impeachment”, que podría ser enviada a la Corte, y hoy recibe a los miembros de su gabinete político antes del encuentro, aún no anunciado oficialmente, con la Central Unica de los Trabajdores, el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra y el Movimiento Trabajadores de los Sin Techo.
El objetivo es reforzar la alianza con esos movimientos, que pese a sus críticas se reaproximaron al gobierno ante la embestida golpista, en vista de la probable licencia obligatoria de Rousseff quien tendrá que trasladar su escritorio del Planalto al Palacio de Alvorada, la residencia oficial en Brasilia.
En el Senado hoy será presentado el presidente de la Comisión Especial de Impeachment Raymundo Lira, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), respaldado por la mayoría de los miembros de ese organismo entre quienes no hay igual consenso sobre el nombramiento como relator de Antonio Anastasia, perteneciente al PSDB y ligado directamente al ex candidato presidencial Aécio Neves, derrotado en 2014 por Dilma.
La senadora Gleisy Hoffmann del PT anunció el rechazo a la designación del socialdemócrata Anastasia, lo que puede causar un debate y eventual postergación del inicio de las deliberaciones de la Comisión de Impeachment.
El oficialismo pretende prolongar tanto como pueda el trabajo de la Comisión al contrario de la oposición, empeñada en acortarlo siguiendo el ejemplo de Diputados que llegó a sesionar durante un fin de semana.
Pero la mayoría de los miembros de la Cámara alta anticiparon que evitarán repetir la sesión del domingo 17 de abril, cuando decenas de diputados respaldaron el juicio político dedicando su voto a sus esposas, madres, dioses y un represor de la dictadura, como lo hizo el legislador y militar retirado Jair Bolsonaro. Opositores reconocen que aquella estrafalaria votación transmitida por los principales canales nacionales y por algunas cadenas internacionales, afectó la credibilidad del proceso contra Rousseff. No son pocos los grandes medios de globales que ponen en duda la legitimidad de un eventual gobierno de Michel Temer, en cuyo entorno niegan que Brasil puede tornarse una “república bananera”.
Los argumentos de la oposición no convencieron al secretario general de Unasur, Ernesto Samper, quien dijo el sábado que el proceso contra Dilma “está avanzando rápidamente sin que haya ninguna prueba que determine su culpabilidad”. Y el ex juez español Baltasar Garzón manifestó ayer su preocupación ante la situación brasileña la cual “guarda semejanzas con las que fueron vividas en Honduras y Paraguay” donde fueron derrocados los presidentes Manuel Zelaya, en 2009, y Fernando Lugo, en 2014.
Una vez que la Comisión Especial sobre el Impeachment dé el probable visto bueno al proceso, ese laudo será girado al Plenario del Senado, con 81 miembros, donde se estima que será tratado entre el 12 y el 17 de mayo. Y si la oposición logra en el Recinto una mayoría simple, de 41 sufragios, automáticamente Rousseff iniciará su licencia por hasta seis meses en el transcurso de los cuales se juzgará si cometió algún “crimen de responsabilidad”. Para que sea condenada y separada del cargo se requerirán dos tercios de la Casa, es decir 54 de los 81 senadores.
Como lo anunció el viernes en Nueva York ante periodistas de varios países Dilma rechazará el gobierno “ilegítimo” encabezado por el “traidor” Temer a partir de medidos de mayo.
El vicepresidente se reunió ayer con el titular de la Federación de Industrias de San Pablo, Paulo Skaf, el dirigente empresarial que asumió la vanguardia de la campaña golpista cediendo las instalaciones de su entidad para que allí acampen grupos de derecha y ultraderecha.
Y el sábado conversó con el ex presidente del Banco de Boston Henrique Meirelles, uno de los candidatos a comandar el Ministerio de Hacienda.
Los dos encuentros fueron en el Palacio de Jaburú, la residencia oficial del vicepresidente en Brasilia.
Por lo pronto el aspirante a presidente no conquistó el apoyo del sector financiero que si bien respalda la caída de Rousseff tiene reparos sobre la solidez de un gobierno sin sustento electoral, necesario para ejecutar reformas (o contrarreformas) en el sistema jubilatorio, laboral y de concesiones de obras públicas.
La desconfianza de los banqueros no es menor que la del mayor partido opositor, el PSDB de Neves y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quienes rechazan la posibilidad de que dirigentes socialdemócratas integren un eventual gabinete de Temer.
Mañana habrá una reunión del PSDB, presidida por Aécio Neves, en la que se definirá si el partido será parte de la futura administración o sólo la apoyará en el Congreso. En la segunda hipótesis Temer habrá sufrido un revés severo y estará justificando la previsión de la consultora de riesgo político internacional Eurasia, para la cual su gobierno tiene un 35 por ciento de posibilidad de no finalizar el mandato previsto para el 31 de diciembre de 2018. El público también duda sobre la gobernabilidad de un presidente sin votos: una encuesta de Ibope, divulgada este fin de semana, señala que el 92 por ciento opina que el gobierno de Temer no solucionará la crisis, y el 62 por ciento apoya la salida de Dilma y Temer junto ha llamado a nuevas elecciones.
La semana pasada el vicepresidente y jefe del PMDB tuvo que suspender las reuniones en su domicilio de San Pablo debido a las manifestaciones en su contra del movimiento Levante Popular. Protestas que se repitieron este fin de semana en las cercanías del Palacio Jaburú, en Brasilia, donde se corearon consignas como “Temer golpista”, frente a un nutrido cerco policial.
En Río de Janeiro jóvenes con disfraces de Hitler y otros con anteojos oscuros evocando a los servicios de inteligencia de la dictadura, se concentraron frente a la residencia de Jair Bolsonaro, el apologeta del régimen y los torturadores.
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