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Un ballottage cabeza a cabeza
La segunda vuelta en las presidenciales de ayer en Guatemala la disputaban de forma reñida un empresario y un guía de los indígenas mayas, Oscar Berger y Alvaro Colom, respectivamente.
Los empresarios guatemaltecos Oscar Berger y Alvaro Colom disputaban ayer la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de ese país, que transcurrieron con tranquilidad y con un marcado abstencionismo. Según los primeros resultados de votos emitidos al cierre de esta edición, ambos se alternaba en el primer lugar. En los comicios del 9 de noviembre, Berger salió en primer lugar y Colom se quedó con el segundo, pero ninguno de los dos obtuvo el 50 por ciento más uno de los votos. Las últimas encuestas dieron como favorito a Berger, un abogado conservador vinculado con el sector financiero. Sorpresivamente, el ex dictador Efraín Ríos Montt, ( 1982 y 1983) que quedó tercero en la primera vuelta, pidió a los guatemaltecos que voten por Colom, guía espiritual maya de la centroizquierda que pide juzgarlo.
A diferencia de las elecciones del 9 de noviembre, cuando los guatemaltecos se quejaron por las larguísimas colas que hubo que hacer para votar, ayer casi no había gente en las escuelas habilitadas para estos comicios. En la primera vuelta, el 42,11 por ciento de los electores empadronados no fue a votar. Y es probable que en la segunda vuelta esta cifra suba mucho más por las fiestas de fin de año. Según una encuesta publicada el viernes por la consultora guatemalteca Vox Latina, el 58 por ciento de los entrevistados dijo que votaría a Oscar Berger, el candidato de la Gran Alianza Nacional (GANA). El 42 por ciento se pronunció a favor de Alvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Pese a esos pronósticos, antes de votar en una escuela de las afueras de la capital, este último afirmó que “vamos a ganar la presidencia con una ventaja de entre 8 o 12 puntos”. También dijo que tiene el apoyo de los indígenas, que representan al 41 por ciento de los guatemaltecos. “En el voto indígena es donde aventajamos al candidato de GANA”, declaró hace unos días este ingeniero y empresario devenido en político, el único “ladino” (mestizo) que ostenta el título de “chamán” o sacerdote maya, que lo autoriza a ser “ministro del culto solar maya”. Por su parte, Berger dijo no querer “pecar de triunfalista, pero las encuestas nos dan un buen porcentaje para ganar”.
Durante los comicios de ayer, Colom denunció a los dueños de tres ingenios azucareros por impedir a sus empleados ir a votar. La denuncia fue hecha ante la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), que llegó a este país para fiscalizar la transparencia de los comicios.
Cualquiera sea el ganador de la segunda vuelta, el próximo 14 de enero sustituirá al actual mandatario, Alfonso Portillo, y se convertirá en el segundo presidente que llega al poder luego de la firma de los Acuerdos de Paz. Estos se firmaron en 1996 y pusieron fin a 36 años de guerra que dejaron más de 200 mil muertos y desaparecidos. Justamente hoy se cumple el séptimo aniversario de estos acuerdos, pero la fecha apenas se celebrará con una breve ceremonia “porque se trata del día siguiente de las elecciones presidenciales”, anunció la secretaria de la Paz, Catalina Soberanis.
El ganador tendrá que “atender la situación de virtual hambruna que padecen al menos 49 municipios del país”, indicó el analista político guatemalteco Víctor Ferrigno. El 80 por ciento de los 11,2 millones de habitantes de este país no tiene sus necesidades básicas satisfechas. Pero para reducir la pobreza, el futuro gobierno tendrá que implementar una reforma fiscal y “ésta sólo es posible mediante un pacto social porque el tema de los impuestos es muy sensible para distintos sectores de la población”, sostuvo Ferrigno. Según el analista, la evasión fiscal y el contrabando superan los mil millones de dólares anuales y a eso se le suman las también millonarias exenciones que disfrutan algunos sectores empresariales. Para Laura Asturias, editora de la revista La Cuerda, Guatemala necesita un sistema fiscal más equitativo y una decidida purga en el Estado. Con los niveles de corrupción actual “no importaría cuánto se recaude de impuestos, nunca alcanzaría para disminuir la pobreza”, afirmó. Otro dilema para el próximo presidente será el tratado de libre comercio que cuatro países centroamericanos, incluido Guatemala, negociaron este año con Estados Unidos. Según Asturias, este acuerdo creará beneficios para unos pocos, “pero más pobreza para la mayoría”.