EL MUNDO › EL PRESIDENTE INTERINO DE BRASIL ERA UNA FUENTE “CONSTANTE” PARA WASHINGTON, SEGUN CABLES DE WIKILEAKS
En los cables de Wikileaks se describe la preocupación de Temer por un giro a la izquierda del ex presidente durante su segundo mandato. También que daba información a la embajada sobre el escándalo del llamado “Mensalao”.
› Por Gustavo Veiga
El huevo de la serpiente se incuba en Brasil, aparece en Wikileaks como informante de Estados Unidos y se baña en las aguas del río Jordán de Israel. Michael Temer, el flamante presidente interino acaba de ser señalado como informante de la CIA porque es citado en documentos secretos de 2006. Jair Bolsonaro, un diputado conservador, misógino y reivindicador de la dictadura militar y sus torturadores, visitó la Knesset (el parlamento israelí) y un pastor evangélico lo bautizó donde lo hicieron con Cristo. Ambos fueron invitados al 68° aniversario de la independencia israelí con otros parlamentarios. La derechización evidente del país vecino comienza a confirmarse en certezas que exceden al golpe institucional contra Dilma Rousseff.
Los dos hechos que tuvieron como protagonistas a Temer y Bolsonaro se difundieron casi en simultáneo apenas unas horas después de que en el Senado se votara la separación de la presidenta de su cargo por 180 días. Al ex vicepresidente de Dilma y actual primer mandatario le cantaron piedra libre en Wikileaks. Según dos documentos de la organización internacional, fue un informante calificado de la embajada de EEUU en Brasil con la que intercambió datos “sensibles” y “solo para uso oficial”.
La información, según Wikileaks, era enviada al Consejo Nacional de Seguridad y al Comando Sur de Estados Unidos, centro neurálgico de su espionaje sobre América Latina. La misma organización definió a Temer como “informante de inteligencia” de EEUU. Una de las conductas que se le atribuye es su comentario sobre un supuesto desencanto popular con la primera presidencia de Lula y que la oportunidad le proporcionaba a su partido, el PMDB, la chance de presentar un candidato a las elecciones de 2006.
Sus análisis sobre la realidad política de Brasil en ese momento se comprobaron erróneos. Lula fue reelecto aquel año con casi el 60 por ciento de los votos en segunda vuelta. En los cables de Wikileaks se describe la preocupación de Temer por un giro a la izquierda del ex presidente durante su segundo mandato. También que daba información sobre el escándalo del Mensalao (gran mesada en español), ocurrido durante la crisis política del 2005 cuando se conoció una denuncia por pagos de sobornos a varios diputados a cambio de que votaran proyectos del Poder Ejecutivo.
Ese caso, el primero que salpicó de corrupción al PT, terminó con el juzgamiento de 38 funcionarios políticos y empresarios, de los cuales 25 fueron a parar a la cárcel, según las informaciones de la época. Temer no ahorraba detalles en sus contactos con el gobierno de EEUU: cuestionaba la “visión estrecha” de Lula y decía que ponía un “acento excesivo sobre los programas sociales que no promueven el crecimiento o el desarrollo económico”.
La peor de sus condenas no era ésa. Al actual presidente se le atribuye en los documentos que acusó a algunos dirigentes del PT por haber “robado a las finanzas públicas, con el objetivo de ampliar el poder del partido”. Estas imputaciones, con la perspectiva del tiempo transcurrido, caricaturizan su alianza con el partido liderado por Lula y su inclusión en la fórmula presidencial que integraba con Rousseff.
Según Wikileaks, la comunicación de Temer con la embajada de EEUU era “constante” y los documentos fueron enviados desde San Pablo hacia el Comando Sur del gobierno norteamericano que cubre 31 países y abarca 24,9 millones de kilómetros cuadrados. Esos telegramas que la organización acaba de difundir están fechados entre el 11 de enero del 2006 y el 21 de junio del mismo año.
El ultraderechista Bolsonaro se encontraba en Israel cuando el Senado brasileño votó la separación de Dilma. Invitado con otros parlamentarios a los festejos por el 58 aniversario de la independencia del estado judío, no perdió la oportunidad para bautizarse en las aguas del Jordán. La imagen en video recorrió el mundo a través de las distintas redes sociales. El pastor Everaldo, también brasileño y líder del Partido Social Cristiano (PSC), lo sumergió en el río donde fue bautizado Jesucristo. La ceremonia que aconteció no tiene desperdicio.
Everaldo le preguntó: “¿Usted acredita que Jesús es hijo de Dios?”. “Acredito” respondió el diputado y militar retirado. A lo que siguió un interrogatorio sobre cuestiones de la fe que finalizó cuando el pastor sumergió en las aguas a Bolsonaro. “Gracias, gracias” terminó diciendo el hombre que se pronunció en el Congreso a favor del impeachment contra la presidenta suspendida, dedicándole el voto a la memoria de su torturador, Carlos Alberto Brilhante Ustra.
El defensor de la dictadura militar que dio el golpe en 1964, crítico de la homosexualidad y acusado de nazi por amplias capas de la población brasileña, es un político con aspiraciones presidenciales. Las últimas pesquisas electorales con miras a los comicios de 2018 lo ubican con entre un 6 y un 8 por ciento de intención de voto según Datafolha. Llega al 15 por ciento entre las clases altas y los ciudadanos con estudios superiores. Ese porcentaje parece muy exiguo, incluso aunque lo ubique entre los cuatro principales candidatos. Pero si aquel dígito se mirara de otra manera y se promediara en el 7 por ciento, equivaldría casi a 10 millones de votos. En las últimas elecciones de 2014 fueron 142,8 millones los brasileños habilitados para votar. Bolsonaro puede crecer en las proyecciones futuras. Es el huevo de la serpiente que se incuba en el país más grande y poderoso de América Latina.
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