Mar 17.05.2016

EL MUNDO  › EL PLAN DE FLEXIBILIZAR EL SISTEMA DE JUBILACIONES DE BRASIL SE TOPA CON LA RESISTENCIA DE LOS SINDICATOS

Las centrales obreras plantan cara a Temer

La gran ausente del debate fue la Central Única de Trabajadores de Brasil (CUT), la más grande del país y aliada de Dilma Rousseff, faltó a la reunión porque “no reconoce golpistas como gobernantes”.

Michel Temer se reunió ayer con referentes sindicales para discutir una posible reforma del sistema de jubilaciones y pensiones de seguridad social brasileño. En el primer mitin institucional que mantuvo por fuera de su gabinete, el presidente interino de Brasil se topó temprano con la resistencia de las centrales obreras a sus planes de flexibilización: Força Sindical, la Central de los Sindicatos Brasileños (CSB) y la Unión General de los Trabajadores (UGT) señalaron la necesidad de encontrar alternativas a futuros cambios en el sistema de pensiones. La gran ausente del debate fue la Central Única de Trabajadores de Brasil (CUT), la más grande del país, que adelantó su reticencia a participar del encuentro con Temer y los líderes sindicales porque “no reconoce golpistas como gobernantes”.

Así, el jefe de Estado interino abrió una nueva discusión en materia de seguridad social junto con los nuevos ministros de la Presidencia, Eliseu Padilha, y el de Hacienda, Henrique Meirelles, quien podría presentar hoy a su nuevo equipo económico. Luego del cónclave, Paulo Pereira da Silva, presidente de Força Sindical y uno de los articuladores del juicio político contra Rousseff afirmó que Temer había considerado la reforma como una urgencia en el actual contexto político y había sugerido crear esta misma semana un grupo de trabajo para discutir este tema durante los próximos treinta días.

El nombre del diputado del partido Solidaridad, conocido también como ‘Paulinho da Força’ y acusado el año pasado por crímenes contra el sistema financiero, lavado de dinero y asociación ilícita por un caso que se remonta a 2007, sonó como alternativa para ocupar el Ministerio de Trabajo en caso de que Temer llegara a la presidencia.

Pereira da Silva resaltó ayer que el Gobierno interino debe recaudar dinero de algunos sectores que están “exentos de pagar” impuestos antes de emprender una reforma que quite el derecho a los trabajadores. “A partir de ahí discutiremos si se tienen que hacer reformas”, sentenció el líder de Força Sindical, tras la reunión con Temer en el Palacio presidencial de Planalto, y agregó: “No podemos aceptar cambios para los que están en el sistema (de trabajo). Para los que van a entrar lo podemos discutir”.

El hombre fuerte de Força Sindical rechazó los cambios propuestos para el sistema previsional que fueron anunciados el viernes pasado por el nuevo titular de Economía, Henrique Meirelles, hombre de confianza del gobierno interino de Temer. En la pulseada por el poder en Brasil, la centroderechista Fuerza Sindical, brazo del partido Solidaridad, fue de los principales articuladores del juicio político contra Rousseff, apoyó al suspendido presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y al candidato opositor derrotado en las urnas en 2014, Aécio Neves, ahora socio de Temer.

Por su parte, el presidente de la CSB, Antonio Neto, afirmó que los sindicatos discutirán alternativas con el Gobierno, a lo largo de este mes, que permitan mantener los derechos de los trabajadores e insistió en que, a su juicio, no es necesaria una reforma del sistema de pensiones. Neto lamentó la ausencia de la CUT, el mayor gremio obrero del país e histórico aliado del Partido de los Trabajadores (PT) de Dilma Rousseff.

En un comunicado difundido ayer, el presidente de la CUT, Vagner Freitas, afirmó que la central continuará defendiendo los intereses de la clase trabajadora. A horas de la convocatoria para abordar la reforma jubilatoria, Freitas sostuvo que el gobierno interino de Temer pretende retroceder conquistas de la clase trabajadora y adelantó que, por esa razón, “la lucha será tratada en las calles y en los lugares de trabajo”.

“La clase trabajadora es la principal víctima del golpe –analizó el sindicalista– y por eso la CUT exige el regreso del Estado de Derecho y el mandato de la presidenta Dilma, legítimamente electa con más de 54 millones de votos”, añadió.

Desde el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT), su presidente, Rui Falcao, denunció ayer que el gobierno de Temer quiere “terminar con el multilaterismo” de la política exterior brasileña y adoptar “dependencia” de Estados Unidos. Falcao se refirió de ese modo en un comunicado, antes de participar de la reunión de la dirección ejecutiva del partido de Dilma Rousseff, suspendida el jueves pasado de su cargo, quien espera un juicio político del Senado.

“Apenas comenzó, el gobierno usurpador confirma lo que ya preveíamos. En su primera entrevista –y la de algunos ministros– el presidente interino anuncia la disposición de avanzar en privatizaciones, en revisar políticas sociales y reforma agraría”, señaló Falcao. La política exterior de Temer está en medio de un cambio de rumbo respecto de la gestión de Rousseff, luego de que fuera convocado como canciller el opositor dirigente José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña, nuevo aliado del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) del gobierno provisorio. Serra calificó de falsedades las interpretaciones hechas por el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, y los gobiernos de Ecuador, Bolivia, Cuba, Venezuela y Nicaragua, sobre que la salida de Rousseff se trató de un golpe parlamentario.

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