Sáb 11.06.2016

EL MUNDO  › ISRAEL TENDIO UN CERCO MILITAR ALREDEDOR DE LA CIUDAD CISJORDANA DONDE VIVEN LOS ATACANTES DEL SHOPPING

Atentado, bloqueo y castigo colectivo

El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, denunció ayer tanto el ataque terrorista en Tel Aviv como las acciones de represalia adoptadas por el gobierno israelí.

El ejército israelí mantiene bloqueada la localidad cisjordana de Yatta, de la que salieron los autores del atentado del miércoles pasado en Tel Aviv en el que murieron cuatro personas, pero permitió la entrada de palestinos a Jerusalén por el Ramadán, a pesar del cierre de pasos hasta el lunes.

Yatta, una ciudad de unos 50.000 habitantes en el extremo sur del territorio ocupado de Cisjordania, seguía ayer con las entradas taponadas, donde eran visibles grandes bloques de hormigón, piedras y montículos de arena colocados por el Ejército. Los pocos que conseguían entrar y salir lo hacían por un precario camino pedregoso habilitado para el ganado, entre un grupo de olivos al lado de uno de los accesos donde se empezaban a formar colas.

De esta localidad son los dos atacantes del atentado del miércoles en Tel Aviv, Jaled y Mohamed Mahamra, dos primos que mataron a cuatro israelíes en el popular shopping Sarona Market, frente a la sede del Ministerio de Defensa israelí. Desde entonces, fuerzas israelíes han efectuado varias redadas en la localidad y han tomado medidas y fotografiado las casas familiares de los autores con vistas a su demolición, una medida retomada por el gobierno israelí el pasado octubre como respuesta a la actual ola de violencia y que ha sido ampliamente criticada por considerarse un castigo colectivo. “Nos estuvieron preguntando por los dos, y se llevaron a otro primo para interrogarlo”, contó ayer Ofam, hermana de Jaled y estudiante de Medicina.

Por el momento se desconoce el número de arrestados en la localidad, pero entre ellos están también el padre y tío de Mohamed Mahamra, según informó el jueves el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Las dos familias dijeron haberse enterado del ataque por las noticias, e incluso confesaron que ni los reconocieron en las fotos porque ambos habían cambiado de aspecto.

Vestidos de ejecutivos, Jaled y Mohamed cenaron en uno de los restaurantes del shopping y después sacaron de sus maletines dos armas automáticas con las que dispararon a los comensales. Esa misma noche Israel tomó la localidad palestina y reforzó su presencia militar en el sur de Cisjordania. sin embargo ayer, alrededor de Yatta, las fuerzas israelíes permanecían alejadas de las calles.

El padre de Mohamed no dudó en acusar a Israel de ser responsable del ataque, (“Todo es culpa de Israel”), mientras la hermana, Ofam, señala Mohamed “es un joven muy inteligente que estudiaba Ingeniería electrónica en Jordania” y rechazó las versiones difundidas en los medios que hablaron de una supuesta celebración del ataque en Tel Aviv por parte de la familia.

Una de las consecuencias inmediatas del atentado fue la cancelación por parte de Israel de más de 80.000 permisos que había concedido a palestinos de Gaza y Cisjordania para cruzar por su territorio con motivo del Ramadán, medida de la que ha excluido las oraciones de los viernes en la Explanada de las mezquitas, en Jerusalén este.

Bajo la atenta mirada de miles de agentes de Policía y un helicóptero que sobrevolaba la zona, decenas de miles de musulmanes accedieron a mediodía al recinto en el que se encuentra la Mezquita de Al Aqsa, tercera en la jerarquía del islam. La portavoz policial Luba Samri explicó que se autorizó la _entrada con “restricciones” de varones de entre 35 y 45 años con permisos especiales. Sin restricciones entraron aquellos mayores de 45 años y las mujeres y niños. “Los rezos del viernes en el Monte del Templo (como Israel denomina al lugar transcurrieron sin incidentes”, señaló la portavoz. Samri no dijo cuántos de los participantes provenían de Cisjordania pero el portavoz de la Policía palestina, Luay Irzeiqat, aseguró a la agencia Maan que alrededor de 7.000 personas pudieron entrar en Jerusalén hasta las 10.00 de la mañana, hora local, a través del paso 300, entre Belén y la ciudad santa.

En un comunicado, el ejército israelí indica que el bloqueo declarado a raíz del atentado seguirá en vigor después de los rezos y hasta el proximo viernes, aunque de él quedan eximidos personal médico, operarios en el centro industrial israelí de Atarot (en la parte ocupada de Jerusalén), y todo tipo de colectivos con autorizaciones judiciales.

Mientras tanto,Un palestino resultó herido de gravedad en un puesto de control militar israelí en la ciudad cisjordana de Nablus tras presuntamente atacar a los soldados, informó el ejército en otro comunicado. “Un asaltante palestino armado con un cuchillo intentó apuñalar a los soldados en un puesto de seguridad a la entrada de Nablus”, dice la nota, que agrega que “las fuerzas en el terreno respondieron a la amenaza inminente y dispararon contra el asaltante, frustrando el ataque”.

Por su parte el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, denunció ayer tanto el ataque terrorista en el que murieron cuatro israelíes y otros seis resultaron heridos en Tel Aviv, como las acciones de represalia adoptadas por el gobierno hebreo. “El alto comisionado condena el ataque armado en Tel Aviv y recuerda que es la mayor pérdida de vidas israelíes en un solo ataque desde que comenzó el actual brote de violencia”, afirmó en una rueda de prensa la portavoz de la oficina del alto comisionado, Ravina Shamdasani.

“También estamos profundamente preocupados por la respuesta de las autoridades israelíes, que incluyen medidas que pueden ser consideradas como un castigo colectivo y que sólo incrementarán la sensación de injusticia y frustración que sienten los palestinos”, agregó la portavoz. El castigo colectivo es un crimen incluido en la cuarta Convención de Ginebra.

Shamdasani recordó que la respuesta de las autoridades israelíes incluye la cancelación de 83.000 permisos otorgados a residentes de Gaza y de Cisjordania para poder viajar durante el mes santo de Ramadán, la suspensión de 204 permisos de trabajo individuales a familiares de los supuestos atacantes, y el cerco de la localidad de donde provenían. “Israel tiene la obligación de asegurarse de que los responsables asumen sus actos y así lo está haciendo.

Sin embargo, las medidas tomadas contra la población en general no castigan a los autores del crimen sino a decenas o tal vez cientos de miles de palestinos inocentes”, concluyó.

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