OSWALDO REYNOSO
› Por Enrique Planas
La semana pasada murió Oswaldo Reynoso, uno de los escritores más celebrados de Perú y al mismo tiempo casi un desconocido para el resto de América latina. Nacido en Arequipa, docente tanto en la universidad como en talleres que marcaron a varias generaciones de escritores, cambió el panorama de la literatura de su país con Los inocentes, publicado en 1961, un libro que no sólo incorporó el lenguaje de los jóvenes callejeros de Lima, sino que hizo irrumpir el deseo y la ambigüedad sexual, texto fundante que fuera celebrado por José María Arguedas. Hombre de izquierda, incorrecto y polémico –de los pocos que no se sumaron a la condena generalizada a Sendero Luminoso– vivió en China, escribió sobre esa experiencia en la extraordinaria novela Los eunucos inmortales, hizo retratos arriesgados de Lima y sus contrastes en novelas como En octubre no hay milagros. Fue un disidente, un escritor que intencionalmente se corría del centro de la escena literaria y justamente por eso atraía a los más jóvenes. Esta entrevista está tomada de El tesoro de la juventud, libro que acompañó una muestra homenaje a 50 años de la edición del emblemático Los Inocentes. Su autor, Enrique Planas, periodista y novelista, fue amigo y alumno de Reynoso y uno de los más entusiastas difusores de su obra.
› Por Martín Pérez
En Libro de mareo, volumen tan atesorable y breve como representativo de su autor, se reúnen unos textos que Elvio Gandolfo escribió entre 1976 y 1984, cuando, según confiesa, escribir demasiado en serio podía parecer un gesto estúpido o desmedido.
› Por Sebastián Basualdo
Ganador del Premio Fondo Nacional de las Artes, Máximo Costagliola logra un notable debut literario con la historia de un joven que busca recuperar el tiempo que le robaron en un vuelo de avión. El arponero del aire es una novela que, con el recurso del humor y la sátira, no abandona una búsqueda de profundidad filosófica en su planteo.
› Por Mercedes Halfon
Considerado uno de los grandes autores de la modernización de la literatura japonesa, Junichiro Tanizaki supo también recoger lo mejor de la tradición estética de su país y su cultura. Opuesto por instinto al naturalismo, se volcó a la descripción puntillosa de lo sensual. El amor, la sexualidad, el goce y la decadencia ocuparon un lugar central en sus ficciones. Así lo confirma la antología Cuentos de amor, que recoge relatos de diversas épocas y que hablan de fetichismo, celos desbordados, travestismo y otras variaciones de las conflictivas relaciones entre hombres y mujeres.
› Por Andrew Graham-Yooll
Trasladar una pieza de humor no es necesariamente traducirla. Significa, a veces, recrear el original. En el reciente VI Congreso Latinoamericano de traducción e Interpretación que tuvo lugar en Buenos Aires, Andrew Graham-Yooll trató de abordar las “dudas y dilemas ante el traslado de Mafalda al inglés”. Poeta, escritor y periodista, Graham-Yooll también es responsable del “traslado” de la cumbia villera al inglés y su publicación en Londres, y tradujo tres obras del programa Teatro x la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo, que se publicaron y representaron en el teatro en Londres. Aunque aclara que no es traductor, acepta el desafío de abordar los conflictos de pasar Mafalda a otro idioma, incluyendo la sopa y el palito de abollar ideologías.
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