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Un suicidio de mala leche

El escándalo Parmalat, bautizado como el “Enron europeo,” continúa. Uno de los contadores del grupo alimentario, Alessandro Bassi, de 42 años, se suicidó ayer al tirarse desde un puente cerca de Parma. Mientras tanto, el fundador de la multinacional, Calisto Tanzi, fue llevado desde la cárcel a un hospital, ante el temor de que pueda haber sufrido un infarto. Bassi había sido colaborador inmediato del director financiero Fausto Tonna, actualmente detenido, considerado el “cerebro” del entramado contable que llevó al grupo a la insolvencia. El grupo, basado en la industria láctea, de origen italiano y con presencia en más de 30 países, fue declarado insolvente e intervenido por el gobierno de Italia en diciembre, tras conocerse que había sido víctima de un vaciamiento multimillonario por un monto aún no precisado, pero estimado en más de 10.000 millones de euros. Por otra parte, agentes de la policía financiera registraron la sede milanesa del Deutsche Bank, con el objeto de secuestrar documentos sobre la relación de la entidad alemana con la multinacional, aunque los magistrados aclararon que por ahora ningún banco figura en la lista de los investigados.

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