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› ANTE LAS DIFICULTADES, WASHINGTON INSISTE CON EL CALENDARIO
La anarquía en contra del plan de W.
Las fuerzas de la ocupación realizaron ayer operaciones militares en diversas regiones de Irak, al día siguiente de que los combates entre milicianos chiítas y soldados norteamericanos dejaran decenas de muertos. Se ha abierto un nuevo frente de insurgencia.
Por Robert Fisk *
No contentos con rodear la mayor ciudad sunnita al oeste de Bagdad con tanques, transporte de tropas blindado y artillería pesada, las fuerzas de Estados Unidos usaron ayer helicópteros Apaches para atacar los barrios bajos chiítas musulmanes de Shoula. Además enviaron docenas de tanques pesados a los cobertizos de la ciudad de Sadr –al este de la capital– y luego libraron una orden de arresto contra el clérigo chiíta Mugtada Sadr –quien debe haber querido que Estados Unidos hiciera exactamente lo que condujo a la batalla de antenoche en Najaf, que costó la vida de 40 iraquíes y por lo menos ocho estadounidenses–. Pero en las calles húmedas ayer se estaban repartiendo cartas supuestamente escritas por los sunnitas de Faluja, recientemente rodeadas por 1200 marines: “Apoyamos a nuestros hermanos en lucha”, decía las cartas. Si son auténticas, deberían ser suficientes para que el procónsul de Estados Unidos se preguntara si alguna vez podrá sacar a Washington de Irak. A los británicos les llevó tres años convertir a los sunnitas y a los chiítas en sus enemigos en 1920. Los estadounidenses lo están logrando en menos de un año.
La anarquía ha sido una condición de nuestra ocupación desde los primeros días, cuando dejamos que los saqueadores y los incendiarios destruyeran la infraestructura y la historia de Irak. Pero esa anarquía se nos vuelve en contra. Anarquía es en lo que nos estamos hundiendo en Irak, entre gente con la que no compartimos un idioma, ni una religión ni una cultura. Oficialmente, Bremer y su presidente están orgullosos, declarando que no “tolerarán” violencia alguna ni a aquellos que se oponen a la democracia, pero los funcionarios de la ocupación –anticipándose a insurrecciones mucho más violentas– han estado discutiendo en privado la legalidad de la ley marcial. Y aunque tanto Bremer como el presidente Bush insisten públicamente en que el “traspaso” de la “soberanía” de Irak seguirá teniendo lugar el 30 de junio, los expertos legales adscriptos al Consejo de Gobierno iraquí nombrado por Estados Unidos también han estado considerando una demora de algunos meses. Muchos iraquíes se preguntan ahora si los estadounidenses quieren un desastre en Irak.
Seguramente no, pero la violencia de ayer contó su propia historia de operaciones militares mentirosas y provocaciones políticas, que sin duda añadirán apoyo a los provocadores clérigos chiítas a quienes Bremer ahora quiere encerrar, supuestamente por complotar con el cruel asesinato de un clérigo chiíta por occidental, Abdul-Majed el-Khoi. Sadr fue rodeado por sus milicianos ayer, en una mezquita en Kufa desde donde emite sus denuncias regularmente sobre la ocupación. Dan Senor, el vocero de las fuerzas de ocupación, sin embargo, no quería decir exactamente cuál era la evidencia contra Sadr, aunque supuestamente había existido desde que un juez iraquí emitió la orden hace muchísimos meses.
La respuesta militar de Estados Unidos a las atrocidades cometidas contra cuatro mercenarios estadounidenses en Faluja la semana pasada ha sido rodear la ciudad íntegra y anunciar el corte de la autopista internacional que conecta Bagdad, Amán y Damasco, paralizando así casi todo el comercio económico entre Irak y sus dos vecinos occidentales. El bien que esto le hará al “nuevo” Irak es un misterio. Se han construido grandes muros de concreto atravesando la ruta y se utilizaron vehículos militares para perseguir a los civiles que tratan de pasarlos. Una serie prolongada de ataques estilo israelí se está planeando a las casas de Faluja para buscar a los hombres armados que primero atacaron a los cuatro estadounidenses, cuyos cadáveres luego fueron desnudados, mutilados y colgados.
Los ataques de helicóptero en Shoula –por una espantosa coincidencia el mismo suburbio de Shoula en el que civiles fueron masacrados por un avión estadounidense durante la invasión del año pasado– parecía una burda copia de todos los ataques israelíes en Cisjordania y Gaza. En realidad, los iraquíes son muy conscientes de que los militares de Estados Unidos pidieron y recibieron del gobierno de Sharon las “reglas de compromiso” de Israel. Las pérdidas de Estados Unidos en las últimas 24 horas, por lo menos 12 muertos y muchos soldados heridos, ni se aproximan en número a las de Irak, pero sus enemigos muy pronto los pueden superar en número. Las fuerzas de Estados Unidos en Sadr creen que estaban peleando hasta contra 500 milicianos del “Ejército de Mehdi” de uniforme negro de Sadr, ayer a la mañana. Aun así, usar Apaches en un distrito densamente poblado para perseguir a hombres armados despierta dudas sobre las reglas con las cuales supuestamente se guían las tropas de la ocupación.
A los británicos les fue mejor en Basora (sur), cuando evitaron la violencia con los milicianos que habían tomado la municipalidad y no hirieron a nadie en una batalla breve. Las tropas españolas nuevamente se involucraron en disparos con milicianos en Najaf (centro-sur). La triste verdad, sin embargo, es que los poderes de la ocupación se enfrentan ahora a una insurrección de diversas fuerzas en casi todas las grandes ciudades de Irak.
Sin embargo todavía no confrontan la verdad. Durante las últimas nueve noches, por ejemplo, la gran base de Estados Unidos cerca del aeropuerto de Bagdad y el área alrededor de las terminales estaban bajo fuego de morteros. Sin embargo, las fuerzas de la ocupación han mantenido esto en secreto. “Las cosas se están poniendo muy mal y se pondrán peor”, dijo ayer un oficial de las fuerzas especiales cercanas al aeropuerto. “Pero nadie está diciendo eso, o bien porque no lo saben o porque no quieren que uno lo sepa.” En cuanto al clérigo Sadr, sin duda tratará de rodearse con escuadrones de hombres armados y partidarios, en la esperanza de que los estadounidense no se animen a abrir fuego hasta llegar a él. O pasará a la clandestinidad y tendremos otro “enemigo de la democracia” para demonizar en la carrera por las elecciones estadounidenses. O, mucho peor quizá, su captura desatará mucha más violencia por parte de sus partidarios. Y todo esto comenzó, recuerden, porque Bremer decidió prohibir el semanario de Sadr, que tenía una circulación de 10.000 ejemplares, por “incitar a la violencia”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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