Mar 25.05.2004

EL MUNDO

La excavadora israelí cambia túneles por fosa

Luego de la Operación Arco Iris de demolición de casas palestinas en Rafá, Israel proyecta excavar una zanja que separe Gaza de Egipto para cerrar los túneles.

Por Jorge Marirrodriga *
Desde Jerusalén

Un clavo saca a otro clavo y contra los que excavan, lo mejor es excavar, eso sí, más profundo. El gobierno israelí planea la construcción de una gigantesca zanja en Rafá, a lo largo de la frontera con Egipto, para inutilizar los túneles que cruzan de un lado a otro de la demarcación y sirven, entre otras cosas, para introducir armas en Gaza con destino a los movimientos radicales palestinos. Los túneles son la razón oficial por la que se desencadenó la Operación Arco Iris, saldada hasta el momento con 41 palestinos muertos, más de 100 edificios derribados y un solo túnel encontrado.
Todavía no está clara la profundidad ni la longitud final que tendrá el foso, según informó el responsable del departamento de construcciones del Ministerio israelí de Defensa, Abraham Haver, aunque lo que ya está confirmado es que saldrá a concurso público como una obra civil más. En cualquier caso, los israelíes han derribado los edificios que se encontraban al menos a 300 metros de la frontera y la inmensa mayoría de los túneles no se hallan a más de una decena de metros de profundidad. Ello es debido al precario método con el que se construyen. Los palestinos reconocen que, aunque existen, tampoco son muy numerosos. “Un túnel no es algo tan fácil de construir. Es necesario encontrar una casa desde la que empiece el túnel y otra, al otro lado de la frontera, en la que esté la salida”, dice un palestino de Gaza.
“No puede alcanzar más de unos quince metros de profundidad, porque de lo contrario falta el aire”, advierte la fuente. “Uno de los mayores problemas es deshacerse de la tierra que se excava. Hay que sacarla en cantidades muy pequeñas para no levantar sospechas”, dice el palestino. Y es que no sólo hay que librarse de las miradas indiscretas de los informantes palestinos que trabajan para Israel, o de la inteligencia palestina, sino también de las otras bandas que controlan el negocio de los túneles. Porque, a pesar de que también sirvan para el contrabando de armas con destino a los grupos radicales palestinos, la mayoría de los túneles tiene una gestión “privada”. Pertenecen a jefes de bandas locales a ambos lados de la frontera que los “alquilan” para otros transportes.
En la superficie, los disparos volvieron a oírse durante una concentración palestina en Rafá, cuando sonaron numerosas ráfagas de ametralladora desde una calle. Los militares israelíes se retiraron definitivamente del barrio de Tel al Sultan, pero todavía había presencia de tropas en la barriada de Al Brazil, donde por tercer día consecutivo se repetían las escenas de hombres, mujeres y niños tratando de recuperar sus pertenencias de entre los escombros dejados por las excavadoras.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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