Jue 03.06.2004

EL MUNDO  › EL REDOBLE DE LA INSEGURIDAD Y EL TERRORISMO PONE EN PELIGRO A ARABIA SAUDITA

La navaja al borde de la yugular petrolera

Dos militares norteamericanos que entrenaban a la Guardia Nacional saudita fueron baleados ayer en un incidente reivindicado por Al Qaida, mientras Riad decía haber abatido a dos de los terroristas que atacaron el complejo de Al Khobar.

Por Andrew Gumbel*

El gobierno saudita proclamó ayer que había matado a dos miembros de Al Qaida presuntamente involucrados en el incidente terrorista del complejo petrolero en la ciudad del golfo, Al Khobar. A su vez, varios hombres con armas automáticas dispararon al azar contra dos vehículos que transportaban a personal militar estadounidense fuera de la capital, Riad. La escolta inmediatamente retornó al complejo vecino de la guardia nacional saudita en el pueblo de Iskan, donde se asienta una unidad de entrenamiento norteamericana. Un comunicado atribuido a la red terrorista Al Qaida y publicado en un sitio de Internet islamista reivindicó que “los mujaidines de Faluja tendieron una emboscada contra militares norteamericanos cerca de Riad, matando a dos y dejando herido a uno”.
Los dos presuntos responsables del ataque terrorista del sábado fueron rastreados hasta una remota área montañosa cercana a la Meca, 1120 kilómetros de la escena donde ocurrió la masacre. “Luego de abrir fuego contra las fuerzas de seguridad sauditas y de arrojarles granadas fueron muertos”, según un comunicado del Ministerio de Interior. Uno de los militantes estaba disfrazado como una mujer, y el otro fue identificado por un oficial de seguridad, off the record, como Abdul Rahman Mohammed Yazji, que figura 25 en una lista de los más buscados en Arabia Saudita.
“No hubo heridos de las fuerzas de seguridad en el incidente. La persecución de los criminales de Al Khobar llevó a las fuerzas de seguridad sauditas hacia estos militantes”, rezaba el comunicado.
Resultó imposible verificar las declaraciones sauditas en televisión, que fueron acompañadas de dramáticas imágenes de helicópteros y de los dos cuerpos sangrientos, cubiertos de sábanas, retirados en camillas. No quedó claro, tampoco, en las declaraciones oficiales, si los dos hombres muertos en la autopista de Taif Meca eran los que estuvieron involucrados en el sitio de 25 horas en Al Khobar o si tan sólo tuvieron un papel más periférico.
El incidente, y su cobertura, aplacó el creciente nerviosismo en un país donde se esperan inminentes ataques contra su industria petrolera, mientras Al Qaida promueve su campaña para derrocar a la familia real saudita, considerada como apóstata –desviada del verdadero camino del Islam–.
Numerosos expatriados que trabajan en el reino están alarmados por los últimos acontecimientos y están enviando el personal a su cargo fuera del país. Residentes del complejo de Al Khobar –donde 22 personas fueron asesinadas el fin de semana pasado, incluyendo nueve rehenes masacrados por sus captores apenas las fuerzas de seguridad sauditas irrumpieron en el lugar– han reclamado a sus compañías que el gobierno saudita incremente las medidas de seguridad a fin de detener futuros ataques. El Departamento de Estado norteamericano exhortó a sus 35.000 ciudadanos residentes en Arabia Saudita a abandonar el país, por la amenaza de nuevos ataques.
Paul Raven, un ejecutivo británico que supervisa supermercados en los complejos residenciales, dijo a la BBC News Online que “los extranjeros que trabajan aquí están asustados y se están yendo”. Raven, quien vivió durante diez años junto a su esposa en Al Khobar, consideró que la mayoría de la gente se siente temerosa y vulnerable, por lo que el éxodo será cada vez mayor. Su mujer partió al empeorar la situación de seguridad, y él está considerando irse también, ya que las cosas sólo podrían empeorar.
Colin Hewetson, que trabaja en la industria energética, como el grueso de los expatriados en Arabia Saudita, dijo a la BBC Online que la mayoría de la gente estaba reconsiderando la decisión de quedarse. “Las fuerzas de seguridad sauditas están haciendo un muy buen trabajo, dadas las circunstancias, los complejos de los expatriados están vigilados por las tropas de seguridad, pero debemos replantearnos si volvemos a Gran Bretaña o nos quedamos.” Hewetson, de 58, ha vivido en Arabia Saudita desde hace tres años, pero opina que la situación es insostenible luego de los últimos ataques suicidas. “Nuestros autos deben ser registrados antes de que ingresemos, ésa es nuestra vida de todos los días, hay que ser muy cuidadoso. Afortunadamente nuestros hijos están en nuestro país”, agregó. Dijo que había conversado con sus amigos y sus colegas luego de los ataques del sábado, y la mayoría de los que se iban por sus vacaciones de verano, no volverían.
Los aumentos de los ya altos precios del mercado energético, concomitantes a los ataques de al Khobar, se suman a los temores de que el gobierno saudita, que controla las mayores reservas de crudo mundiales, no pueda proteger sus vitales instalaciones petroleras.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.

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