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Libération

Es una ducha fría para aquellos que esperaban un voto de ruptura con el neomesianismo estadounidense encarnado por George W. Bush. Hay que reconocer que su legitimidad nunca fue tan fuerte. Es así que él llega claramente a la cabeza del voto popular cuando la participación electoral fue excepcionalmente alta. Todo lo contrario del escenario de 2000, que se cerró cuando Bush había obtenido 500.000 votos de menos que su rival demócrata, pero una decisión de la Corte Suprema resultó favorable al primero. Una decisión tanto más discutible cuanto venía de decretar a George W. Bush vencedor en Florida por algún centenar de votos, evitando un recuento general de las boletas en ese estado, a pesar de las innumerables irregularidades comprobadas.
(Jacques Amalric)

The Guardian

Al otorgarle un segundo mandato a George Bush, los norteamericanos tomaron una decisión que afecta enormemente a todo el mundo. Encuestas de opinión pública indican que millones de ciudadanos en muchos otros países se oponen a las políticas del presidente en Irak, terrorismo, Medio Oriente, calentamiento global y la Corte Penal Internacional. La hostilidad hacia Estados Unidos es especialmente fuerte en el mundo musulmán, pero también en Europa, donde la genuina compasión por los ataques del 11-S se disipó hace tiempo. Previsiblemente, las declaraciones públicas de las capitales europeas resaltaron el interés mutuo en la mejoría de las relaciones transatlánticas. Pero una incontable cantidad de gente está preocupada ante la perspectiva de vivir cuatro años más en un mundo donde un Bush, muy impopular y unilateralista, manda. Los optimistas argumentan que Estados Unidos y Europa aún están más unidos que divididos. Bush no debería tener ninguna ilusión de que su victoria sobre John Kerry significa que el resto del mundo apoya su manera de hacer las cosas.
(Editorial)

The Moscow Times

En las próximas décadas, la reelección de 2004 de George W. Bush será recordada como un extraordinario ejemplo de destreza o política. Diseñada por Karl Rove, arquitecto de su carrera política, fue un verdadero tour de force. El presidente logró su record, sus puntos más altos, el fracaso para capturar a Osama bin Laden, un pantano en Irak, la pérdida de dos millones de trabajos en el sector privado, los precios del petróleo en 55 dólares, sin política energética en vista. Su presidencia abrió brechas, no sólo en su país sino también entre los aliados más cercanos de Norteamérica.
(Alexei Bayer)

Palestine Chronicle

Desde que obtuve mi derecho a votar en las elecciones presidenciales en Estados Unidos hace años, frecuentemente me recordaban que votara por “el menor de los dos males”. Por lo tanto nunca voté. Una vez más me enfrento al mismo dilema. Mi ansiedad por ejercer mi derecho a votar permanece sin igual. Sin embargo “el menor de los dos males” sigue irresoluto. Si Kerry era el más “elegible” entre los demócratas, el rechazo de las políticas sin garantías de Bush es una razón suficientemente legítima para apoyar a su rival. El futuro es oscuro con ambos. Lo que se necesita es el coraje para romper el dominio de la tradicional elite política y los intereses que ellos representan.
(Ramzy Baroud)

Jordan Times

Para muchos alrededor del mundo, los resultados de las elecciones de Estados Unidos hicieron desvanecer la esperanza de un cambio en el liderazgo en Washington que podría haber sido el principio de una nueva era en relaciones internacionales. Pero la realidad es que el presidente George W. Bush ganó su reelección para otro período de cuatro años y es necesario convencer a su administración de que, con la gran cantidad de encuestas que demuestran el enorme rechazo al presidente, hay muchos temas de política internacional que requieren una profunda revisión. Bush y el equipo que elija ahora tienen la oportunidad de estudiar por qué fallaron las políticas de la administración. Tienen tanto daño para deshacer, comenzando con el rechazo de gran cantidad de la comunidad internacional.
(Editorial)

Haaretz

Aparentemente, la victoria del presidente norteamericano George W. Bush no sorprende. Luego de un largo y extenuante esfuerzo, el presidente texano logró derrotar a su oponente bostoniano por un escaso margen de 3,5 millones de votos. Sólo luego de una noche de nerviosismo se supo que George W. había cruzado la línea de 270 electores necesarios para ganar. La victoria de Bush es dramática. Una victoria histórica. Quizás un hito en la historia. Y esto no es sólo porque triunfó en repeler un concertado ataque de los progresistas en la sociedad norteamericana. Ganó porque también venció a las elites de la costa Este y Oeste. Los israelíes podemos entender lo que pasó en EE.UU. porque es similar a lo ocurrido aquí en 1996, cuando Benjamin Netanyahu venció a Shimon Peres e Israel se dividió en dos naciones. El mayor reto de Bush ahora es sanar las heridas. Debe dejar de conducir cruzadas fanáticas en contra de sus oponentes.
(Editorial)

The New York Times

El presidente George W. Bush ha superado los fantasmas que rodearon la administración de un solo período de su padre. Ganó su reelección. El país se mantiene, por supuesto, dividido. El punto de una elección nacional es iluminar tales divisiones. El 49 por ciento de los votantes que quería otro resultado está decepcionado y algunos temen por el futuro de su país. Su primera tarea será aceptar la decisión de la mayoría. Entonces, será el momento en que todos –Bush, los republicanos triunfadores y la gente que se le opone– deberán decidir qué hacer. Bush puede intentar cuatro años más de lo mismo o reflexionar sobre su lugar en la historia. Ayer ofreció al menos alguna esperanza de que iba a hacer esto último. “Un nuevo período es una nueva oportunidad de tratar de llegar a toda la nación”, les dijo a los simpatizantes de Kerry. La experiencia, sin embargo, sugiere que este tipo de conversiones no duran mucho.
(Editorial)

Boston Globe

A menos que los sentimientos se conviertan rápidamente en acciones, serán tan vacíos como hace cuatro años atrás. En ese momento, Bush proclamó su victoria en la Sala de Diputados en Austin, un lugar elegido por su simbología bipartidaria dado que había una mayoría de demócratas. Bush, como presidente, ha perseguido políticas internas y externas más ideológicas de lo que había prometido. El resultado es una nación más polarizada. Bush, quien admite poco sus errores, reconoció que sus esfuerzos por “unir y no dividir” fueron inútiles. “Francamente, es la desilusión más grande que he tenido desde que llegué a Washington”, dijo. Bush, Kerry y muchos de los grupos que los apoyan han polarizado al país aún más durante esta campaña. Un número record de personas votaron. Es una buena señal. Pero el grado de antagonismo entre el Estados Unidos azul y rojo podría causar grandes daños si no se hacen esfuerzos por superarlo.
(Editorial)

The Washington Post

El presidente Bush presidió una recesión y lanzó una guerra a Irak que probó ser mucho más traumática y costosa de lo que se había predicho. Sin embargo, ganó la mayoría popular más alta que cualquier presidente desde 1988. Hay especulación sobre si Bush en su segundo período se moverá hacia el centro o gobernará para los conservadores. En algún punto creemos que es una falsa disyuntiva. Bush dejó claro en su campaña cuál sería su agenda, les dijo a sus votantes que reformaría el sistema impositivo y la seguridad social, como les dijo también que les daría una victoria en Irak.
(Editorial)