Sáb 19.02.2005

EL MUNDO

Una celebración religiosa resulta explosiva para los chiítas de Irak

La ola de ataques contra mezquitas de la mayoría chiíta –ganadora de las elecciones– dejó al menos 28 muertos y docenas de heridos, en la fiesta de Ashura. Secuestraron a dos periodistas indonesios.

Por Kim Sengupta y David Enders *
Desde Bagdad

Una serie de explosiones mató a por lo menos 28 personas e hirió a más de 60 ayer, en Bagdad, mientras que la comunidad chiíta se convertía en el blanco para los atacantes suicidas al comienzo de la festividad religiosa de Ashura. La violencia continuó en el resto del país, con cuatro soldados estadounidenses muertos por coches bomba y en emboscadas. Los cuerpos de seis soldados iraquíes que habían sido secuestrados y ejecutados fueron encontrados en Samarra. Los policías murieron en la misma ciudad y otros dos fueron hallados muertos en Kerbala. Las muertes en la capital llegaron prediciendo más bombas en los próximos días de Ashura. Unas 180 personas fueron muertas en el mismo período el año pasado en Bagdad y Kerbala.
Las bombas explotaron justo un día después del anuncio del resultado de las elecciones que mostraban una clara victoria para la coalición chiíta que prepara el camino para un cambio de poder de la jerarquía sunnita por primera vez en 100 años. Uno de los líderes de la coalición, Abdul Aziz al Hakim, considerado un posible primer ministro en el próximo gobierno, dijo: “Estamos preparados para que los ataques puedan aumentar hoy y mañana. La gente era elegida porque eran chiítas aunque sólo estaban practicando sus derechos”. Razaq Abd Ali, jefe de policía en Kerbala, dijo que dos millones de personas asistieron a la festividad de Ashura el año pasado. La celebración había estado prohibida bajo Saddam Hussein.
Vestidos de negro por duelo y sosteniendo en alto banderas verdes que llevaban el nombre de Hussein, el martirizado nieto del Profeta, miles llenaron el centro de Bagdad para la marcha de Ashura, algunos de ellos flagelándose con cadenas. El temor a otros ataques alejó a algunos creyentes este año, como lo hizo el peligro de viajar a través del llamado triángulo de la muerte, un área del sur de la capital que ha sido objeto de ataques y secuestros. El sheik Fouad al Turfi, un vocero de Muqtada al Sadr, el popular líder de la milicia del Ejército Mehdi, dijo que éste había decidido quedarse en Najaf, cancelando un viaje a la ciudad santa de Kerbala para la festividad de Ashura como precaución porque “tratarán de tirar morteros”. Tres murieron en un ataque con misil destinado a otra mezquita en el noroeste de la capital. En el primero de los ataques, un hombre vestido con un chaleco lleno de explosivos se detonó en el distrito de Doura. Poco después, la guardia les disparó a otros dos sospechosos mientras se acercaban a otra mezquita. Ambos explosivos detonaron.
“Vi a este terrorista y vi que se dirigía hacia la mezquita”, dijo el guardia Amer Nayah, de 24 años. “Estaba tratando de tomar dos granadas de su bolsillo. En ese momento abrí fuego contra él e inmediatamente explotó.” Muchas de las bajas fueron llevadas al hospital Al Yarmouk de Bagdad. Mowaffak al Rubaie, el consejero de seguridad de Irak, dijo que creía que los ataques habían sido llevados a cabo a pedido del militante jordano Abu Musab al Zarqawi. No hubo una inmediata respuesta de su grupo conocido como “Al Qaida en Irak”. Ayer se supo que dos periodistas indonesios, una mujer reportera y un hombre camarógrafo, habían desaparecido de la ciudad de Ramadi, en el centro de Irak, desde hace mucho el centro de la insurgencia. El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, hizo anoche un llamado para que fueran liberados.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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