Mar 22.02.2005

EL MUNDO

500 palestinos volvieron a casa, recibidos como héroes

Israel liberó a quinientos presos palestinos y se dispone a excarcelar a otros 400, según el acuerdo pactado entre Ariel Sharon y Mahmud Abbas, en la cumbre en Egipto. El primer ministro palestino Ahmed Qureia tiene problemas para formar un nuevo gobierno.

Por Ferrán Sales *
Desde Ramalá

Israel liberó ayer a 500 presos palestinos, en un gesto de buena voluntad histórico con el que trata de afianzar y respaldar el proceso de pacificación iniciado por el nuevo presidente Mahmud Abbas. La jornada de alegría y euforia provocada por esta excarcelación masiva, la más importante y numerosa en casi una década, se ha visto ensombrecida por la crisis política surgida en el Parlamento de Ramalá, donde un amplio sector de los diputados torpedeó el nuevo gobierno que el primer ministro Ahmed Qureia presentó ante la cámara.
“Felicito a estos héroes porque por fin han podido reunirse con sus familiares y por su regreso a una patria que un día será libre”, afirmó el presidente palestino Mahmud Abbas en el salón de actos de la Mukata de Ramalá, dirigiéndose a una multitud enfervorizada formada en torno a medio centenar de presos liberados, que pocos minutos antes habían llegado al pasaje de Betunia, en los suburbios de Ramalá. Abbas recordó que la liberación de estos prisioneros, junto con otros que a la misma hora habían sido conducidos a los pasos fronterizos de Tulkarem, Hebron, Eretz o Yenin, no era más que un principio de un proceso de excarcelación que permitirá regresar a casa a los 7600 reclusos que llenan las cárceles israelíes. “Deben saber que la cuestión de los prisioneros es el punto principal de nuestras negociaciones y que no ahorraremos ningún esfuerzo para vaciar las cárceles”, añadió el líder palestino, provocando con esta afirmación los gritos de entusiasmo de los recién liberados y de sus familiares, que con lágrimas en los ojos no dejaban de agitar en el aire banderas palestinas, mientras en el exterior las fuerzas de seguridad disparaban al aire salvas de bienvenida.
Israel se dispone, tras la excarcelación de este grupo de 500 prisioneros, a liberar a otros 400 reclusos, en virtud de los acuerdos pactados entre Ariel Sharon y Mahmud Abbas, en la cumbre de Sharm El Sheij del pasado 8 de febrero. Antes de liberarlos, en un gesto que se adivina fútil, los israelíes han exigido a cada uno de los reclusos la firma de un documento en el que se comprometen a no mantener actividades “terroristas”, al tiempo que responsabilizan a las autoridades palestinas de su control y vigilancia. “¿Esto significa que la Intifada se ha acabado?”, se preguntaba en aquellos momentos de euforia en medio de la Mukata uno de los recién liberados, Zidan Sichweil, 28 años que ha pasado 16 meses en el campo de detención del Neguev, acusado oficialmente de “actividades a favor de la revuelta”. Sin dudarlo un solo instante se ha respondido a sí mismo de forma categórica, asegurando “la Intifada debe continuar”.
El contrapunto de la jornada de alegría estuvo ayer en el Parlamento de Ramalá, donde un grupo formado por una veintena de diputados, en su mayoría de Al Fatah, rechazó el gobierno que el primer ministro Ahmed Qureia había presentado ante la cámara. La rebelión de los diputados a duras penas lograba esconder las rencillas y rivalidades que enfrentan a la “joven guardia” con los “históricos o tunecinos” de Al Fatah.
Los diputados críticos aseguran que el gabinete presentado ayer a la cámara, compuesto por 24 ministros, no es más que una reedición del que Ahmed Qureia formó en el verano del 2003, aunque reconocen que aporta ocho nuevos nombres y ha permutado algunos cargos. Entre las novedades más sobresalientes se encuentran la del general Nasser Yousef como ministro del Interior; Naaser al Qidwa, sobrino de Arafat, como responsable de Exteriores y la de Mohamed Dahlan como encargado de una cartera denominada de la Presidencia, pero con amplias atribuciones, que amenazan convertirlo en el nuevo hombre fuerte de la Administración palestina.
Los gritos y amenazas de buena parte de los diputados de Al Fatah a dar luz verde al gobierno presentado por Qureia crisparon los ánimos de la cámara, obligando a su presidente a suspender los debates y emplazar a los parlamentarios a una nueva sesión que se reanudará hoy. El debate continuaba anoche en los órganos supremos de Al Fatah, mientras en los pasillos cientos de militantes amenazaban con salir a la calle para defender los deseos de renovación y reforma, pero en el fondo para salvaguardar a los dirigentes de su clan.
En medio de la polémica Mohamed Dahlan, el caudillo militar de Gaza, dolido y avergonzado por la falta de acuerdo, arrojaba en un gesto teatral los papeles por el suelo y anunciaba en voz alta que no quería formar parte del nuevo gabinete. Al asegurar que se volvía a casa era consciente de que su gesto agravaba la crisis y hacía tambalear al primer ministro Qureia.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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