EL MUNDO
› DURA RESOLUCION DE LA AIEA CONTRA EL PROGRAMA NUCLEAR IRANI
Energía atómica a la medida de Bush
La Agencia Internacional de Energía Atómica solicitó a Irán que suspendiera su programa nuclear. Teherán rechazó el pedido.
“El mundo está de acuerdo en que los iraníes no deberían tener los medios para desarrollar armas nucleares”, se congratuló el presidente George Bush, que desde hacía tiempo esperaba una fuerte resolución del Consejo de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) contra la política nuclear iraní. La otra reacción fue la de Teherán, que rechazó el pedido por considerarlo políticamente motivado. El portavoz del Ministerio del Exterior iraní, Hamid Reza Asefi, calificó las declaraciones europeas sobre el caso nuclear iraní como “osadas y no diplomáticas”, además de entenderlas como “una intromisión inaceptable en los asuntos internos de Irán”.
La resolución pide que Irán suspenda su programa nuclear. Uno de los enviados de Teherán a la AIEA, Mohammad Mehdi Akhundzadeh, defendió la posición de su país y afirmó que las actividades están en plena conformidad con todas las disposiciones internacionales y destacó que, incluso, la planta de Isfahán se volvió a abrir bajo la supervisión directa de la AIEA y es observada minuto a minuto por las cámaras de vigilancia que ha instalado el organismo de la ONU. Akhundzadeh advirtió además que esta resolución no ayudará al futuro desarrollo de las conversaciones nucleares entre Irán y los países europeos. Asimismo, Asefi ha reiterado que su país tiene “derecho” a reiniciar las actividades nucleares en Isfahán. Frente a esta reivindicación, se volvió a escuchar la ya conocida acusación de Washington. “Irán trastroca y abusa del derecho a usar tecnología nuclear para fines pacíficos”, fustigó ayer Greg Schulte, representante permanente de Estados Unidos ante la AIEA.
La AIEA pide, puntualmente, que se regrese a los términos del acuerdo firmado en París en noviembre de 2004 con Francia, Gran Bretaña y Alemania –conocidos como E3–, en los que Teherán decidió “voluntariamente” suspender el proceso de enriquecimiento de uranio mientras duraran las conversaciones. Este trío, que negocia en nombre de la Unión Europea, alcanzó el consenso para declarar su “seria preocupación” un día después de que la central de Isfahán reanudara su plena actividad y días después de que el gobierno de Teherán rechazara las propuestas de la UE de cooperación financiera y tecnológica a cambio de que el país asiático no reanude el procesamiento de combustible nuclear.
Fuentes del régimen iraní se adelantaron a los pronósticos y pidieron a Europa que “aprendiera del pasado” y no dejara que la historia de Irak se repitiera en la actual controversia nuclear que mantienen con Teherán. El vicedirector del organismo iraní de energía atómica, Mohammad Saaidi, también declaró que no aceptarán la resolución, ya que va en contra de los postulados del Tratado sobre No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). Según este tratado, cada país tiene derecho a energía nuclear con fines pacíficos y, para ello, puede enriquecer uranio, aunque sólo bajo supervisión. Por ello, en los Acuerdos de París se habla de medidas generadoras de confianza “voluntarias” y no de una “obligación legal”, tal como se vuelve a reconocer en la resolución de ayer. Según Saaidi, con esta nueva resolución ya no ve justificación alguna para continuar comprometiéndose con estos acuerdos.
Lo cierto es que la central iraní en cuestión no enriquece uranio, pero sí permite el triturado y purificado de este mineral, que es un paso previo al enriquecimiento. Mediante este segundo proceso, se fabrica combustible para alimentar a los reactores nucleares, que también puede ser utilizado para fabricar bombas atómicas. Los 35 países miembros del Consejo instaron al director general del OIEA, Mohammed El Baradei, a presentar un “amplio informe” sobre la postura de Irán antes del 3 de septiembre.