EL MUNDO › SCHROEDER BUSCA SUBIR EN LOS SONDEOS EN ALEMANIA
La izquierda como estrategia
Por Ciro Krauthausen *
Desde Berlín
Varios analistas y políticos alemanes consideraron ayer que la intervención del jefe de gobierno alemán, Gerhard Schroeder, en un congreso electoral de su Partido Socialdemócrata (SPD) en Berlín puede marcar un giro en la campaña hacia los comicios generales de septiembre, que el gobierno teme perder frente a los conservadores de Edmund Stoiber. Schroeder cargó fuertemente las tintas en temas como la justicia social, la importancia del Estado como complemento del libre mercado y los riesgos de una globalización desenfrenada. Las fuentes del SPD señalaron, además, que Schroeder tomó una postura franca respecto de la debacle de la izquierda en el continente: como no tiene sentido enfrentarse a los conservadores con posiciones centristas (tal el intento del francés Lionel Jospin), lo que se necesita es la movilización de la izquierda.
Ante más de 500 delegados reunidos anteayer en un congreso electoral en Berlín, Schroeder acertó en la puesta en escena –desde un inicio, se quitó la chaqueta, en señal de que ha llegado el momento de arremangarse la camisa– y usó una agresiva oratoria para descalificar como “reaccionarias” las ideas de los conservadores y liberales. Por primera vez en meses de precampaña electoral, entre los socialdemócratas alemanes cundió algo así como entusiasmo e ilusión. Schroeder pronunció un discurso con un claro hilo conductor: la defensa de los logros de su gobierno y de los tradicionales valores socialdemócratas. Además hizo varios altos para lanzar ácidas críticas en contra de la oposición, que supera en cinco puntos a los socialdemócratas en las encuestas.
Nuevas propuestas, ninguna. Pero, por lo visto, ésta tampoco fue la intención de quien, además de jefe de gobierno, es también presidente del SPD. Schroeder, más bien, quiso arengar y suministrar argumentos contundentes a los delegados, aquellos mismos que deberán llevar la campaña electoral a la calle. En una muestra de la importancia que ha adquirido Schroeder para su partido, el congreso apenas duró cinco horas y consistió en poco más que la arenga del canciller y la aprobación de un programa de gobierno ya presentado con anterioridad.
“Con nosotros no habrá un desmantelamiento de los principales derechos de los trabajadores”, dijo. “Aquellos que sostienen que todos los problemas se resuelven si se privatiza todo aquello que pertenece a la esfera pública, no son modernos. Más bien quieren regresar a un reaccionario Estado estamental.” Los conservadores han prometido reducir a medio plazo la participación del sector público en la economía del 48 al 40 por ciento, lo que, según los socialdemócratas, supondría recortes en el presupuesto estatal de 170 mil millones de euros.
“Lo que ha hecho Schroeder es espolear a su propio partido y al electorado tradicional”, explicó ayer Matthias Platzeck, miembro de la ejecutiva del SPD. “Para ganar a los muchos votantes que aún están indecisos, no hace falta un gran proyecto, pero sí la sensación de que se avanzará hacia alguna parte y de que habrá un nuevo impulso reformador”, había sostenido también Manfred Güllner, presidente del instituto de sondeos Forsa.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.