EL MUNDO › COMO LA ORGANIZACION TERRORISTA TRASLADO SUS BASES AL CYBER ESPACIO
El fundamentalismo islámico aprovecha tecnología de la red para hacerse invisible mientras su mensaje se multiplica. Cómo opera la cyberjihad. Cuáles son sus sitios preferidos. El “marketing viral” que desvela a los expertos. Por qué se producen videos de decapitaciones que no pueden ser detectados ni censurados.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Si la organización Al Qaida fue el primer grupo terrorista en utilizar un instrumento “común” –el avión– para golpear el corazón de los Estados Unidos, también se ha convertido en la primera guerrilla mundial que transfirió sus bases desde un espacio territorial, Afganistán, a un espacio virtual, Internet. Planetaria, prácticamente invisible si se saben utilizar sus recursos, Internet ofrece un ámbito único para fomentar complots, reclutar combatientes, proporcionar entrenamiento militar y preparar atentados. La guerra no se elabora en un cuartel general instalado en los campos de batalla sino en algún lugar “deslocalizado” del planeta, lugar tan cambiante como invisible. La “ciberjihad”, la guerra santa en Internet, es una realidad que pocos métodos pueden controlar.
Al supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre, Jaled Seij Mohamed, se le atribuye la invención de un esquema simple pero de una eficacia proporcional a su nivel de seguridad. Si los miembros de una red quieren comunicarse pueden hacerlo con toda tranquilidad utilizando el método del “buzón inerte” ideado por Seij Mohamed. Para que el “buzón inerte” sea operativo basta con crear cualquier dirección de correo electrónico y comunicar a los miembros del grupo la palabra clave que abre el acceso. Los mensajes, en vez de ser enviados, se depositan en alguna carpeta interna del sistema de correo. Una vez allí, los integrantes de la red pueden leerlos sin que el mensaje haya transitado por la red. Es, por consiguiente, indetectable por los servicios de seguridad.
“Los sistemas gubernamentales de detección de las comunicaciones sólo funcionan si el mensaje es transmitido. En el sistema pensado por Jaled Seij Mohamed la transmisión no existe”, comenta Rohan Gunaratna, uno de los más grandes especialistas mundiales de Al Qaida. La ocupación de portales ajenos es otra de las estratagemas de que se sirven los grupos terroristas. Como el “buzón inerte”, su metodología permite operar desde un lugar invisible. Los intrusos se instalan como en casa y, desde allí, camuflados, se comunican entre sí. Los operadores del portal www.ansar.jehad.com, creado por el hoy difunto jefe de Al Qaida en Irak, Abu Mussab al Zarqawi, se burlan de la CIA con toda comodidad. En julio de 2004, un ciberjihadista de Al Zarqawi, conocido bajo el seudónimo de “irhab007” distribuyó secuencias de atentados a partir de un servidor del Departamento de Estado de Arkansas. El saudita Yusuf Ayiri, creador del portal alnada.com, pudo reclutar candidatos, difundir propaganda e instigar a la guerra santa durante varios años.
Según Stèphane Gendrel, especialista francés en nueva tecnologías, la seguridad es un mito: “De los millones de servidores que funcionan en el mundo apenas el 5 o el 10 por ciento resisten medianamente a las efracciones”. Los llamados “gendarmes virtuales” pueden encontrar un portal islamista, pero de ninguna manera impedir que, una vez descubierto, se mude a otro lado. El método del clonaje es uno de los más eficaces para difundir las secuencias de videos de los atentados, las decapitaciones y las amenazas. En este sentido, desde la caída del régimen de Saddam Hussein, la red mundial ha sido más eficaz que los medios de comunicación tradicionales para difundir esas imágenes. El Corán y la informática se han convertido en instrumentos aliados.
Jerrold Post, ex asesor de la CIA, contó que un día encontró el siguiente mensaje en un portal de Al Qaida: “Pedimos expresamente a los musulmanes profesionales en Internet que difundan las informaciones sobre la Jihad. De lo contrario tendrán que rendir cuentas a Alá el día del juicio final”.Gran precursor de la utilización de Internet, Al Zarqawi decía: “Las batallas ganadas en el terreno no sirven de nada si no están amplificadas a través de Internet”.
Al Zarqawi inventó en Irak la muerte en tiempo real gracias a un difusor casi invisible. Las imágenes de los atentados, los ataques contra las fuerzas que ocupaban Irak así como los asesinatos a sangre fría de los rehenes no tenían que esperar que un editor las validara o las censurara. Zarqawi y sus hombres fueron los cameraman, los productores, los que hicieron el montaje y quienes las difundieron. Un tramo tímido y casi velado a través del canal árabe Al Jazeera y luego la secuencia completa en Internet. Los especialistas llaman a la técnica empleada por Zarqawi el “marketing viral”. Se trata de enviar las secuencias del horror a todos los portales que promueven el islamismo radical acompañadas de las instrucciones necesarias para multiplicar por cien mil su difusión. Al método “viral” se le agrega la propia curiosidad de los “espectadores”. Solos en sus casas, ante sus pantallas, en pocos segundos pueden encontrar las imágenes buscadas gracias a los motores de búsqueda.
Abraham Cooper, miembro del centro Simon Wiesenthal y encargado de supervisar un grupo de vigilancia de Internet, no se hace muchas ilusiones. “La web es un campo de batalla crucial. Internet cambió la configuración del planeta. Cualquier acontecimiento local puede tener un impacto mundial.” Gilles Kepel, uno de los mejores especialistas del Islam, señala que “para un predicador islamista es mejor conocer Internet que estudiar el Corán durante medio siglo. En los medios del islamismo radical el surgimiento y el desarrollo de Internet trastornaron el panorama. Internet es hoy el medio absoluto de comunicación. En el mundo musulmán el poder es detentar el acceso a Internet”. La importancia estratégica que tiene Internet puede medirse con la creación del FMIM, Frente Mediático Islámico Mundial. El FMIM fue lanzado en septiembre del año pasado, cuatro años después de los atentados del 11 de septiembre.
El primer comunicado del FMIM, firmado por “Salaheddine II”, el autoproclamado “emir” del FMIM, invita a capacitarse para formar “Sarayas (brigadas) del Jihad mediático afín de romper el poder sionista en los medios de comunicación y aterrorizar a los enemigos”. El texto explica luego que el FMIM es “una nueva Al Qaida de información islámica sobre Internet. Nuestro objetivo consiste en denunciar al enemigo sionista...No tenemos límites geográficos. Todos los especialistas en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están invitados a unirse a nosotros”.
Desde su aparición, el FMIM difundió miles de documentos y películas sobre las operaciones llevadas a cabo por los jihadistas en Irak, Arabia Saudita y Afganistán. “Bajo la presión de la guerra contra el terrorismo, Al Qaida no cuenta más con un espacio libre para reunirse, entrenarse y organizarse. Pero ha sido capaz de crear un nuevo cuartel general en Internet por medio del cual transmite su palabra y refuerza las convicciones de sus miembros o simpatizantes”, admiten los servicios de inteligencia occidentales. Internet trastornó el esquema de la guerra. Cada organización terrorista está dotada hoy de un “vicepresidente” encargado de la comunicación. Los guerreros modernos llevan un fusil Kalachnikov en un hombro y una cámara en el otro. Sus madrigueras cuentan con una pantalla y un teclado. El arma es virtual, pero no por eso menos mortífera.
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